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Opinión
La Trastienda

Uno menos para suceder a Tudanca

Carlos Martínez, alcalde de Soria, en una imagen de archivo.

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A estas alturas de la película no hace falta que les cuente que en política vale casi todo, y ello es así porque a la hora de votar el electorado lo permite. Salvo en el caso extremo de la gran patraña urdida por José María Aznar con ocasión de los atentados islamistas del 11-M en Madrid, la mentira no suele ser penalizada en las urnas. Sin embargo, esa patente de corso que la clase política cree tener a veces juega malas pasadas en episodios puntuales objetivamente mucho menos graves que el de mentir sistemáticamente y a sabiendas sin el menor escrúpulo.

Pondré un ejemplo. Al que fuera alcalde de León, Mario Amilivia, actual presidente del Consejo de Cuentas de Castilla y León y antes del Consejo Consultivo, le pasó una onerosa factura política la revelación de que entre los gastos de Alcaldía incluyera el de la gomina utilizada para fijar su cabellera. Amilivia pasó a ser conocido en toda España como 'el alcalde de la gomina' y ello lastró su carrera política. Hay quien dice que era el ojito derecho del entonces presidente de la Junta, Juan José Lucas, y que, de no ser por ese episodio, hubiera sido el elegido por el estadista de El Burgo de Osma para sucederle en la presidencia de la comunidad.

Y saco a colación dicho antecedente con motivo del episodio protagonizado por el alcalde de Soria, el socialista Carlos Martínez, cuya foto encaramado a un simulacro de 'papamóvil' en un festejo popular ha dado la vuelta al universo patrio (eso que dicen que se ha hecho viral). Ni siquiera ha sido en las fiestas de la capital soriana, sino en una suerte de carnaval celebrado en el municipio de Tardelcuende. Utilizando una escobilla de water a modo de hisopo para esparcir no se sabe qué a los viandante desde el trono 'papal' montado sobre el techo de un turismo que tiene toda la pinta de no haber pasado la ITV. No sé si será verdad, como rezan algunas crónicas, que el desfile se produjo tras una comida “copiosa”, pero la frivolité es de las que hacen época.

Tanto como para arruinar cualquier futuro político. Alcalde de Soria ininterrumpidamente desde 2007 —lo cual, todo hay que decirlo, tiene mucho mérito—, Martínez hace tiempo que llevaba buscando su proyección política más allá de San Polo y San Saturio.

En su momento se sumó a la aventura emprendida por la desaparecida Carme Chacón para suceder a Zapatero, formando parte del núcleo duro que constituyó la exministra de Defensa. Pero la derrota de ésta a manos de Rubalcaba frustró esa tentativa. Al margen de aquella escaramuza, el nombre del alcalde soriano ha estado mucho tiempo circulando como posible candidato a liderar el Partido Socialista de Castilla y León.

Sonó cuando pegó la espantada Óscar López y cuando cayó en desgracia Julio Villarrubia, pero al final nunca dio el paso. Y ahora, cuando todo apunta a que Ferraz anda buscando sucesor de Luis Tudanca, había vuelto a emerger su posible candidatura. Y digo había porque, después de su paseo en el 'papamóvil', pienso que su opción ha de darse completamente por descartada.

Su imagen “viral” protagonizando esa payasada resulta letal para cualquier aspiración política. Pienso que incluso para volverse a presentar por quinta vez a su reelección como alcalde de Soria. Así pues, ya sabemos de uno que no sucederá a Tudanca.

A todo esto, cuando se supone que España se está rompiendo en pedazos tras el acuerdo entre el PSOE y Esquerra Republicana, el día en que Puigdemont ha vuelto en dejar en ridículo a la Policía Nacional y a la autonómica catalana, el gobierno monocolor de Fernández Mañueco está desaparecido. Al punto que con la que se supone que esta cayendo, esta semana no se ha celebrado Consejo de Gobierno. ¿Ande andarán el presidente, la flamante vicepresidenta y demás ilustres componentes del Ejecutivo autonómico?

Salvo el de Fomento, Juan Carlos Suárez-Quiñones, de guardia por el alto riesgo de incendios forestales, y la de Agricultura, María González Corral, los demás no se sabe donde paran. Desde un ignoto lugar, Mañueco se ha limitado a publicar un mensaje en su cuenta de X (antiguo Twitter), en el que dice que “Puigdemont, con el apoyo de Sánchez y sus socios separatistas, ha vuelto a reírse de todos los españoles”.

Antes de desaparecer de escena, cuando se conoció el acuerdo PSOE-ERC que franqueaba la investidura de Salvador Illa, el presidente de la Junta anunció “una batalla judicial sin precedentes” para impedir lo que considera “un robo a Castilla y León”. No dijo que emprendería dicha batalla “con la máxima celeridad posible”, como anunció en julio el consejero de la Presidencia, González Gago, en relación con el recurso contra la Ley de Amnistía que lleva camino de presentarse en septiembre.

Así pues, dada la desbandada estival del gobierno Mañueco no sabemos lo que pensará respecto a los últimos datos conocidos en materia demográfica, según los cuales mientras España bate un nuevo récord de población, Castilla y León es una de las pocas comunidades que sigue perdiendo habitantes. Menos mal que con la “fuga” al Parlamento Europeo del hasta ahora portavoz del grupo popular en las Cortes, Raúl de la Hoz, quien oficialmente sigue sin haber sido sustituido, el problema demográfico se solucionará en un pispás...

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