Entre las fortificaciones de la zona (limítrofe con Luna y con Omaña) se encuentra hoy la imponente torre de Santa María de Ordás, situada en el municipio con el mismo nombre a treinta kilómetros de León; precisamente en la confluencia de los ríos Omaña y Luna, dominando la tierra de Ordás. Era parte de la línea de fortalezas defensivas que había dispuesto la Casa de Luna –los Quiñones, los mismos de Riolago– a lo largo del nacimiento del Órbigo, que surge de la unión de estos dos ríos por esta zona.
Según un folleto turístico de Cuatro Valles “desde la torre de Santa María de Ordás se domina la ribera del río Luna, fue construida por don Pedro Suárez de Quiñones sobre una antigua fortaleza de origen desconocido. En su construcción se empleó mampostería y mortero, además de sillería en arcos, columnillas y ventanas”.
De planta circular, una hipótesis afirma que la mandó levantar Diego Fernández de Quiñones aprovechando los restos de una antigua fortaleza. Incluso la utilizaba él mismo como residencia durante largos periodos de tiempo. Es bastante probable que existieran algunos edificios auxiliares que no se conservan a día de hoy. Otra, que fue construida en el siglo XIV por el adelantado mayor del Reino de León, don Pedro Suárez de Quiñones.
Mientras que otra leyenda habla de que fue Alfonso III el Magno el que ordenó fortificar la zona en el siglo IX “por Mossen Pedro Aspré, primo de la reina Doña Ximena, de sangre real francesa, que vino con armas y gentes a apoyar la lucha contra los musulmanes y que en premio a su valentía obtuvo numerosas tierras y posesiones, pero sobre todo en el concejo de Ordás donde construyó la antigua fortificación y otra atalaya, que llamaron el Torrejón de Güerga”, según Cuatro Valles.
Una atalaya de vigía con chimenea
El Torreón de Ordás, del que sólo se conservan los muros, era una estratégica torre cilíndrica de más de 20 metros de altura, carente de almenas, que servía como atalaya de vigía y como última protección en caso de ataque. Hay que tener en cuenta que la zona es el primer avance cristiano frente a los musulmanes más allá de la protección de las montañas, y además rica en ganadería en la Edad Media, con lo cual es una tierra que en aquellos momentos era muy importante para el reino asturleonés.
La fortificación actual que se ve, la del siglo XIV, es una torre 20 metros de altura y forma circular en la que se puede ver en su interior –al que para acceder hay que pedir permiso al Ayuntamiento– una serie de mechinales (agujeros a la misma altura para sostener las vigas) que indican que tuvo al menos cinco plantas. Y todas ellas compartían una chimenea común a todas ellas, aún visible, empotrada en la pared. Entre las plantas primera y cuarta, existía una letrina que permitió la evacuación de todo tipo de inmundicias y desperdicios.
La leyenda de Ares de Omaña
Algunas leyendas trágicas rodean a esta torre, como la que dice que este lugar murió don Ares de Omaña a manos de su tío el Adelantado don Pedro Suárez de Quiñones. Una leyenda que tiene referencia en León capital con una plaza propia en el Barrio Romántico: la de Torres de Omaña.
Al parecer la zona estaba en disputa. “Alfonso XI había donado a su bastardo Enrique los señoríos de Ordás, Luna y Omaña, quien los trasladó a la familia de los Ponce, enemigos de los Quiñones, que volvieron a recuperar Luna y Ordás, pero no pudieron conquistar Omaña. Además, Pedro Suárez de Quiñones quiso edificar su palacio sobre la muralla de León (lo que sería el anterior al actual Palacio del Conde Luna), pero a ello se opusosu sobrino el joven don Ares quien, confiado, perdió la vida ante el engaño de su tío, que lo atrajo a la zona y lo mató a traición”, como cuentan más a fondo en la web Saber.es.
Don Ares de Omaña habría aceptado la invitación a visitarle en el castillo y “con buenas artes y agasajos”, don Pedro se ganó la confianza de su sobrino, como si no hubiera pasado nada y todo fuera a arreglarse. Pero por la noche lo mataron a traición, le cortaron la cabeza y la mandaron a su familia para dejar claro quién mandaba. Sin embargo, esta sangrienta tragedia parece más un cuento romántico que algo que ocurriera en realidad.
Parece ser que fue el otro Quiñones ya mencionado, don Diego, el que siguió empeñado y entró en la zona sin contemplaciones y en contra de la oposición de los concejos “esclavizando a las gentes con trabajos gratuitos, dándoles pan mohoso y vino avinagrado, multas y sanciones”.
Parece ser que la creación del 'Romance de Don Ares de Omaña' fue en venganza a su forma de actuar, para que nadie olvidara cómo se habían comportado los Quiñones con aquellas gentes.
Un paseo ornitológico por el embalse de Selga
El concejo de Ordás tiene muchos mas actractivos para visitar. Otro paseo que se puede dar es en el embalse de Selga de Ordás, que “reúne una serie de características que lo hacen óptimo para el establecimiento de aves acuáticas residentes y para recibir a las diversas especies de aves migratorias que llegan a estas latitudes durante el invierno fácilmente observables desde el camino que bordea al embalse”. Tiene hasta ruta ornitológica señalada, según indican en esta web.