Un macho de urogallo cantábrico, especie en situación extremadamente crítica de extinción, ya que el último censo los cifraba en España en 292 ejemplares, ha muerto hace escasos días en la provincia de León durante la realización por parte de la Junta de Castilla y León de trabajos de captura y radiomarcaje.
Un riesgo del que en esas mismas fechas alertaban grupos conservacionistas de que podría ocurrir, ya que la Consejería de Fomento y Medio Ambiente, que preside el leonés Juan Carlos Suárez-Quiñones, realizaba estas labores en plena época de celo y de cría de esta especie, tal y como publicó ileón, haciéndose eco de las voces de la plataforma Filón verde y varios expertos.
Finalmente, con tragedia ha terminado el proceso. La Junta ha informado este jueves por primera vez de que la muerte del ejemplar macho tuvo lugar en la mañana del lunes 17 de mayo. En una extensísima nota explicativa para justificar la situación, explican que los trabajos de captura para el radiomarcaje “estaban siendo llevados a cabo por personal especializado tanto de la Junta de Castilla y León como de veterinarios y biólogos con más de 15 años de experiencia en la captura y marcaje de la especie en la Cordillera” Cantábrica.
Según especifican, el urogallo murió a pesar de realizarle maniobras de recuperación mediante masaje cardíaco y administración de fármacos de choque. Después, los agentes medioambientales de la Junta levantaron el cuerpo, que fue trasladado “con urgencia” por celadores de Medio Ambiente “en condiciones de refrigeración a las instalaciones del Laboratorio de Espermatología y Crioconservación en Especies Silvestres del Instituto Nacional de Investigaciones Agronómicas (INIA). Allí se consiguieron extraer y conservar en nitrógeno líquido espermatozoides viables del ejemplar.
Conclusión: Fallo cardíaco
Posteriormente, el martes y miércoles, se le practicó la necropsia por los veterinarios de la red de centros de recuperación de la Junta de Castilla y León, con sede en Valladolid. La conclusión preliminar, tras la exploración interna y estudio radiológico, es que se trataba de un ejemplar con “baja condición corporal, con ausencia de lesiones o traumatismos, observándose infartación del miocardio y hemorragias en sábana en sistema gastrointestinal compatibles con un fallo cardíaco”. Es decir, que del estrés murió técnicamente de un infarto.
De forma complementaria, informa la propia Junta, se han remitido muestras de tejido del animal a la Facultad de Veterinaria de la Universidad de León para un exhaustivo estudio anatomopatológico.
La Junta tilda el hecho de “desgraciado episodio” e insiste en que se trata del “primero que se documenta en la Cordillera Cantábrica tras 33 capturas realizadas de urogallo en los más de 15 años”.
Tras el suceso, y mientras arreciaban las críticas conservacionistas, la campaña de captura fue suspendida inmediatamente para analizar las circunstancias en las que se produjo la muerte, “por si se pudiera haber observado algún fallo o error en el desarrollo de los protocolos”, lo cual descartan ahora “tras el análisis de los mismos y los resultados preliminares de necropsia”.
De hecho, denominan “fatalidad” a la parada cardíaca, “asociada a una miopatía de captura”, y advierten de que a pesar de todo “durante el verano y otoño se reanudarán los trabajos de captura y radiomarcaje bajo el estricto cumplimiento de los protocolos vigentes”, es decir, los mismos que hasta ahora.
Los trabajos de captura y radiomarcaje de urogallo se vienen practicando durante más de 15 años en la cordillera Cantábrica y en Pirineos, asumiéndose los riesgos de esta actividad por las “incalculables ventajas” que esta práctica reporta tanto a esta especie como al resto de especies de fauna silvestre amenazada, remarcan desde la Junta.
Las quejas y avisos que no se escucharon
Frente a esta visión, los actuales trabajos de captura y marcaje habían propiciado alarma social en la sociedad lacianiega hace escasas fechas y como consecuencia de ello un grupo de vecinos se puso en contacto con la organización Filón Verde y expertos para justificar su profunda preocupación.
Ellos constataron, y denunciaron en ILEÓN, la falta de evidencias científicas del proceso y el hecho de que se estuviera actuando en los cantaderos de urogallo en época de celo. En cambio, “nuestras quejas sobre vallados con alambradas, control de fauna, parques eólicos o proliferación de pistas forestales que perturban los últimos cantaderos o lugares donde crían apenas encuentran respuesta”, denunciaban.
Y para que nadie les acusara de oportunismo si ocurría alguna desgracia, como la que tristemente ha sucedido, explicaban hace semanas que todas las administraciones públicas, desde las locales, autonómicas o nacionales hasta las europeas tienen la “grave responsabilidad de responder ante la opinión pública sobre la gestión de la especie”, algo de lo que querían “dejar constancia de que en su momento alguien advirtió de los riesgos y se ignoraron sus avisos”. La declaración del urogallo cantábrico como especie en situación crítica mediante Orden TEC/1078/2018, de 28 de septiembre, conllevó la creación del grupo de trabajo de la especie en situación crítica y la definición y actualización de las líneas de trabajo sobre la especie, amparadas en la estrategia nacional.
Entre ellas se encuentran el reforzamiento de los estudios de seguimiento, con la realización de una estima poblacional mediante técnicas genómicas, la reducción de densidad de depredadores y el reforzamiento de las actuaciones de conservación ex situ.
En la nota, la Junta dice que dentro del “Protocolo de actuación para la captura y radiomarcaje de ejemplares de urogallo” elaborados por el grupo de trabajo de urogallo cantábrico en el marco del “Programa de conservación ex – situ del urogallo cantábrico”, el personal especializado ha capturado “más de 30 urogallos silvestres que han permitido, y están permitiendo, obtener una información de alto valor para conocer las zonas de ocupación, campeo, utilización del hábitat, seguimiento de polladas y mortalidad de los ejemplares, y protección activa de nidos y polladas”.
Seguimiento a dos hembras y muerte de otra
En la actualidad, con captura y radiomarcaje de ejemplares se está realizando el seguimiento de dos hembras, y en los años anteriores otras dos, “protegiendo de forma activa sus nidos mediante el control de predadores, logrando la eclosión de 15 de 17 huevos y la supervivencia final de 5 pollos”. Pero a pesar de ese control, admiten que otra urogallina fue predada en 2019 mientras defendía a sus pollos.
Aún así, consideran que “gracias a los trabajos de control de predadores, mejora de hábitats y, en definitiva, a la gestión activa”, que es la que critican los ecologistas, “se ha logrado cambiar la tendencia histórica de 0,3 pollos por hembra a 1,0 pollo por hembra”.
Seis urogallinas muertas por depredadores en 2020
El método elegido para la captura de ejemplares de urogallo en época de celo, como ha sido esta, es mediante el uso de red vertical en cantadero y vigilancia de ésta, desde un hide o refugio de observación.
“En este caso concreto, además de retrasar el inicio de capturas con la época de celo ya en una fase avanzada, también se modificó y amplió la luz de la red de captura con el fin de que fuera lo más selectiva posible para machos con el fin de minimizar la probabilidad de captura de hembras con mayor riesgo de padecer miopatías y muerte por estrés de captura”, dice ahora la Junta.
Cabe destacar que de los trabajos realizados durante el año 2020, ampliando las capturas y radiomarcajes de la especie, se pudo constata la muerte por predación de seis ejemplares en León durante la pasada anualidad, “muertes por predación de ejemplares silvestres que están suponiendo unos porcentajes muy elevados, cerca del 50%, con datos de ejemplares radiomarcados y polladas predadas en campo”.
Polémico antecedente
En el año 2017, otro ejemplar de urogallo muerto, y del que la Junta no informó durante semanas, justo hasta que ILEÓN no se interesó por el caso, puso en evidencia la posible afección directa de un parque eólico en su fallecimiento, un hecho que ponía en jaque estas infraestructuras en zonas de especial sensibilidad para esta ave en peligro de extinción.
En este caso se trataba de una hembra y de la segunda muerte de un urogallo en Europa que podría atribuirse a la afección de un parque eólico. La Junta sólo lo detalló a raíz de informaciones conocidas por del Bierzo Alto, que derivaron en varias peticiones de investigación sobre esta muerte, mediante escritos incluso a la Fiscalía.
Actuaciones
La Estrategia para la Conservación del Urogallo Cantábrico en España, aprobada por la Comisión Nacional de Protección de la Naturaleza el 17 de marzo de 2004, señala las líneas básicas de actuación y las medidas que deben asegurar a largo plazo la conservación del Urogallo cantábrico y su hábitat.
Y es que el único censo oficial, de 2018, señalaba el especial protagonismo de la provincia de León en cuando a presencia del urogallo, ya que de los 292 ejemplares contabilizados en toda España, el 80% de ellos se situaban en el norte de León, comarcas como Laciana, Omaña o Alto Sil, siendo los restantes ejemplares casi todas de Asturias.