La asociación Salamanca por la Memoria y la Justicia ha pedido al consejero de Cultura de la Junta de Castilla y León, Gonzalo Santonja, que nombre el albergue de Béjar en recuerdo al diputado provincial Valentín Garrido Muñoz, fusilado en 1937 e impulsor de este albergue juvenil. Es una solicitud que suscribe esta asociación memorialista en apoyo a la instancia de los alumnos de la línea de Memoria Democrática de la Clínica Jurídica de Acción Social de la Universidad de Salamanca.
Garrido fue elegido concejal en el Ayuntamiento de Béjar en 1931 y trabajó el como procurador de los Tribunales y diputado provincial entre 1931 y 1936 por Izquierda Republicana. En agosto de 1936 fue detenido e ingresado en prisión con la acusación de pertenecer a un partido político de izquierdas.
Valentín Garrido fue fusilado en la tapia del cementerio de Salamanca junto a otros once bejaranos el 1 de enero de 1937, entre los que se encontraba su sobrino de 29 años. La familia de Valentín Garrido se vio obligada a abandonar Béjar y marcharse a Salamanca a vivir después del asesinato de tres de sus miembros y la cesión de bienes forzada.
“La memoria de Valentín Garrido y su familia, víctimas de los horrores de la guerra, debe recuperarse como un recuerdo de lo que sucedió y de lo que no puede repetirse. La manera de lograrlo es precisamente recordándoles en el Albergue de Llano Alto, recuperando el legado de Valentín Garrido como representante del pueblo bejarano. Esta petición responde a un deber moral de reparación de las personas que, defendiendo el orden democrático y republicano, fueron perseguidas y represaliadas”, sostiene en el escrito el presidente de la asociación, Julio Fernández.
Promotor del edificio
Además, Valentín Garrido fue el promotor de la construcción del edificio que aloja actualmente el albergue. En su momento, estaba previsto destinarlo a las colonias infantiles —que gestionaban las Hermanas de la Caridad— para los niños que viajaran al parque natural de Llano Alto, en Béjar. El edificio contaba con una biblioteca, una sala de cine, espacios para distintas actividades y varios salones de recreo interiores para los días de lluvia. Además, el espacio dio asilo a jóvenes y se adaptó como hospital (con 350 camas) durante la epidemia de tuberculosis que afectó a España durante la guerra civil.
Valentín Garrido financió la construcción de una Central Hidroeléctrica en Puente del Congosto empleando sus ahorros y con un préstamo bancario. Cuando entró en prisión, recibió una visita de unos representantes del banco que le había concedido el préstamo y le conminaron a que cediera la propiedad de la central y otros terrenos para pagar el préstamo y sus intereses, pero él se negó. Pocos días después, las fuerzas falangistas detuvieron a su hijo Ramón, de 24 años, al que mataron de una paliza, según relata la asociación.
Valentín Garrido escribió una carta a su mujer, en la que le suplicaba que pidiera perdón a su hijo: “La culpa de todo lo que le ha pasado la tengo yo por haberme metido en política”. Finalmente, Valentín Garrido terminó firmando un poder notarial cediendo a Felipe Domínguez Parra las concesiones administrativas y la central hidroeléctrica. El banco García y Gascón SL acabó vendiendo la central a la empresa que precedió a Iberduero.
El Centro Documental de la Memoria Histórica conserva en su fondo la correspondencia mantenida por Valentín Garrido con su mujer, Benita Lobo Bajo, sus hijos y otros familiares mientras estuvo en prisión.
“Un acto de paz para los familiares”
Salamanca por la Memoria y la Justicia defiende que esta petición es “de absoluta justicia” y sostiene que se ajusta a lo previsto en la Ley de Memoria Democrática. El escrito de la asociación, al que ha tenido acceso este periódico, refleja que este sería “un acto de paz para la conciencia de los familiares de Valentín Garrido Muñoz” y serviría para reconocer “una actuación encomiable en beneficio de la sociedad”.
“Se pretende recordar y dignificar su figura de Valentín Garrido por su magnífica iniciativa en la propuesta de dicho proyecto arquitectónico. Una iniciativa calificable como pedagógica, al pretender llevar la educación infantil a una zona rural y alfabetizar a los niños del Hospicio de Salamanca y cuyas dependencias han servido para fines siempre sociales hasta la actualidad, teniendo una línea de continuidad poco frecuente”, insiste la entidad memorialista en su petición, en la que instan a no construir la historia “desde el miedo y el olvido” y recordar “a aquellos que fueron perseguidos, encarcelados, torturados e incluso desprovistos de sus bienes y que perdieron la vida en defensa de la libertad”.
La asociación ha instado a la Consejería a cambiar la denominación del albergue 'Llano Alto' por el de 'Albergue Juvenil Valentín Garrido Muñoz de Llano Alto'. Si el gobierno autonómico rechaza esta petición, la organización también plantea como alternativa que se coloque una placa conmemorativa en las dependencias del Albergue para que se reconozca la iniciativa de Valentín Garrido Muñoz y se dé testimonio de quién fue y cómo murió fusilado.