La Junta de Castilla y León apoya una misa de 250 personas en la Catedral de Burgos mientras veta las terrazas de los bares por la “gravedad extrema” epidemiológica
La Junta de Castilla y León no permite que los bares de Burgos capital reabran sus terrazas, ni ir a cine, ni a bibliotecas o museos, pero sí que este sábado el Arzobispo de Burgos, Mario Iceta Gavicagogeascoa, tome posesión de su cargo con una eucaristía en la Catedral a la que asistirán 250 personas. La celebración se produce cuando han pasado dos meses desde su nombramiento por el Papa Francisco. No podía retrasarse más o quedaría sin efecto. Lejos de abordar el acto con el mínimo imprescindible de personas, Iceta estará rodeado de autoridades eclesiásticas y civiles, periodistas e incluso cámaras de la televisión autonómica que transmitirá en directo la Eucaristía.
La inusual celebración en tiempos de pandemia viene precedida de un acuerdo de la Junta de Castilla y León que destaca por su poca claridad a la hora de abordar la cuestión, de hecho, no la toca porque no menciona qué ocurre en los lugares de culto, sino que remite a acuerdos anteriores. El Gobierno autonómico no dice claramente que se pueda llevar a cabo semejante acto, “pero tampoco que no se pueda”, tal y como matizan desde el Arzobispado de Burgos.
“Actualmente, la situación del municipio de Burgos sigue siendo de gravedad extrema, como consta en el informe de la Consejería de Sanidad de fecha 3 diciembre de 2020, lo que obliga a mantener todas las medidas sanitarias de carácter excepcional en este municipio”, dice el acuerdo que firman el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, y el consejero de Economía y Hacienda, Carlos Fernández Carriedo, y que se ha publicado en el Bocyl de este viernes. En la resolución, se citan las medidas excepcionales adoptadas mediante el Acuerdo 78/2020, de 3 de noviembre, el Acuerdo 80/2020 de 12 de noviembre y el Acuerdo 83/2020, de 17 de noviembre, todos ellos de la Junta de Castilla y León, en el municipio de Burgos.
Es en el Acuerdo 83/2020 donde se establece que “en el municipio de Burgos las reuniones, celebraciones y encuentros religiosos podrán desarrollarse en todo tipo de instalaciones, públicas o privadas, ya sea en espacios al aire libre o espacios interiores, siempre que, respetándose las medidas generales de prevención, no se supere un tercio de su aforo ni un máximo de quince personas, sin perjuicio de su modificación posterior en función de la situación sanitaria, epidemiológica y de salud pública”. Parece claro, que es imposible una misa con 250 personas.
Pero en un complicado giro, el acuerdo de este viernes que dice que se mantienen “todas las medidas excepcionales”, pasa a citar después sólo aquellas que tienen un componente claramente económico, y que afectan a la suspensión de la actividad de bares, restaurantes, centros comerciales, casas de apuestas, bibliotecas, museos, archivos, salas cine y teatros entre otros. Burgos es desde hace un par de semanas la capital con mayor incidencia de COVID-19, con más de mil positivos por cada 100.000 habitantes.
En el dossier de prensa facilitado por el Arzobispado de Burgos se informa de la asistencia de 250 personas al acto de la catedral. Una concentración que contradice la recomendación de las autoridades sanitarias, entre ellas, la propia consejera de Sanidad, Verónica Casado, que insiste en que no hay que acudir a lugares donde haya mucha gente si no es estrictamente necesario.
Monseñores y obispos del País Vasco, Andalucía y Navarra
Pero, además de las recomendaciones más básicas desde que empezó la pandemia, el Arzobispado contraviene el cierre perimetral de la Comunidad, ya que ha invitado a obispos y monseñores de media España, especialmente del País Vasco, una comunidad que también está cerrada. Hasta el momento, entre las autoridades eclesiásticas que han confirmado su asistencia están el propio electo, Mario Iceta, que viene desde Bilbao acompañado por su madre y su tía, el nuncio de la Santa Sede en España, residente en Madrid, Bernardito Auza, el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, el arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, Francisco Pérez, el obispo auxiliar de Pamplona y Tudela, Juan Antonio Aznárez, el obispo auxiliar de Bilbao, Joseba Segura, el obispo emérito de Jaén, Ramón del Hoyo, el arzobispo de Zaragoza, Carlos Escribano, el obispo emérito de Tarija (Bolivia), Javier del Río, el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, el obispo de Santander, Manuel Sánchez, y el obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde, entre otros.
También han confirmado sus asistencia autoridades civiles y militares, la mayoría de Burgos. Acudirá el consejero de la Presidencia, Ángel Ibáñez, el alcalde de Burgos, Daniel de la Rosa o el diputado nacional, Agustín Zamarrón. “A la celebración podría asistir el 50% del aforo del templo”, explica el Arzobispado, “sin embargo sólo acudirán unas 250 personas incluidos los miembros del coro y periodistas”. Desde la Consejería de Sanidad, apuntan al acuerdo 76/2020 del pasado 3 de noviembre en el que la Junta establece que las ceremonias religiosas o civiles en un nivel de alerta 4, como es el caso de Burgos, cuando no sea posible el aplazamiento, “el aforo quedará limitado a un tercio, con un máximo de 20 personas, sin perjuicio de que en este nivel se puedan adoptar medidas sanitarias preventivas excepcionales, entre las que podrá acordarse la suspensión de la celebración de las ceremonias”. Pero es que el posterior, el 83/20, limitó aún más los asistentes, fijando un máximo de 15.
La concentración de más de dos centenares de personas en la Seo y la asistencia de obispos y arzobispos de otras Comunidades a pesar del cierre perimetral no son las únicas medidas que ignora el Arzobispado. La misa contará con coros y una “actuación musical”, aunque los cantos en celebraciones de todo tipo son poco recomendables por la dispersión de aerosoles. Curiosamente, el monseñor electo, Mario Iceta, es doctor en Cirugía y Medicina por la Universidad de Navarra.
Este diario intentó conseguir una explicación de la Junta de Castilla y León, pero no obtuvo respuesta.
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