El centro de Valladolid está repleto de transeúntes que, abrigados para resistir el rigor del invierno, aprovechan los primeros días de la Navidad para comprar regalos. En la Plaza Mayor, el Ayuntamiento ha colocado un árbol gigante, “más grande que el de Madrid”, como explica una madre a su hijo; un nacimiento, un mercado tradicional de dulces y figuritas, y un tren eléctrico, a escala infantil, que rodea la plaza. La estampa no puede ser más típica. Suena un villancico de Raphael, huele a almendras garrapiñadas y a chocolate, y las luces y guirnaldas luminosas se reflejan en los escaparates.
En una de las tiendas, situada en los soportales de la plaza, la Navidad de 2019 será un poco menos feliz. El gerente ha anunciado a las dos trabajadoras que cuando acabe la campaña echarán el cierre. “Es una cuestión de ahorro”, explica la dependienta con cara de circunstancia. Aunque en concreto su establecimiento no va mal, señala, “las ventas en otras tiendas están cayendo”. La venta online y las franquicias están lastrando el comercio tradicional en Castilla y León. Según datos de Avadeco, la Asociación de Comerciantes de Valladolid, el número de locales comerciales sin uso en la capital del Pisuerga alcanzaba el 20%.
Experiencias como las del black friday, apuntan varios comerciantes vallisoletanos, apenas les ha servido para aumentar las ventas. “La gente compra por internet, mi hija por ejemplo no quiere ni probarse la ropa”, asegura la dependencia. El comercio languidece en la España Vaciada. Según un estudio de la patronal de autónomos ATA, en Castilla y León el número de comerciantes se ha reducido en un 8% en cinco años. La comunidad es la quinta en la que más ha descendido, por detrás de Asturias, Galicia, Cantabria y Aragón. Por provincias, la más afectada son Burgos y Palencia, con un descenso del 10,2% y el 11,1% respectivamente.
Luis Fernández Tejerina, presidente de la asociación de comerciantes de Palencia, explica la situación en la capital. “Es tristísimo. No se mueve el comercio, la gente compra más por internet y en general somos un poco agarraos”, asegura por teléfono. A la hora de comprar en Navidad, por la cercanía con otros ciudades como Madrid, la gente prefiere desplazarse a la capital para hacer la compra. “La gente tiene que entender que comprando por internet o yéndose fuera el comercio no puede resistir”, asegura.
Desde los Ayuntamientos se intenta echar una mano, sobre todo en estas vacaciones, para potenciar el comercio local. Los consistorios de las capitales de provincia Castilla y León tratan de invertir más en luces navideñas una medida que cuando se convierte en competición puede parecer absurda, pero que los comerciantes reciben con alborozo. “Si hay buena decoración navideña la gente pasea más, sale y compra. Es como cuando las calles son peatonales”, explica Fernández Tejerina.
En la ciudad de Soria, en cuya provincia el número de comercios ha disminuído en un 7% en cinco años (101 menos que en 2015), el Ayuntamiento ha destinado más de 450.000 euros en ayudas directas al comercio. De esta cifra, 100.000 euros han sido destinados directamente a abrir comercios en el centro histórico. El Ayuntamiento también ha abierto unos cines municipales, “con la intención de dinamizar poco a poco el casco histórico”, explican desde el consistorio.
Según explica el presidente de ATA, Lorenzo Amor, el comercio es el sector que más ha acusado el proceso de despoblación. “Cuando en un pueblo se cierra el pequeño negocio el pueblo muere, y cuando no se dan oportunidades reales de emprendimiento y relevo generacional en esos mismos pueblos, los jóvenes se marchan y los comercios pierden toda posibilidad de clientes. Donde se cierra un comercio se pierde la vida del pueblo”, asegura.
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En Castilla y León existen un total de 733 municipios sin tiendas de ningún tipo. Según el 'Diagnóstico del abastecimiento comercial de producto cotidiano en el medio rural', elaborado por la Junta de Castilla y León, además, existen 228 localidades donde los vecinos solo tienen un establecimiento al que acudir a comprar. Es el caso de las Expenduría número 1 de Mota del Marqués (Valladolid). Aunque hay bares es el único establecimiento del municipio y hace las veces de tienda de comestibles y kiosco de prensa.
Carmen Gallego (63 años) es la dueña y gestora del Estanco. “Nos llaman estanco o kiosko, según prefieran”, explica por teléfono. Lleva 43 años al frente del negocio que heredó de su madre, cuando la despoblación no era un problema y el envejecimiento parecía imposible. “Antes podía haber perfectamente cinco tiendas, ahora eso ha desaparecido”, cuenta con pesadumbre. Gallego se queja de la falta de inversiones, de todas las administraciones. “Aquí no hacen nada, les da igual lo que nos pase”, relata. Su ilusión sería que su hija se hiciera con el local, pero ella vive en Valladolid y parece imposible. “Ella ha hecho su vida fuera. Los que nos quedamos aquí tuvimos que hacer lo que fuera por mantenerla”, remata.