La candidatura de Silvia Clemente a la Junta de Castilla y León complica la campaña de PP y PSOE
“Haré lo que tengamos que hacer para llegar al Gobierno de Castilla y León”, decía Silvia Clemente en el cierre de su campaña de primarias en Ciudadanos, el pasado jueves. Ni un solo periodista ha podido llegar hasta ella desde que confirmó su candidatura. Sus planes son, oficialmente, un misterio. Oficiosamente nadie duda de que Clemente, ya candidata a la Presidencia de la Junta de Castilla y León, borrará del mapa a su enemigo íntimo, el candidato del PP, Alfonso Fernández Mañueco, en cuanto tenga oportunidad. Contra él apuntó ya el mismo día en que dimitió de todos sus cargos y salió del PP dando un portazo.
Después de 31 años de Gobierno ininterrumpido, el PP se ve en una debacle. Perdió la mayoría absoluta en 2015 pero sujetó la simple. Ciudadanos, con su abstención, facilitó la investidura de Juan Vicente Herrera, que sólo contaba con los votos de su partido y que suponían la mitad exacta de la Cámara. Nadie duda hoy de que si se diese una situación similar, la investidura de Fernández Mañueco sería imposible. Clemente no perdona una traición y dijo haberla sufrido en un partido que le dio la espalda, y que la “obstaculizó”. Pero perder el Gobierno sería peor para el partido que perder al candidato. Todo es negociable.
Hasta el momento, Clemente ha optado por comunicarse solamente a golpe de vídeo en redes sociales. En uno de los últimos arremetía contra su antiguo partido y contra todos los demás. Solo el secretario general de Podemos Castilla y León, Pablo Fernández, se pronunció para preguntarse qué clase de revelación divina había tenido la política que formó parte de las filas del PP durante más de dos décadas para volverse en contra en cuestión días.
Las subvenciones a su marido
Mientras ha durado la campaña, el objetivo de Clemente ha sido esquivar las sombras de sospecha que planean sobre ella y los suyos: el mismo día en que la cerraba, el Tribunal Superior de Justicia falló en contra de su marido y abrió una vía penal sobre un asunto avanzado por este diario. Clemente, que se enamoró del empresario patatero Javier Meléndez en su etapa como consejera de Agricultura, le concedió generosas subvenciones. Al menos una de ellas está en cuestión, la que le retiró la sucesora de Clemente en la Consejería. El esposo de Silvia Clemente recurrió.
La sentencia es muy clara: Meléndez intentó cobrar por los mismos trabajos dos veces, quiso colar gastos injustificables y aportó, en la vía administrativa contra la Junta, un documento que la Sala de lo Contencioso Administrativo del TSJ considera “manipulado” y por el que pide que se abra una investigación penal. Pero las presuntas irregularidades no acaban ahí. Cuando el tribunal instruía la causa, solicitó a petición de Meléndez una documentación que la Consejería no pudo encontrar. Los expedientes habían sido borrados, no existían ya ni en papel ni en formato digital, por lo que se denunciaron los hechos ante la Fiscalía. Ahora, el mismo juzgado que rastreaba el borrado de esos archivos investigará el documento falseado que aportó el marido de Clemente.
El silencio de los partidos de la oposición
Ni un solo partido de la oposición ha reaccionado a la elección de Clemente. En 2010, el PSOE preguntaba en las Cortes por las subvenciones concedidas a Patatas Meléndez SL y hablaba de trato favor. Hoy en las filas socialistas reina el mutismo. El asunto ha dejado de interesar incluso con investigación judicial de por medio. Ese mismo silencio se mantiene respecto al caso, también publicado por este diario, de la vivienda que el marido de Clemente disputaba a sus padres tras haber ejecutado obras por más de un millón de euros sin haber justificado de dónde salió el dinero.
La investigación realizada por eldiario.es reveló que Clemente, que se desvincula de todo lo relacionado con la casa, no estaba tan al margen como decía. El responsable de las obras era un habitual de los contratos a dedo en la Consejería de Agricultura primero y en las Cortes después. Mientras Clemente era presidenta de las Cortes, el PSOE sí se interesó por el asunto, hasta el punto de solicitar por la vía parlamentaria todos los contratos y pagos recibidos por el constructor desde la Junta de Castilla y León.
Aunque el PSOE recibió la documentación, que demostraba que se pagaron más de 400.000 euros en contratos públicos al constructor que ejecutaba obras en la casa de los suegros de Clemente, obvió esta información. Tampoco quiso pronunciarse cuando este diario recibió esa documentación y la hizo pública. Lo que hace unas semanas habría sido arma arrojadiza contra el PP es ahora un caramelo envenenado.
Lo que se juega el PSOE no es poco. Ciudadanos, como en las pasadas elecciones autonómicas podría ser el partido llave y Clemente no abrirá la puerta a quien ose criticarla.