Desconcierto, resignación y miedo en León ante el confinamiento anunciado el día de las fiestas
Desconcierto. “Pero, y yo que soy de San Andrés, ¿puedo ir a León?”. “Y yo, que vivo en Villabalter, ¿puedo ir a comprar?”. “¿Y a trabajar?”. “¿Qué pasa con el transporte público?”. Las mismas preguntas saliendo de distintas bocas. Continuamente. Sin carros, sin pendones, pero con el anuncio de un confinamiento que ya se venía oliendo como la morcilla años pasados. “Vamos a tener que ir al cole para entenderlo”, la frase de un señor en el Paseo de la Condesa es la que mejor resume la sensación de una ciudad que no sabe muy bien qué es lo que está pasando.
Resignación. “Si estamos tan mal como dicen habrá que hacer algo, de algo servirá”, se lamenta una señora. Aunque “no cambia tanto la cosa, la barra y el cierre una hora antes”, comenta un tipo sentando en una de las terrazas del barrio de Santa Marina (Romántico), donde apenas se nota la diferencia de gente con un domingo normal. Si tenemos en cuenta que ahora “un buen día es un día en el que haces la mitad de caja”, como señala Rosa, la propietaria del bar Cordero, las consecuencias para una hostelería que se muere se dejan ver desde antes de las medidas anunciadas por el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco. “Ruina total, que nos quiten la barra es terrible porque con la terraza, ahora con el frío, no hacemos nada. La barra jode mucho, y ¿hay menos riesgo sentados en una mesa que en la barra?”, se pregunta.
Y sí, miedo. Está claro que es un San Froilán diferente. La Junta, Bocyl mediante, tendrá que explicar y poner coto a unas medidas que de momento pocos comprenden. Los datos de los nuevos positivos tampoco ayudan a aclarar las cosas, de casi 400 el sábado a 149 el domingo y apenas 28 este lunes festivo, una reducción casi increíble. No obstante, la presión hospitalaria no augura nada bueno. La cosa no es de ahora, viene desde el decreto del Estado de Alarma en marzo, “hay muchos clientes mayores, habituales que venían cada día, que ya no vienen por miedo, no entienden bien lo que está pasando”.
Así es el sentimiento con el que se ha despertado la ciudad de León, en día festivo, con olor a rosquillas de San Froilán y un tweet en el que se anunciaba la medida, ideada para doblegar la curva de contagios en Madrid y en el resto de ciudades de más de 100.000 habitantes con una tasa superior a 500 positivos en las últimas dos semanas.
En un principio la capital leonesa tendrá restricciones durante los próximos 14 días, aunque cabe la posibilidad de que se prorroguen las restricciones.
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