Mientras cientos de personas abandonan Madrid y vuelven a vivir a sus ciudades de origen gracias al teletrabajo 'forzado' de la COVID-19, otros muchos rechazan toda idea de volver a ciudades como Zamora y Salamanca. “No hay manera de salir de Madrid con tan pocos trenes. Nos sentimos abandonados del todo”. José quería vivir con su mujer Raquel y sus hijos de tres y seis años en Zamora. Ya lo habían intentado el verano pasado: ir y volver en el día y que los niños estuvieran con su familia. “Lo hicimos para ver si era viable, con la expectativa de teletrabajar uno o dos días a la semana y que los niños disfrutaran de sus abuelos y sus primos”, relata emocionado.
“A mí no se me ha perdido nada en Madrid, estamos solos y teníamos ganas de volver a Zamora”. Con la llegada de la COVID-19 se desbarataron sus planes, pero esperaban iniciar el curso en Zamora. “Teníamos hasta los colegios mirados, hicimos una visita virtual y todo, pero no hay trenes”. Antes había un tren 'madrugador' que salía de Zamora a las 7.05 horas y llegaba a Madrid a las 8.37 horas. Ahora, el primer tren sale a las 11.35 de la mañana y la vuelta es a las 14.57 horas.
“Esto es muy difícil compaginarlo con el trabajo, aunque ahora tenga menos reuniones presenciales”, resume David, que antes de la pandemia iba de Zamora a Madrid dos veces a la semana para trabajar. “Yo vivía en Madrid y cuando me permitieron teletrabajar, me mudé a Zamora, pero si esto sigue así...”, augura.
“Zamora está entre las ciudades más envejecidas. Si la gente joven que vive aquí, con hijos pequeños, nos vamos por la falta de trenes... estamos matando Zamora”, lamenta Miguel Ángel. Él trabaja como especialista en una multinacional distribuidora dental y, aunque trabaja en Madrid, vive en Zamora con su mujer y su hijo. “Yo cogía el tren madrugador, iba el lunes, volvía el miércoles, me marchaba a Madrid el jueves... Pero como no restablezcan el tren madrugador... o me echan de la empresa o me tendré que ir a Madrid, y mi mujer trabaja en Zamora...”, lamenta. “Casos como el mío hay muchos, aunque cada vez menos, porque se marchan a Madrid a vivir”, concluye.
Todos defienden que vivir en sus ciudades de origen enriquece a las mismas e incluso a la comunidad, puesto que el tramo del IRPF autonómico va a Castilla y León y no a Madrid. Además, el consumo derivado de vivir en Zamora, Palencia o León repercute en los negocios de la ciudad y no de la capital de España. “No sé si es que los bares de Zamora no tienen derecho a que tomemos el café allí y tengamos que tomarlo en Madrid”, ironiza José.
Según la operadora ferroviaria, la recuperación de servicios se está haciendo a demanda, y se mantiene la supresión de 35 trenes AVE y Larga Distancia, 7 Avant y 20 Media Distancia, entre otros. “Las ciudades pequeñas como Zamora se van a la mierda y les da igual a todos salvo a los afectados”, rechaza José.
“Si hubiera más frecuencias se fomentaría que muchos volvieran”
Jesús Óscar logró volver a Salamanca tras muchos años fuera con la idea de que toda la familia viviera en la capital charra. “Al principio resultó imposible, pero hablando con mi empresa conseguí trabajar tres días presencialmente. Ya antes de la pandemia nos faltaba un tren rápido a media tarde, porque había uno a las 15.30 y otro a las 20.30, pero ahora solo podemos volver de Madrid en el de las ocho y media. ”Renfe nos echa. No se favorece que haya una comunicación como deberíamos tenerla. El mejor medio viable para ir y venir es el tren, y que hubiera más frecuencias fomentaría que muchos se volvieran a sus ciudades“, asegura Jesús Óscar.
De momento, él asegura que aguanta y pasa “horas muertas”, pero augura qué pasará si esto continúa así: “Me tendré que ir a Madrid”. “Nos están forzando a abandonar Castilla y León”, lamenta Alejandro, que hace Salamanca-Madrid frecuentemente.
Es un círculo vicioso, resumen. Si se reducen los servicios, habrá menos demanda y más gente abandonará las ciudades de la comunidad para ir a la capital. Pero si se amplían, defienden, a largo plazo puede ayudar a que más trabajadores vayan y vengan en el día. “Se están descapitalizando las capitales... Salamanca es una ciudad espectacular, maravillosa, y el covid, a pesar de la crisis, puede ser una oportunidad”, reflexiona Óscar, que vive en la capital charra y trabaja en Madrid tras veinte años fuera de su hogar. “No se va a volver al trabajo 100% presencial, y hay mucha gente que quiere salir de Madrid. Tienen que mejorar las conexiones para que el talento pueda trabajar desde aquí”, insiste.
“De momento me quedo a dormir en el hostal de un familiar, pero lo va a cerrar y a ver qué hago. Me estoy planteando mudarme a Madrid porque nos han quitado el tren”, explica Mayte, que lleva dos años yendo y viniendo a Madrid. “Si esto se sigue complicando, me iré definitivamente”, censura.
Juan Carlos está casado y tiene tres hijos, que viven en Salamanca. Él está pendiente de elegir destino tras unas oposiciones y rechaza que ahora solo pueda volver a la ciudad charra en trenes de media distancia, que tardan casi tres horas y salen de Príncipe Pío y no de Chamartín, como hace la alta velocidad. “No hay manera decente de ir a mi casa para ver a mis niños cenar y jugar con ellos media hora”, lamenta. El criterio “fundamental” para elegir esta plaza es el tren y su decisión no será la misma si no se recupera el Alvia. “Llevo dos años encerrado, estudiando como un loco y no me vale de nada ahora”.
“Nadie nos ayuda a nivel económico ni hay más horarios”
Todos coinciden en la importancia que juega el tren en la lucha contra la despoblación, que afecta a pequeños pueblos, pero también a las grandes ciudades de la comunidad: “No entiendo cómo la Junta de Castilla y León, que debería estar encantada con fijar población, contribuye a que se vaya la gente de esta tierra. No nos ayuda nadie a nivel económico ni hay más horarios”, rechaza José Carlos, de Palencia. Desde Palencia hasta Chamartín-Madrid hay 1 hora y 20 minutos. “Estoy convencido de que si el precio fuera más bajo, muchos se plantearían venirse a Palencia. Ahora que el teletrabajo va a ir a más... a muchos se lo permitirían en sus trabajos”, valora.
“La Junta tenía que haber sido el defensor de estos problemas, estamos muy cabreados con la Junta. ¿Por qué no exige al Ministerio y a Renfe que se pongan las pilas? La respuesta de 'no es mi competencia' y 'no me incumbe' no se puede permitir”, censura Carlos, que va y viene diariamente de Valladolid a Madrid. La línea de Valladolid-Segovia-Madrid traslada a miles de personas a diario, que son capaces de compaginar el trabajo, aunque también se ha reducido el número de líneas.
Todos insisten en la importancia de desarrollar equitativamente toda la península, “no solo Madrid y Barcelona” y reivindican la importancia de unas conexiones ferroviarias que permitan compaginar el trabajo en la capital y la vida y la familia en sus ciudades de origen. Unas ciudades que todavía muchos se resisten a abandonar.