El Consejo de Seguridad Nuclear ha tumbado el proyecto de la mina de uranio de Retortillo (Salamanca), impulsado por la multinacional Berkeley. El pleno del consejo ha dado el visto bueno a la propuesta de dictamen técnico -elaborada por la Dirección Técnica de Protección Radiológica- para informar desfavorablemente sobre la solicitud presentada por la empresa. Según informa el Consejo de Seguridad Nuclear a través de un comunicado, esta negativa se toma por la “escasa fiabilidad” y las “elevadas incertidumbres” de los análisis de seguridad de la instalación radiactiva en los aspectos geotécnicos e hidrogeológicos.
Ahora, el dictamen técnico será remitido al Ministerio para la Transición Ecológica. El resultado de la votación ha sido de cuatro votos favorables a la Propuesta de Dictamen Técnico elaborada por la Dirección Técnica de Protección Radiológica y uno en contra, correspondiente al consejero Javier Dies, que emitirá un voto particular por escrito en 48 horas.
El Consejo de Seguridad Nuclear ha detectado “deficiencias técnicas” en el almacenamiento definitivo de residuos radiactivos de muy baja actividad. Además, la información aportada por Berkeley no permite “acotar la capacidad efectiva de aislamiento de las barreras” que la empresa propone para envolver los residuos. Tampoco permite acotar la capacidad de“ minimizar las concentraciones esperadas de radionúclidos en las potenciales zonas de descarga”.
Las evaluaciones que los técnicos han realizado han detectado “numerosas deficiencias”, lo que ha requerido el mantenimiento de “muchas” reuniones entre el CSN y Berkeley, “además de la elaboración de una gran cantidad de informes y notas de evaluación, y de la revisión completa de la documentación por parte del titular, con objeto de integrar y dar coherencia a la información generada sobre el proyecto”.
La evaluación de los informes de la solicitud de autorización de construcción ha implicado a 11 áreas técnicas de ambas direcciones técnicas del CSN, que han abordado los temas de su competencia, que agrupan la protección contra incendios, ingeniería de sistemas, ingeniería mecánica y estructural, garantía de calidad, hidrogeología, sismología y meteorología, protección radiológica de los trabajadores, evaluación de impacto radiológico, vigilancia radiológica ambiental, residuos de baja y media actividad, además del área de instalaciones del ciclo y desmantelamiento y de la correspondiente jefatura del proyecto.
El proyecto comenzó hace siete años, cuando en 2014 la Junta otorgó la concesión derivada de la explotación Retortillo-Santidad a Berkeley. En 2015, el Ministerio de Industria, Energía y Turismo concedió la autorización previa como instalación radiactiva de primera categoría. En 2016, el CSN inició el proceso de evaluación de la solicitud de autorización de construcción, para lo que necesitó contactar en numerosas ocasiones con Berkeley para solicitar información adicional. La tramitación del expediente se paraliza hasta la recepción de la información solicitada. En 2018, el CSN recibió la solicitud del entonces Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital (MINETAD) de informar sobre la justificación radiológica de este proyecto minero. En los últimos años se han ido sucediendo los trabajos del Consejo de Seguridad Nuclear.
Stop Uranio lo celebra
La Plataforma Stop Uranio celebra que el Consejo de Seguridad Nuclear haya dado “carpetazo definitivo al proyecto radiactivo” de Berkeley Minera en la localidad salmantina de Retortillo y espera que la compañía devuelva a los ganaderos los terrenos que compró.
Y es que, según la plataforma, tras la propuesta de apreciación desfavorable emitida por el Pleno del CSN, al Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico “no le queda otra que denegar la autorización”, recoge Europa Press.
Tras una década de movilizaciones vemos la luz al final del túnel, con una decisión “fundamentada en criterios técnicos, por las elevadas incertidumbres y escasa fiabilidad de la empresa”, asegura la plataforma, quien ha precisado que se podrían “haber ahorrado sufrimiento y 2.000 encinas centenarias si hubiera habido más determinación en defender el territorio ante proyectos dañinos para la tierra”.
La plataforma espera que Berkeley “no dé su brazo a torcer alegremente y plantee recursos en vía administrativa o judicial”, porque “su tiempo ha pasado” y le recomienda a la empresa “devolver a los ganaderos todo el terreno que había comprado y que ya no va a necesitar”.