La asociación memorialista soriana Recuerdo y Dignidad ha denunciado la nueva vandalización de la placa conmemorativa instalada en un paraje del hoy despoblado de Fuentebella, en Tierras Altas, para recordar a dos represaliados durante la Guerra Civil.
Antonio Cabrero Santamaría (27 años), maestro de Fitero (Navarra) e Igea (La Rioja), y Valentín Llorente Benito (32 años), alcalde de Pitillas (Navarra). Ambos permanecieron escondidos cerca de 40 días en Acrijos, Soria pero se tuvieron que marchar y se refugiaron en Fuentebella, donde fueron descubiertos fueron asesinados el 3 de septiembre de 1936.
En uno de los puntos más altos del barranco en el que fueron asesinados, fue erigido hace casi 14 años un monolito en su recuerdo, pero sin embargo 87 años y medio después de su asesinato en un lugar de extremadamente difícil acceso en la actualidad, “sigue habiendo quien no quiere que se les recuerde ni que se cuenten sus historias”, ha lamentado hoy Recuerdo y Dignidad en un comunicado.
En algún momento de estas últimas semanas, alguien arrancó, “y ya van tres veces”, la placa conmemorativa anclada a la piedra.
Según los testimonios recogidos por Recuerdo y Dignidad, el ataque ha tenido lugar en algún momento durante este invierno y la Guardia Civil ya ha abierto una investigación.
La ubicación del monolito y sus dimensiones lo hacen difícilmente localizable para quien no transite mucho por esa zona o no conozca su localización exacta.
Además, según ha resaltado Recuerdo y Dignidad, los daños provocados requieren el uso de herramientas específicas, ya que las cabezas de los tornillos están desgastadas y la placa quedó adherida a la piedra con poliuretano.
Dado que las herramientas tuvieron que ser llevadas con la intención de cometer el delito, queda, a su juicio, patente la “premeditación, la planificación y la mala fe”, así como el “odio y la visceralidad”, que movieron al autor o autores a cometer el acto vandálico en un lugar conectado tan sólo a través de pistas forestales al último núcleo poblacional habitado, a más de ocho kilómetros de distancia.
Según afirma Recuerdo y Dignidad, la placa también habría recibido disparos, probablemente desde un puesto de caza próximo.
Como en otras ocasiones, Recuerdo y Dignidad ha interpuesto una denuncia ante la Guardia Civil, por lo que consideran un delito de odio a través de la vandalización de “un lugar de memoria a civiles asesinados por defender la libertad y la democracia y con la clara intención de que no se conozca su historia ni por qué fueron asesinados”.
Familiares de las víctimas, personas cercanas a las mismas e integrantes de Recuerdo y Dignidad colocarán en fechas próximas una nueva placa en el lugar del que fue arrancada.
Éste no es el único lugar de memoria vandalizado y violentado en la provincia de Soria, ya que también se ha registrado el robo de una lápida en Barcones con los nombres de dos de las personas exhumadas en 2013 y enterradas en el cementerio de dicha localidad, pero en este caso la presión social hizo que la lápida fuera devuelta poco tiempo después.EFE