Las vacas flacas en el PP de Valladolid: peligra el pago del alquiler de la sede a la exministra Tejerina y sus hermanos
El Partido Popular de Valladolid vive uno de sus peores momentos desde su creación: las cuentas están en números rojos y las exigencias del gerente a los altos cargos para que hagan donaciones han enfurecido a miembros históricos. No se explican cómo se ha llegado a una situación tan apurada después de dos procesos de primarias, el provincial y el regional, en marzo y mayo de 2017, que engordaron considerablemente su tesorería y la dejó más que saneada.
Desde hace unos meses se conoce lo que se volvió a plantear en la reunión del Comité Ejecutivo del pasado 21 de enero: hay que poner dinero. La situación es tan límite que hace unas semanas pagar a la trabajadora que se encarga de abrir las puertas de la sede era inviable. Mientras desde la gerencia se insiste que es necesaria una derrama para poder seguir adelante, es Génova quien decide. La Junta Directiva Nacional está estudiando la situación para determinar qué cantidad se necesita y quiénes deben pagar.
El “impuesto revolucionario”, unos pagan y otros no
El PP provincial se nutre de la cuota de los afiliados y de las donaciones “voluntarias” de 100 euros que tienen que pagar cada mes los altos cargos del partido y que ellos denominan “el impuesto revolucionario”. Los ánimos se encendieron cuando se supo que alcaldes de grandes municipios con sueldos abultados no han pagado la 'donación' durante años o que otros están pagado por debajo de lo establecido. “¿Pero por qué unos sí y otros no?”, cuestionan quienes han cumplido religiosamente. Nadie ha dado una explicación. Tampoco a la pregunta más importante: “¿Dónde ha ido a parar todo el dinero que se recaudó en los dos procesos de primarias de 2017?”.
“Sé que había una cantidad muy importante y que ya no está. Y es imposible que eso se haya gastado en las elecciones municipales porque no se colocaron ni banderolas de la candidata al Ayuntamiento de Valladolid”, afirma un miembro histórico. Tal y como informó eldiario.es, en Castilla y León el Partido Popular se anticipó a lo que iba a ser un mal resultado –en la Comunidad pasó de 42 escaños a 29– e invirtió en las elecciones de 2019 la mitad que en 2015.
El dinero que ya no está
Otro de los afiliados de siempre recuerda a eldiario.es cómo durante las primarias para elegir la presidencia provincial se pidió directamente a los miembros del partido, “con y sin cargo público”, que pagasen de su bolsillo los atrasos de militantes que llevaban años sin pagar o las cuotas de nuevos afiliados. Se trataba de ganar apoyos para esas primarias. Algunos de los miembros consultados por este diario aseguran que las cantidades que pusieron oscilaban entre los 800 y los 1.000 euros. El partido no devolvió el dinero a todos y consideró que quienes tenían un sueldo público debían hacer ese esfuerzo.
“Si quieren que pongamos más dinero, tendrán que explicar antes qué ha pasado con el que había, pero es que además habrá que hacer ajustes y ver qué gastos se pueden recortar”, precisa.
“El piso cutre” de los García Tejerina de 40.000 euros
La sede del PP de Valladolid está en un piso de unos 200 metros cuadrados en el centro de la ciudad, en Alcalleres, una calle peatonal. Los propietarios son la exministra Isabel García Tejerina y sus hermanos, que poseen un importante patrimonio inmobiliario. “No puede costar mucho dinero, es un piso viejo, sin ascensor, en el que no se han hecho reformas”, afirma la misma fuente. Pero otro afiliado del partido lo discute: “Por ese piso cutre estamos pagando unos 40.000 euros anuales, y eso es carísimo. Ese alquiler se tenía que haber bajado y no ha sido así”, asegura.
Pero no solo el PP de Valladolid está en situación crítica. El de Castilla y León también, a pesar de que gestiona directamente la subvención parlamentaria, que no está sujeta a la fiscalización del Parlamento autonómico y que durante décadas ha sido muy alta, por ser el Grupo Parlamentario Popular el que contaba con mayoría absoluta. Durante la pasada legislatura recibió 1,7 millones de euros al año, mientras en esta nueva legislatura obtendrá 1,2 millones. Pero es que el PP de Castilla y León tiene gastos muy superiores a los del provincial: con esa subvención paga a varios trabajadores del Grupo Parlamentario, como el jefe de prensa o dos administrativos y el alquiler de la sede, que está también en el centro de la ciudad, en plena milla de oro. Las oficinas, de unos 400 metros cuadrados, están en la calle María de Molina, y el alquiler que se paga no baja de los 7.000 u 8.000 euros mensuales. A ello hay que sumar el personal que trabaja allí, un responsable de prensa y al menos tres personas de administración. “Están igual o peor que el PP de Valladolid”, aseguran las fuentes del partido consultadas por este diario. Lo que sospechan es que el dinero del PP provincial se ha trasvasado al regional, ya que ambos comparten gerente, y que esa maniobra no se ha comunicado.
“Lo que no se entiende es que esa sede de María de Molina, que es carísima, mucho más que la de la calle Alcalleres, esté alquilada desde 1987 –etapa en la que Jesús Sepúlveda era gerente y vivía en Valladolid junto a su entonces mujer, Ana Mato–, cuando habría sido más rentable su compra”, aseguran. Las mismas fuentes consideran que es un auténtico despilfarro tener alquiladas desde hace décadas las dos sedes, a 300 metros de distancia una de otra, y que tendría más sentido prescindir de la más cara, aunque recuerdan que hace unos años el partido pagó una importante reforma pese a ser arrendada.
Tanto el PP de Valladolid como el de Castilla y León comparten gerente desde que el del partido provincial, Jesús Domínguez, se jubiló. Ahora es Pedro Viñarás quien controla ambas sedes. Es él quien en los últimos meses ejerce de “cobrador del frac” y recuerda a los cargos públicos la frase que más les enerva: “Hay que poner dinero”.
20