En 2022 se denunciaron 317 agresiones a enfermeras en Castilla y León, el 97 por ciento más que en 2021 cuando se registraron 156 en esa Comunidad, que fue la segunda con mayor número de esos sucesos el año pasado después de Andalucía (728), según el Observatorio de Agresiones del Consejo General de Enfermería.
En el conjunto nacional, el pasado año se denunciaron 2.580 agresiones a enfermeras en España, que suponen un incremento de más de 58,38%, con respecto a 2021, cuando se registraron 1.629 incidentes, según ha detallado el Consejo en un comunicado.
Según los últimos datos del Observatorio de Agresiones correspondientes al 2022, se han registrado un total de 2.580 agresiones a enfermeras ese año.
Por comunidades autónomas, Andalucía anotó un mayor número de estos sucesos, con 728, seguida de Castilla y León (317), País Vasco (315), Baleares (268) y Galicia (188).
Por el contrario, las regiones que menos agresiones han notificado son Ceuta (0), Extremadura (1), Melilla (3), Cantabria (8), Canarias (11) y Cataluña (18).
Diego Ayuso, director del Observatorio y secretario general del Consejo, ha sostenido que ese aumento “se ha debido realmente a que las agresiones se hayan incremento de forma tan alarmante, sino a que hay una mayor concienciación de los profesionales a la hora de denunciar y una mayor sensibilidad a la hora de registrar los datos por parte de las comunidades autónomas”.
Y el presidente del Consejo, Florentino Pérez Raya, ha incidido en que “las enfermeras y enfermeros de España se enfrentan cada día a hacer su trabajo con una presión asistencial brutal debido al déficit crónico de profesionales que arrastra nuestro país. De hecho, hacen falta casi cien mil enfermeras para equipararnos a nuestros vecinos europeos”.
Para Pérez Raya, “las enfermeras no somos responsables de los males del sistema, de las demoras en la atención, de la falta de recursos, de no poder atender sus expectativas. De hecho, en muchas ocasiones somos quienes también sufrimos todos esos problemas de nuestro sistema sanitario”, ha añadido.
Por eso, el presidente de las 336.000 enfermeras españolas ha sostenido que “hay límites que no se pueden traspasar, porque la abnegación de nuestras profesionales no implica soportar vejaciones ni agresiones. Con la violencia, ya sea verbal o física, debemos tener tolerancia cero. No hay justificación alguna para sentir miedo o sufrir lesiones, amenazas ni vejaciones cuando uno simplemente desempeña su labor en su puesto de trabajo. Y menos cuando su trabajo consiste en salvar vidas, en cuidar de la salud de las personas”.