La llamada de auxilio de los médicos de Primaria de Castilla y León: saturados, sin calidad asistencial y sin medios para atender a los pacientes

Laura Cornejo

3 de septiembre de 2020 08:49 h

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Mientras en los hospitales de Castilla y León estudian cada día las cifras de casos de COVID-19 con la esperanza de no vivir un nuevo mes de marzo, los médicos de Atención Primaria empiezan a acusar la acumulación de tareas que sufren desde entonces. Con las consultas de especialidades cerradas, han sido estos profesionales lo que han tenido que ocuparse de pacientes crónicos además de los casos COVID-19 en seguimiento telefónico y domiciliario. Pero ya no están dispuestos a soportar más peso y así se está advirtiendo a la Gerencia de Salud y a los hospitales, todo ello mientras la consejera de Sanidad, Verónica Casado, reconoce que la bolsa de trabajo de personal sanitario empieza a agotarse.

En el Centro de Salud de Barrio España, en Valladolid, los facultativos se sienten “impotentes, desbordados y saturados”. Así lo hacen constar en una carta, a la que ha tenido acceso elDiario.es, dirigida a la Gerencia de Salud de la Junta de Castilla y León.

En el escrito, fechado el 28 de agosto, los médicos exponen la “lamentable” situación que viven en sus consultas desde que empezó el periodo estival y que es “fruto de la sobrecarga” y de la “patente falta de recursos humanos”, ya que la mayor parte de los profesionales que están de vacaciones no han sido sustituidos.

La misiva es una llamada de auxilio, ya que explican que la situación “se va agravando cada día por el aumento exponencial de casos y contactos de pacientes con coronavirus”, lo que pone “en serio peligro” la atención de los pacientes. En ese sentido, precisan que no pueden ofrecerles “la más mínima calidad asistencial”. Además ellos también sufren las consecuencias que afectan a su salud física y psíquica por verse “impotentes, desbordados y saturados”.

“Abandono” de la Gerencia con la que “es imposible contactar”

Pero, no sólo se refieren a las circunstancias derivadas de la pandemia, también señalan la “sensación de abandono por parte de la Gerencia,  con la que, a pesar de reiterados intentos” les ha sido imposible contactar. No han recibido, por tanto “instrucciones de actuación o posibles soluciones” para paliar lo que denominan “desastre”.

Desde hace 10 días, tres médicos soportan toda la carga asistencial médica de los pacientes mayores de 14 años asignados  al centro, lo que incluye visitas en domicilios, urgencias, consultas no presenciales, consultas presenciales programadas, pacientes respiratorios, y estudio de contactos y seguimientos de pacientes con coronavirus. En sus agendas aparecen cada día más de 40 pacientes, aunque lo habitual es superar los 45 e incluso llegar hasta los 58. Así, se han visto obligados a prolongar su jornada laboral y a trabajar “en situaciones límite con una carga de estrés inasumible y con serias dificultades para hacer pausas a lo largo de la misma, incluso para ir al baño”.

Denuncian además que la única pediatra del centro “se ha visto forzada a acumular durante cuatro semanas y, próximamente otras dos más”, la población pediátrica de otro Centro de Salud, el de Magdalena, “con la sobrecarga y dificultades burocráticas que ello conlleva” además de “jornadas maratonianas” que se prolongan fuera de su horario. Advierten del “grave detrimento” en la calidad de la asistencia ofrecida y “un aumento en la probabilidad de errores diagnósticos”.  

Médicos que tienen desinfectar el mobiliario después de cada consulta

También apuntan, sobre los casos de COVID-19, que el estudio de cada contacto conlleva un mínimo de 15 minutos (investigación del tipo de contacto y confirmación del mismo, síntomas, normas de aislamiento, guías asistenciales, solicitud de PCR, cita en laboratorio para la misma y al día siguiente para resultado de PCR) y el seguimiento de los casos y notificación y guías de los mismos, también. Pero, además, la consulta presencial supone una limpieza exhaustiva de mobiliario e instrumental que realizan los propios médicos y que supone una gran pérdida de tiempo y el alargamiento del tiempo de consulta.

En cuanto a la atención a pacientes respiratorios, esta implica desplazamiento a otra sala, ponerse el EPI, recoger el material desechable y desinfectar el reutilizable, “por lo que la atención a estos pacientes, actualmente en aumento, requiere mucho tiempo”. De este modo, la atención al resto de pacientes con patologías crónicas y demandas asistenciales “se está viendo seriamente afectada con demoras crecientes en las mismas·”. Por ultimo, advierten de la “situación de extenuación”, de la desmoralización y de la imposibilidad de asumirla durante más tiempo, por lo que piden soluciones y decisiones para solventarlas.

Especialistas que se niegan a valorar a los enfermos

Los médicos del Centro de Salud Barrio España no son los únicos que relatan las dificultades que sufren por la pandemia. Un mes antes, el pasado 28 de julio, los del Centro de Salud Covaresa, también remitieron una contundente carta a la Gerencia de Atención Primaria Valladolid Oeste, a la Dirección Médica del Hospital Universitario Río Hortega y a la coordinadora Interniveles del mismo hospital en relación a la “nueva dinámica de interconsultas a especialidades hospitalarias”, o lo que es lo mismo: el papel de puente que hace el médico de Primaria con los especialistas, que han suspendido las consultas desde que empezó la pandemia.

Los facultativos recuerdan que han atendido “de forma ininterrumpida a los pacientes COVID (seguimiento telefónico y valoraciones en domicilio) y con patología ordinaria”· además del seguimiento de las 9 residencias de ancianos que se les asignó, de la realización de test diagnósticos, y la atención atención domiciliaria a crónicos y terminales tanto de forma telefónica como presencial. Pero, además apuntan a otra “nueva gran presión”, la de actuar como “muro de contención” con pacientes que no pudieron ser valorados en citas hospitalarias, “tranquilizándolos, buscando alternativas y soluciones” con las “limitadas medidas” a su alcance.

Pero una vez superado el estado de alarma, se han encontrado con una situación de “mayor sobrecarga asistencial”, porque además de toda la actividad relacionada con la COVID-19, asumen demandas atrasadas de los pacientes que se suman a las nuevas, siguen atendiendo a pacientes crónicos descompensados por el confinamiento. También se encargan de la detección precoz de nuevos casos de COVID y sus contactos. Su seguimiento, apuntan, es una  tarea que se está realizando “exclusivamente desde los Equipos de Atención Primaria”.

Enfermos que “merecen una valoración hospitalaria”

Ahora se enfrentan a otra dinámica que consideran “inaceptable”, y que implica, entre otras cosas, solicitar de nuevo interconsultas ya hechas y todo ello con la negativa de los especialistas hospitalarios a valorar a los enfermos, “que han esperado pacientemente y merecen una valoración hospitalaria”. Además, son los médicos de atención primaria quienes tienen que trasladar a los pacientes las valoraciones que hacen los especialistas de las pruebas a los pacientes, lo que consideran “una falta de respeto y un agravio comparativo”. Citan también la posición de la Comisión de Deontología del Colegio Oficial de Médicos de Barcelona: “Facilitar el uso de la consulta virtual para agilizar el proceso de asesoramiento entre médicos es, sin duda, una buena estrategia. Implantar la derivación virtual obligatoria, para que sea sólo el médico consultado quien decida si ha de visitar al paciente, es minusvalorar la capacidad del médico de atención primaria, socavar su autoridad frente al paciente, fomentar conflictos relacionales y diluir de forma ambigua las responsabilidades”.

En este sentido, subrayan que la nueva obligación de las interconsultas “agrede los principios básicos de la práctica de la medicina y por supuesto el paciente se convierte en un ente invisible sin posibilidad de réplica” y concluyen que no hay “nada más lejos de la humanización de la medicina”.

“Hemos arrimado el hombro en cada requerimiento frente a la crisis, pero esto nos parece un abuso y una minusvaloración del contenido de nuestro trabajo. Seguir por este camino contribuirá al deterioro de los derechos de nuestros pacientes y a aumentar el malestar en los profesionales e interniveles y en definitiva a un deterioro de la asistencia sanitaria”, aducen. Así, solicitan “soluciones institucionales” para que cada especialidad hospitalaria asuma la comunicación con el paciente para informar de su propia valoración“, una tarea que no corresponde a los profesionales de atención primaria.