La Junta de Castilla y León está promoviendo carreras de drones sobre castros vetones prerromanos con el objetivo de “difundir el patrimonio cultural” a través de metodologías “no tradicionales y acciones que pueden resultar atractivas para la juventud”.
A pesar de estas explicaciones, las redes sociales de la Consejería de Cultura –dirigida por Vox, que gobierna en coalición con el PP– no han promocionado ninguna de las carreras organizadas a través del Proyecto Transfronterizo TERPAT, que prevé acciones para el conocimiento, protección, conservación y gestión del patrimonio cultural y natural como soporte de la base económica de la región transfronteriza de España y Portugal.
Después del castro de Yecla de Yeltes (Salamanca), este domingo se celebrará la segunda Dron Race en el Castro de Mesa de Miranda, en Chamartín (Ávila), que el año pasado fue declarado Bien de Interés Cultural después de que la documentación estuviera en los cajones durante más de treinta años. La Mesa de Miranda fue un castro de la segunda Edad del Hierro cuyo origen ronda el año 500 a.C. permaneciendo habitado hasta los siglos II-I a.C. Se trata de un castro que consta del espacio urbano, dividido en tres recintos y una necrópolis.
El castro está en una Red Natura 2000
Ecologistas en Acción advierte a la Junta de Castilla y León que esta carrera de drones se celebra en la Red Natura 2000 ZEC y cerca de una zona de protección de aves ZEPA. “Está cerca de una zona de campeo de águila imperial y águila real”, lamenta desde la asociación Nuria Blázquez. La Junta de Castilla y León –en un documento remitido por la Delegación Territorial de Ávila– calcula que el castro está “a veinte kilómetros” del área de recuperación del águila imperial.
Desde la empresa adjudicataria aseguran que el vuelo de los drones será “a muy baja altitud”. Además, el Ministerio de Interior está informado del evento, según ha podido confirmar este periódico. El alcalde de Chamartín, Ángel Jiménez (Por Ávila), destaca que esta es una forma “diferente” de dar a conocer la cultura. “No sé cómo puede perjudicar al medio ambiente”, se pregunta el regidor.
El responsable de Especies Amenazadas de SEO/Birdlife y doctor en Biología, Nicolás López, asegura que el castro está en una zona “sensible y delicada” para el vuelo de aves planeadoras y rapaces de gran envergadura. López destaca la importancia de “no molestar” al águila imperial que campea cerca de ahí. “Es una rapaz muy territorial y hay varios estudios que se están publicando sobre el grave problema que suponen las interacciones entre los drones y las rapaces territoriales. Con especies territoriales no tiene por qué haber conflictos... Pero el águila imperial, si es molestada como puede ser en este caso, puede llegar a abandonar el territorio”, advierte López.
El responsable de SEO/Birdlife recuerda que el castro está en la Red Natura 2000 y está “terriblemente cerca” de una zona de protección de aves. “Necesitan un informe previo de afecciones ambientales que desconocemos si se ha enviado a la Consejería o no”, explica. La empresa defiende que la normativa con respecto al vuelo de drones es “bastante estricta”.
Contratos menores integrados en el programa Territorio y Patrimonio
Las carreras de drones, en las que participan ocho pilotos, están integradas en un contrato menor de 17.787 euros. A la oferta se presentaron otras dos empresas, pero se adjudicó a la leonesa Invicsa Airtech, que ha recibido en total cinco contratos menores por valor de 70.000 euros —aproximadamente— enmarcados en este proyecto Territorio y Patrimonio (TERPAT): producción de contenido interactivo sobre conjuntos históricos, diseño de targets e impresión 3D e inclusión de tecnología de Realidad Aumentada para visitar Siega Verde, además de las dos carreras de drones.
El TERPAT tiene entre sus objetivos la conservación, investigación, documentación y elaboración de rutas de los poblados prerromanos. Este programa europeo también prevé la aplicación de nuevas tecnologías para elaboración de Sistemas de Información Geográfica y georreferenciación y la promoción de los conjuntos arqueológicos y enclaves, además de la organización de reuniones científicas.
Además, los ecologistas advierten de que en el castro hay una encina singular, con un tronco de 4,18 metros, pero tanto la Junta como la empresa organizadora aseguran que el plan de vuelo “se aleja” de la encina.
La Consejería de Cultura, que no ha atendido a las preguntas de este medio, defiende que este evento “favorecerá su conocimiento y la difusión de sus valores” y permitirá realizar una actividad “lúdica diferente de lo habitual y con un público a quien posiblemente otras formas de difusión tradicionales les pueden resultar menos atractivas”.