El Ayuntamiento de Burgos devuelve un cuadro expoliado durante la guerra civil a un empresario nacionalista vasco

Alba Camazón

10 de mayo de 2024 22:30 h

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El Ayuntamiento de Burgos devolverá un cuadro expoliado durante la guerra civil a Ramón de la Sota y Llano, un empresario nacionalista vasco que falleció en 1936 y cuya familia, una de las más poderosas de Bilbao, fue represaliada por el franquismo después de la guerra civil. El cuadro estaba en el monasterio San Juan de Burgos. Se trata de un retrato familiar, 'Retrato de Dama', también conocido como de la Marquesa de Llano, atribuido al pintor Anton Raphael Mengs, un pintor neoclásico del siglo XVIII.

“Pedimos dos cuadros y nos contestó un funcionario que, muy amablemente nos dijo que no estaban en el Ayuntamiento. Nos envió el expediente de la devolución de 1975 y ya”, explica a este diario la abogada de la familia Sota, Patricia Fernández. Pero ese funcionario, coordinador cultural del Ayuntamiento de Burgos desde 1998, quiso indagar al respecto. “Tuve reuniones con él, fui a Burgos a verle por si como no estaban en las paredes, estaban guardados o en la Audiencia Provincial o en otro sitio. Y dos meses después lo había encontrado”, continúa la abogada.

Este diario se ha puesto en contacto con el gabinete de prensa del Ayuntamiento de Burgos, que ha emplazado al acto formal que quiere organizar dentro de unas semanas.

Peticiones en 1945, 1975 y 2023

La familia de Ramón Sota Llano contactó con el Ayuntamiento de Burgos en 1945, en 1975 y en 2023 para solicitar la devolución de tres de sus cuadros, de los que se incautaron las fuerzas franquistas después de entrar en Bilbao.

Cuando entraron las tropas franquistas en Bilbao, los militares trasladaron a Burgos los cuadros robados y los distribuyeron como “botín de guerra” entre diversos ministerios como Exteriores, Justicia, Gobernación y Educación, los juzgados y paradores de turismo, según refleja el libro Los Sota: esplendor y venganza.

Entre las obras de arte expoliadas había cuadros de Goya, El Greco, Divino Morales, Carreño, Pourbus, Tenniers, Nattier, Lucas, Alenza, Escuela de Mengs, van Dyck, Pratuka, Bacon y Zuloaga.

En 1975 se encontró uno de los cuadros. La pieza se devolvió entonces a la familia. Todavía ahora la familia conservaba una fotografía de un comedor en 1919, en cuya pared estaba el 'Retrato de Dama'. Esto ha facilitado la recuperación de la pieza. La última obra parece más complicada de recuperar porque carecen de una fotografía y la descripción es “menor”.

“Si hay voluntad, seguro que se puede conseguir”

“Era una reclamación histórica de la familia porque es el retrato de una antepasada nuestra. Se pidió en 1975 y vemos que si hay voluntad por parte de las Administraciones Públicas, seguro que se puede conseguir”, explica Ramón de la Sota Chalbaut, uno de los descendientes de Ramón de la Sota y Llano, que asegura que no es una cuestión “económica”.

“Tenemos la obligación de reclamar lo que es nuestro. Estas obras fueron robadas y tiene que haber voluntad para encontrar estas obras, porque no se explica que no se encuentren”, apunta uno de los bisnietos de Ramón de la Sota y Llano. Su abogada insiste en que quienes detentan estos cuadros no tienen “ningún título”.

Eugenio Ibarzabal, autor del libro Los Sota: esplendor y venganza, ahonda en cómo esta familia vivió durante generaciones el auge y la caída de su emporio empresarial. “Sota Llano era un fuerista clarísimo y acaba vinculado con el nacionalismo vasco. Siempre de manera independiente, pero estuvo vinculado y ayudó al nacionalismo y el mundo de la cultura y artistas vascos. Ayudó en todo lo que pudo beneficiar los intereses de las gentes del País Vasco”, afirma en una entrevista telefónica a este diario, que continúa: “Lo que fundamentalmente va a dar Sota al nacionalismo vasco es prestigio social y cuadros”.

Además de su significación política personal y familiar —su hijo fue presidente de la Diputación de Vizcaya—, Sota Llano estaba enfrentado a cierta oligarquía vasca que era españolista, lo que también causó problemas a la familia una vez estallada la guerra civil.

Cien millones de pesetas para el empresario fallecido en 1936

Cuando entran las fuerzas sublevadas en Bilbao en junio de 1937, Ramón Sota Llano ya había fallecido. Parte de la familia se había marchado a Biarritz. La familia Sota es condenada a pagar 300 millones de pesetas en quince días, incluidas cien millones de pesetas para Ramón Sota Llano, que había fallecido un año antes. “Es la multa más abultada que las autoridades franquistas imponen a perseguidos civiles de toda España”, afirma Ibarzabal en su libro. ¿Las acusaciones? Oposición al Movimiento Nacional, ser nacionalistas vascos y participar en organizaciones que las autoridades franquistas consideran “nacionalistas”, aunque algunas de ellas eran obras de caridad.

“Les expropian absolutamente todo: casas, negocios, pinturas... todo queda en manos del Estado. Es una historia muy triste porque la familia está fuera y apenas puede gestionarlo, y esto sigue hasta hoy con las pinturas, que muchas no saben ni dónde están”, explica a este diario Ibarzabal, que recuerda que algunos de los bienes incautados incluyen Ibaigane —sede del Athletic Club—, las casas Sota

Ramón de la Sota Chalbaut recuerda que sus obras de arte entraron en el sistema de forma “no legal”. “Algunas cayeron en manos particulares y otros se han vendido. No puede ser que 90 años después no se hayan devuelto las obras. Tenemos algunas pistas y con mucha discreción vamos a trabajar”, asegura a este diario. 

El Greco y el Goya, recuperados

La familia Sota ha reclamado durante años la devolución de su patrimonio y obras de arte, que han ido recuperando y/o comprando. Durante el franquismo Carrero Blanco se opuso en varias ocasiones, exigiendo la vuelta de Ramón Sota Aburto a España para la entrega de las obras. “Carrero Blanco se negó a devolver El Cristo de El Greco porque decía que ese cuadro había velado los sueños de Franco en los tiempos que tuvo sus sede en Burgos”, explica Ibarzabal en el libro.

El Cristo del Greco fue finalmente recuperado y vendido, al igual que el cuadro de Goya que se encontraba en el Ministerio de Asuntos Exteriores, que el ministro franquista  José Félix Lequerica devolvió a la familia tras jurar su cargo.

Pero todavía quedan muchos cuadros por recuperar. La abogada de la familia explica que sí han podido “seguir la pista” a algunos de los cuadros, pero aún se desconoce el paradero de muchos de ellos. “Tiene que haber voluntad política y faltaría quizá esa búsqueda interna que sí hizo el Ayuntamiento de Burgos”, añade Fernández, quien explica que se han recuperado tres cuadros desde que la familia retomó esta búsqueda: dos estaban expuestos en el parador de Almagro y este último del Ayuntamiento.