Que la moción de censura del PSOE contra el Gobierno de PP y Ciudadanos en Castilla y León ha fracasado es un hecho. Los socialistas no han conseguido hacerse con la Junta, que lleva 35 años en manos de la derecha, pero la moción ha tenido efectos colaterales. El Partido Popular y su socio de gobierno han perdido la mayoría absoluta. La marcha de la procuradora de Cs, María Montero para pasar a ser no adscrita deja la suma de ambos partidos en 40 escaños y se necesita uno más para esa mayoría absoluta necesaria para aprobar iniciativas parlamentarias.
A partir de ahora, PP y Ciudadanos tendrán que buscar el favor de al menos uno de los procuradores del Grupo Mixto, compuesto por dos diputados de Podemos, que difícilmente tras apoyar la moción se lo van a poner fácil al Ejecutivo, una de Vox, que podría ser la llave pero que desplazaría ese gobierno de supuesto centro derecha más a la derecha, el de la ahora no adscrita, María Montero, y el los dos de los partidos regionalistas con sendos diputados. Tanto Unión del Pueblo Leonés como Por Ávila, este último partido escindido del PP, son los más proclives a dejarse querer por el Gobierno Mañueco-Igea y los que menos en riesgo les pondrían.
Por Ávila ya se ha beneficiado de la moción de censura: el pasado viernes, a tres días del debate, la Junta adjudicó el futuro centro de radioterapia, que permitirá que los pacientes oncológicos dejen de desplazarse hasta Salamanca para recibir tratamiento. El único procurador del partido, Pedro Pascual, se abstuvo en la votación de la moción de censura.
No es la primera vez que en la Junta se gobierna sin mayoría absoluta. Así fue en la legislatura anterior, cuando Juan Vicente Herrera sólo se hizo con la simple y logró gobernar gracias al apoyo de Ciudadanos. Aunque no entró en el Gobierno, no le puso las cosas difíciles al PP.
En cualquier caso el PP arrastra ahora no sólo haber logrado los peores resultados de su historia en Castilla y León, sino las consecuencias de una moción que hace peligrar su operatividad legislativa y que políticamente le deja tocado.
Casado esperó en el coche al resultado de la votación
Aunque casi a primera hora de la mañana del lunes la suerte estaba echada y parecía claro con el 'no' a la moción que habían pregonado varias procuradoras de Ciudadanos en las redes sociales, en el Partido Popular no se fiaban demasiado. Tanto es así que el líder de los socialistas, Luis Tudanca, aseguraba en el debate que el PP “llamaba cada 15 minutos” a los diputados de Cs para asegurarse de que todo estaba atado. Desde el Partido Popular se había advertido días antes de que nadie de la dirección nacional acudiría al Pleno para cumplir con las medidas anti COVID, pero no fue del todo así. El presidente del partido, Pablo Casado, esperó pacientemente en un coche a que la votación confirmase el fracaso. Sólo entonces se convocó a la prensa para unas declaraciones rápidas en la calle, cuando Casado, al que no se esperaba, se decidió a salir.