Sí, no y abstención: tres botones son demasiados para PP y Vox en el Parlamento de Castilla y León

Laura Cornejo

23 de diciembre de 2022 22:36 h

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El pleno de Presupuestos de Castilla y León afrontaba su última parada pasadas las tres de la tarde. Como en la sesión anterior –los plenos duran dos días– eran habas contadas, porque los dos socios de Gobierno habían adelantado que no iban a aceptar las enmiendas de la oposición. Se había aprobado ya la Ley de Presupuestos y se estaba votando la Ley de Medidas Tributarias y Administrativas, básica para acompañar a esos presupuestos porque de ahí sale una parte del dinero.

Un trámite sin más con la mayoría atada antes del parón navideño. El guion anticipaba un rodillo de las derechas que iría desestimando cada enmienda de los partidos de la oposición. Lejos de ser esa jornada plácida que se esperaba el último día de actividad parlamentaria se generó un caos nunca visto en el Parlamento de Castilla y León cuando las propuestas del PSOE para modificar las cuentas salieron adelante.

Gran parte de los parlamentarios del PP y de Vox votó a favor sin que sus señorías fuesen conscientes de lo que estaban haciendo. De repente, los aplausos y las risas desde los escaños socialistas sacaron del sopor de la sesión tanto a los parlamentarios como a los periodistas que seguían su desarrollo. En la pantalla del hemiciclo se iluminaba un resultado sorpresa, muy lejos del que se venía repitiendo votación tras votación. Triunfaban las enmiendas del PSOE. Inmediatamente, el portavoz del Grupo Parlamentario Popular, Raúl de la Hoz, pidió al presidente que se repitiese la votación, mientras los diputados de Vox permanecían mudos y el líder de los socialistas, Luis Tudanca, advertía que el reglamento no permite repetir votaciones a la carta.

Para entender lo ocurrido hay que conocer el sistema de 'trabajo' de los grupos parlamentarios durante los plenos: se vota lo que dice el portavoz o, en el caso del PP, el viceportavoz, Ángel Ibáñez. En grupos parlamentarios grandes, solo unos pocos procuradores leen el guion del pleno y, en cualquier caso, esperan a recibir la orden del partido. Así, en cada votación, y en el del pleno de Presupuestos ha habido unas cuantas, una vez que se ha iniciado esa votación se oyen las voces de “sí”, “no” o “abstención”, y además de esa indicación de viva voz, se hace también por señas, con un dedo para el “sí”, dos para el “no” y tres para la “abstención”. Conforme a esas órdenes se pulsa un botón u otro, y las órdenes de PP y Vox fueron claras: un “sí” y un dedo levantado.

Así estaban las cosas en el hemiciclo, con el PP pidiendo la repetición de la jugada y los socialistas apelando al reglamento, cuando el presidente del Parlamento, Carlos Pollán, de Vox, volvió a leer el enunciado del bloque que se había votado, ante las caras desencajadas y la incredulidad de los socios de Gobierno primero y el silencio después, mientras se consultaba al letrado mayor.

“Me gustaría que nos explicara qué está sucediendo, si el pleno está paralizado, si vuelve a estar suspendido, pero en todo caso afirmo que la posición del grupo socialista es que en ningún caso se puede repetir una votación ya realizada por la soberanía de este Parlamento, de ninguna de las maneras. Cualquier error que se haya producido y sea responsabilidad de quien sea responsabilidad, no es desde luego de este Parlamento ni de este grupo parlamentario que ha conseguido que la mayoría de las Cortes de Castilla y León aprueben las enmiendas a la Ley de Medidas. Creo, honestamente, que el pleno debe continuar con toda normalidad, si el Grupo Parlamentario Popular ha cometido un error es su única y exclusiva responsabilidad, pero no hay previsión legal ni parlamentaria que faculte a nadie a repetir una votación que ya se ha producido”, argumentó el líder del PSOE, Luis Tudanca. Aun así, Pollán anunció que iba a suspender la sesión “durante diez minutos”. Inmediatamente, Tudanca le ha dicho que no podía interrumpir una sesión plenaria “en mitad de una votación”, porque lo impedía “expresamente el reglamento de las Cortes”, pero sin esperar a que el socialista acabase la frase, Pollán se levantó y salió a la carrera.

A partir de ese momento, el caos se adueñó del Parlamento regional. Es sabido en esta y cualquiera otra Cámara que durante las votaciones no se puede entrar o salir del hemiciclo. Varios parlamentarios lo hicieron, entre ellos el propio portavoz del PP, Raúl de la Hoz; el viceportavoz, Ángel Ibáñez; y hasta el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco. Mientras el resto, tanto procuradores como asesores, jefes de prensa y periodistas intentaban saber no solo qué había pasado, sino qué implicaciones tenía lo ocurrido, qué solución podía tener aquello. Quien más dudas resolvió fue el letrado del Grupo Parlamentario Socialista, Paco Izquierdo, que en el día de su jubilación vivió la situación más insólita de la historia parlamentaria de Castilla y León.

Una votación errónea había provocado que se aprobasen unas enmiendas que convertían la Ley de Medidas del PP y Vox en un listado de propuestas del PSOE que echaba por tierra las cacareadas medidas de “protección de las familias” con bonificaciones del IRPF a familias numerosas sin límites de renta, la eliminación de tasas de caza y pesca y otras tantas, hasta 78. La chapuza de las derechas daba al traste con las medidas económicas del Gobierno de Mañueco y Vox y amenazaba sus propios Presupuestos, dado que los ingresos por impuestos van a modificarse y descuadran a su vez la partida de gastos.

“Es que todo se está haciendo mal: ni se puede repetir una votación, ni se puede interrumpir un pleno en el momento de una votación, ni se puede estar entrando y saliendo del hemiciclo”, comentaba el letrado del PSOE en su último día de vida laboral. Fue él mismo quien apuntó a la única solución posible al entuerto: votar en contra de la Ley de Medidas para poner en marcha otra, esta vez bien votada. Los diez minutos se convirtieron en una hora larga durante la que se vio a una procuradora sacar un bocadillo, a Tudanca sentado en la mesa del Parlamento comentando la situación con la vicepresidenta segunda de las Cortes, Ana Sánchez, o a Francisco Igea negando todo el rato con la cabeza. Quien no estuvo fue el procurador de Unidas Podemos, Pablo Fernández, que se había marchado media hora antes de que se desatase la tempestad. “¿Dónde se ha metido Pollán?”, fue la pregunta más repetida en escaños y pasillos.

Cuando por fin reapareció fue para anunciar la votación de la Ley de Medidas que, efectivamente, PP y Vox tumbaron para evitar que sus medidas fiscales acabasen en la papelera y se pusieran en marcha las de los socialistas. Aun así, el portavoz del PP, De la Hoz, volvió a culpar al PSOE de “obstaculizar”, porque según él, se tenía que haber repetido la votación. Y ese fue el discurso del PP una vez finalizado el pleno. En declaraciones a los medios, el portavoz de la Junta y consejero de Economía, Carlos Fernández Carriedo, se mostró satisfecho porque se habían seguido “los cauces parlamentarios, no como en el Congreso de los Diputados” y Castilla y León había sido “un ejemplo”.

Obvió Carriedo que el error en la votación se había corregido incumpliendo el reglamento con la suspensión y que hasta el último momento el PP trató de repetirla. Tampoco quiso explicar por qué si “el texto era confuso” solo se equivocaron PP y Vox y no el PSOE, que sabía que estaba votando a favor de sus enmiendas. Celebró en cualquier caso que se hubiese abortado la Ley de Medidas porque “perjudicaba a los ciudadanos de Castilla y León”. El siguiente paso, tras el patinazo, es poner en marcha de nuevo la fallida Ley de Medidas Tributarias, esta vez a través de una Proposición de Ley para evitar los plazos que conlleva tramitarla desde cero. Además pretenden habilitar el mes de enero y que las medidas sean retroactivas para que entren en funcionamiento el 1 de enero aunque la proposición se apruebe después de esa fecha.