Rosario Porto: la presa más solitaria de Brieva
Que Rosario Porto haya aparecido muerta, aparentemente ahorcada con un cinturón de tela en su celda, ha sido una sorpresa a medias. En 2017, la mujer, condenada a 18 años de prisión por el asesinato de su hija Asunta Basterra, y con antecedentes depresivos, ya tuvo una tentativa de suicidio. Acabó en el hospital por una sobredosis de pastillas para evitar el traslado de la prisión de Teixeiro (A Coruña) a la de A Lama (Pontevedra). En marzo de 2020, Porto, de nuevo en contra de su voluntad, ingresó en Brieva (Ávila). Por sus antecedentes, se le aplicó el protocolo antisuicidios durante un tiempo en uno de los tres módulos que tiene la prisión, en concreto al rojo, el más duro según fuentes penitenciarias. Allí se concentran presas de primer y segundo grado, como Porto, y también como Ana Julia Quezada, la mujer que mató al hijo de su pareja en Almería.
La llegada de este tipo de presas, condenadas por matar a menores, no es fácil, pero la adaptación es cuestión de tiempo. En el módulo hay en este momento 35 presas. Porto no daba problemas porque estaba “muy aislada”. No interactuaba voluntariamente con los funcionarios, pero era correcta en el trato. Con el resto de internas apenas tenía contacto: hizo recursos para algunas, puesto que era abogada y le pidieron ayuda, pero no mantenía relación con ellas a excepción de una presa yihadista con la que comía.
Pasaba sus días “siempre en la misma silla” y siempre leyendo, especialmente libros de psicología y salía a fumar al patio, pero siempre sola. “Bien no estaba”, cuentan desde la prisión abulense, pero “no pidió asistencia psicológica” y tampoco dio un solo problema.
Desde su ingreso en Brieva, no recibió visitas, ni tuvo vis a vis, ni llamadas, ni correspondencia. El presunto suicidio de Rosario Porto es uno más de los que acumula la prisión, y como el resto, no dio señales. Siempre estuvo en una celda individual. En el recuento de la mañana de este miércoles, a las 8.15 horas, cuando se produce el cambio de turnos entre funcionarios de noche y de mañana, Porto estaba viva. A las 8.45, que es cuando pueden bajar a desayunar y pasar la mañana en las zonas comunes del módulo, se ha descubierto su cadáver. Estaba ahorcada con el cinturón de su albornoz. Instituciones Penitenciarias ha abierto la preceptiva investigación para aclarar las circunstancias de su muerte.
0