La búsqueda de represaliados en Villadangos del Páramo ha finalizado este lunes con la exhumación de restos de 10 personas, del total de 71 que constan enterrados en fosas en el cementerio de la localidad, 85 en todo el municipio. La excavación y recuperación de los restos, a cargo de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), entra ahora en la fase de investigación para determinar sus identidades y proceder a la entrega a sus familiares, si éstos pueden ser localizados.
Para las 25 familias que buscaban los restos de un antepasado fusilados en 1936 en el monte de la localidad esta excavación ha supuesto una reparación, lograda tras muchos años de búsqueda infructuosa y un muro vecinal hasta hace poco infranqueable. “Teníamos razón, nos decían que lo dejáramos y teníamos razón. Estaban aquí y siguen estando”, señala Olga Rodríguez, periodista y bisnieta de uno de los desaparecidos, que destaca la importancia de haber abierto las fosas como parte del proceso de sanación del dolor acumulado, “el proceso de reparación es innegable, es terapéutico y en una democracia no debería ser tan difícil poder hacerlo”. Durante estos días otras tres familias se han unido a la búsqueda, gracias a la información publicada sobre las víctimas.
Tras sondear tres zonas distintas del cementerio los cuerpos han aparecido al final del pasillo central, en medio de zonas donde se ubican panteones a ambos lados, lo que hace inviable seguir excavando para buscar más restos. Algunos panteones de la última ampliación se construyeron encima de la fosa común y la autorización actual y el compromiso era no tocarlos, lo que deja a desaparecidos sin poder ser exhumados. “Podríamos haberlos recuperado a todos si se hubieran respetado las fosas, a ellos y a sus familias”, explica Rodríguez para lamentar que es esas reformas llevadas a cabo no se les consultara pese al conocimiento documental que había sobre la existencia de los enterramientos.
La excavación realizada por el equipo de la ARMH ha recuperado los cuerpos y objetos que evidencian el trágico final que tuvieron, como un trozo de proyectil, además de otros personales como gemelos o una medalla. Un equipo de Amnistía Internacional ha estado estos días en Villadangos documentando el proceso de recuperación y la reparación hacia las víctimas, con emotivos homenajes en la localidad y León ciudad el sábado pasado.
El desagravio hacía las víctimas ha sido lo más emotivo de todos estos días. Primero cuando el sonido de una radial y un martillo neumático iniciaban el pasado jueves la excavación, rompiendo un muro de hormigón que durante décadas había sido inexpugnable. Y luego contando las historias de los fallecidos identificados, primero en Villadangos y luego en León arropando a las familias ciudadanos anónimos y el mundo de la cultura para mostrar que solo hay un camino para la verdad, localizar a todos los fusilados y darles una sepultura digna.
Tras cuatro días se ha cerrado una búsqueda que ha unido como una sola familia a medio centenar de personas, conscientes de que sus abuelos, tíos o hermanos murieron asesinados en Villadangos del Páramo sin que su familia haya podido decidir dónde reposan sus restos. Historias de personas con actas de nacimiento pero sin justicia en su final. “Una de las características de este proceso es que ha tenido detrás a muchas familias perseverando, coordinándose e implicándose”, explica Rodríguez, que se muestra satisfecha de lo realizado estos días, “hemos hecho todo lo que hemos podido”.
Y es que el camino ha sido de décadas, durante las cuales muchas familias se acercaban a Villadangos para dejar flores y recordar a sus seres queridos asesinados. Ya en los años 50 acudía, por ejemplo, la viuda del cartero Federico Sacristán, hasta que un cambio en el cementerio y la incertidumbre de no saber dónde estaba le hizo dejar de ir. Desde los años 70 eran otras las familias que llevaban flores al cementerio, algunas todos los años sin falta. El muro de silencio de parte de la localidad hizo desistir a otros, pero ahora unidos han logrado abrir las fosas pese al intento de algunos por boicotearlo en un concejo vecinal. Pero, también, algunos vecinos de Villadangos han acudido estos días al cementerio a mostrar su apoyo y proporcionar todos los datos posibles, que agradecen desde las familias de los represaliados.
Esas mismas familias y la ARMH van a pedir que en el cementerio de la localidad haya una placa que explique la ubicación de la fosa, una de las mayores de la provincia pese a no aparecer en el mapa oficial de fosas del Gobierno. 10 cuerpos podrán ser identificados y enterrados de acuerdo a los deseos de sus familias. Pero nadie va a olvidar que 61 siguen en ese cementerio sin justicia 86 años después de su asesinato. Y por eso todos los años habrá un acto de recuerdo, para que la memoria perdure pase el tiempo que pase.