Vox ha conseguido arrastrar al Partido Popular a la reapertura de centrales nucleares, solución, según ambos partidos, a la crisis energética que dispara la factura eléctrica. El PP ha pasado de pedir que se alargue la vida útil de las centrales a permitir que Vox se imponga en su objetivo de abrir de nuevo la central de Garoña (Burgos), que dejó de funcionar en 2017. No es casual que se haya elegido Garoña: Vox es socio de gobierno del PP en Castilla y León, la única autonomía donde ha entrado la extrema derecha. El presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, acata por el momento los caprichos de su socio, con quien acabó enredado en un pacto tras romper con Ciudadanos y adelantar las elecciones, porque no es seguro que sea candidato si vuelve a dinamitar la legislatura.
El asunto de la energía nuclear, que colea desde hace meses de la mano de Vox, ha pasado ya del plano autonómico al nacional. Este miércoles el líder del partido, Santiago Abascal, lo llevaba al Congreso desafiando al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a convocar un referéndum sobre el modelo energético y de explotación de recursos. Según Abascal, el Gobierno está renunciando a explotar recursos con los que cuenta, como las nucleares y las térmicas de carbón, y es necesario conocer “la opinión de los ciudadanos”. Augurando “el invierno más duro en décadas” con “facturas de luz y gas impagables para rentas bajas y medias”.
“Hoy tienen que dar explicaciones los que han hecho propaganda contra las nucleares, los que cerraron la central nuclear de Garoña financiados no se sabe por quién. Los que han apostado por la voladura de las centrales térmicas y los que lo han celebrado en los consejos de administración de las empresas eléctricas, los que como usted han dado bandazos en política exterior como un autócrata caprichoso provocando, entre otras cosas, la bajada de la importación del gas argelino y la importación del gas ruso precisamente en este momento además de una nueva invasión migratoria”, ha dicho Abascal al presidente, Pedro Sánchez.
Según Abascal, Sánchez “intenta ridiculizar la solución nuclear” diciendo que es “para una o dos décadas” pero “viene aquí con un pin en la solapa de la Agenda 2030”. El líder de Vox ha afirmado que su “Agenda España” es para “ahora mismo”, y que el Gobierno “puede decidir hoy que se reabre la central nuclear de Garoña”. “Utilice el artículo 92 de la Constitución y consulte a los españoles si quieren seguir pagando la energía más cara o si quieren explorar sus propios recursos naturales”, ha finalizado.
La prórroga de la vida útil de las centrales nucleares no va a solucionar la crisis energética actual, entre otras cosas porque España no tiene previsto el cierre del siguiente reactor nuclear hasta 2027 y por lo tanto, este invierno y los siguientes hasta esa fecha, España tendrá la misma capacidad nuclear se prolongue o no la vida de las nucleares. Pero a esto hay que añadir los problemas que conllevan las centrales con la gestión de residuos y la seguridad. Tampoco es rápido poner en marcha una planta nuclear porque no entran en funcionamiento de manera inmediata. En Finlandia, la instalación de una central, Olkiluoto 3, se está prolongando más de los esperado, con una construcción que empezó en 2005 para terminar en 2009 pero que en 2022 sigue sin finalizar. Los costes se han disparado también: de los 3.000 millones de euros a los 11.000.
La Junta, de pedir prorrogar centrales “en vigor” a estudiar la reapertura de Garoña
Abascal intervenía de esa manera mientras el vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo, citaba a la prensa a las puertas de la central de Garoña y anunciaba que el Gobierno autonómico va a “licitar” un estudio de viabilidad para su reapertura. En una nota de prensa, la Junta reproducía las palabras de García-Gallardo, que considera “insostenible” que Castilla y León y España “sigan dependiendo energéticamente del exterior, más si cabe teniendo la opción de explotar los recursos energéticos” con los que cuenta, como las centrales nucleares, que aportan “una energía limpia, abundante y barata, o las térmicas de carbón”. Según el vicepresidente, la aplicación del impuesto sobre la gestión de los residuos “estranguló económicamente” a centrales como la de Santa María de Garoña. “Nosotros vamos a hacer nuestra parte, que es la parte administrativa, el estudio de viabilidad, y luego el Consejo de Seguridad Nuclear y el Ministerio dependiente del Gobierno central tendrá que decidir si la abre”, apuntaba.
García-Gallardo subrayó también la intención de seguir trabajando en sucesivas reuniones en las que serán escuchados “tanto expertos en seguridad nuclear como en aquellas tecnologías que nos han ido orientando sobre cuáles deben ser los pasos por seguir en esta materia”. Según él, se percibe que “los expertos, la industria en general, quienes están cerca de la energía nuclear, están deseando que se pueda apostar por las centrales nucleares de última generación, como las que tienen, por ejemplo, en Finlandia”.
El cambio de opinión del Partido Popular de Castilla y León es evidente. Hace tan solo una semana, el portavoz de la Junta, Carlos Fernández Carriedo (PP), aseguraba en una rueda de prensa que el Gobierno autonómico no iba a pedir la reapertura de Garoña, como quería Vox. Fernández Carriedo defendió entonces la necesidad de “prorrogar la vida de las centrales nucleares en vigor”.
En España, el Gobierno tiene un calendario de cierre de los reactores nucleares que empieza en 2027 y acaba en 2035. Mientras, se aumentará la capacidad de energías renovables. El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha puesto en marcha la revisión al alza de sus objetivos de producción mediante estas fuentes. Lo exige Bruselas y además se va más rápido de lo que se pensaba en energía solar y autoconsumo.
Garoña, la planta más antigua de España, no puede reabrirse sin más. No solo lleva diez años inactiva por decisión de su propietaria, Nuclenor, formada por Endesa e Iberdrola, es que además cuando se cerró había dejado de ser viable. La semana pasada Nuclenor ya se pronunció negativamente sobre la propuesta de Vox. Han pasado más de cinco años desde que se declaró el cese definitivo, se han hecho desconexiones y desmontajes para afrontar el próximo año el desmantelamiento y no consideran viable una reapertura porque tanto los costes como los plazos de reapertura serían parecidos a los de poner en marcha una nueva central.
Fuentes de la Junta han matizado a elDiario.es que pedir un estudio de viabilidad para una reapertura no es cambiar de idea. Mientras, desde Ciudadanos advierten que un estudio de viabilidad para una empresa privada podría suponer la malversación de fondos públicos.
Quien previsiblemente no cambiará de idea es el actual senador autonómico Javier Maroto, que durante su etapa como alcalde de Vitoria, capital cercana a la central, se saltó la disciplina de voto del PP y votó en contra de la reapertura de Garoña como propugnaba su partido. De su beligerancia contra la central nuclear aún queda rastro en Twitter.
Sánchez contesta a Vox: “Ustedes no defienden España, defienden otros intereses”
En su respuesta a Abascal, el presidente del Gobierno no ha dado opción a los planteamientos de Vox. “Este Gobierno trabaja para hacer frente a dos crisis, la energética como consecuencia de la guerra de Ucrania y la climática, y ambas respuestas tienen que ser coherentes”, ha aseverado. Pedro Sánchez no ha esquivado la situación que genera la inflación y su impacto en la cesta de la compra.
“Visto lo visto hay claramente en el sistema político dos derechas, una derecha que niega cambio climático y otra que no dice que no exista pero que actúa como si no existiera ese cambio climático, que es el Partido Popular”, ha dicho. Además ha remarcado que Vox defiende energías que “vienen de otros países”. “Ustedes no defienden España, defienden otros intereses, los intereses de los de arriba”, ha añadido.