Recuperar la Casa del Baile abandonada en los años 60: guateques y cultura para repoblar Tabanera de Cerrato
“Mi padre me decía: lo que no se da, se tira”. Juan, vecino de Tabanera de Cerrato —un pequeño pueblo de Palencia de 70 habitantes— ofrece un sofá de mimbre y una mesa de madera que solo cogían polvo en una panera para la Casa del Baile, abandonada en los años 60 del siglo pasado, que varias asociaciones quieren recuperar para el pueblo.
Poco a poco y con la colaboración de todo el mundo, incluso a través de un crowdfunding. Así es como la Universidad Rural del Cerrato, acompañada por el grupo musical El Naán y la radio K Jabalí, pretende comprar y revivir el espacio, que antaño sirvió como tienda de ultramarinos, cine, bodega, cafetería y el servicio de taxi comunitario.
Facturas y recibos de impuestos todavía se conservan en la Casa del Baile, que todavía conserva la barra del bar —que aguantó hasta los años 80—, junto a los calendarios y los carteles de helados que se dejaron abandonados. El objetivo es convertir la Casa del Baile en un espacio que esté “al servicio de la comunidad”. “Queremos que lo usen el pueblo y la comarca del Cerrato. Nos gustaría ser un referente para el país”, explica Noelia Barreales, una de las fundadoras de la Universidad Rural.
La idea es montar una sala de ensayos y un espacio de programación musical, un espacio para la radio y que otras salas acojan cursos, residencias artísticas e incluso clases de yoga. La Universidad Rural está integrada en la red de universidades rurales Paulo Freire —que quiere rescatar los saberes populares— centrada en la 'Soberanía de la Alegría'.
“Muchos venimos del mundo de la cultura y la educación, y por eso trabajamos en generar nuestro propio ocio y entretenimiento, como se hacía antes con los bailes y la música”, explica Barreales, que quiere destacar que la asociación es autogestionada y sin ánimo de lucro y que no ha recibido ayudas públicas en sus diez años de vida.
Una nueva escuela infantil
Tabanera de Cerrato es uno de los pocos pueblos que consigue resistir a la sangría poblacional que sufre Palencia. “Hace poco hemos tenido una camada”, bromea Héctor Castrillejo desde una de las salas de la Casa del Baile. Aunque todavía no es suya, les han dejado llevar algunas de sus cosas.
“Hacía muchísimos años que no nacían niños, con la gente ha venido aquí han nacido niños y niñas, y hay una escuela infantil”, agrega Héctor, uno de los fundadores de El Naán y que lleva 14 años viviendo en Tabanera.
Su objetivo es pasar de ser meros consumidores de la cultura a también crearla. “Antes la gente montaba su propia fiesta, hacía su cante, bailaba, lo montaba todo. Y ahora necesitamos que nos lo hagan. La cultura es un imán mucho más fuerte de lo que creíamos”, apunta Héctor, que apuesta por repensar qué es sostenible y qué no, especialmente ahora.
Su idea es recuperar los “saberes ancestrales”, pero no para conservarlos en un museo. “Son una clave para los desafíos del futuro. Había otras cosas muy negativas, que evidentemente hay que desterrar, pero es que hemos desterrado todo el pack cuando había muchas cosas que funcionaban muy bien”, apoya.
Huyen del “prisismo” de la ciudad
Javi y Héctor animan a todo aquel que tenga ese 'gusanillo' por volver al pueblo, aunque advierten que no se puede pretender “intentar tener la vida de la ciudad”. “Tienes que dejar atrás el 'prisismo' que corremos en la ciudad. Los pueblos, entre otras cosas, tienen sus ritmos para todo”, explica Javi Valdezate. “Cuando estás en un pueblo tienes que crear comunidad, no puedes ir a la tuya. Hay que llegar, respetar y escuchar; más que hablar: hacer, más que hablar y ver cómo funcionan las cosas e integrarse con calma”, continúa Héctor.
Esta es una filosofía de vida que aplican a todo, incluido a la vivienda o la crianza. Ellos apuestan por construirse sus propias casas básicamente con los recursos que da la comarca y huir de una hipoteca. “Tarde o temprano, la gente se va a dar cuenta de que siguen subiendo los alquileres, las hipotecas, el precio la vida mientras los salarios no mejoran. En el momento en que la horquilla apriete, al final va a caer por su propio peso”, reflexiona Javi Valdezate, documentalista y fundador de K Jabalí. “Aquí puedes vivir con un salario más bajo, porque al final la vivienda la tenemos resuelta”, continúa.
Resulta inevitable pensar en esa dicotomía ciudad-pueblo y abordar el tema de la despoblación, un asunto del que se lleva hablando durante décadas en Castilla y León o en Extremadura, pero que ha entrado hace poco y de manera sutil en la agenda nacional. En Tabanera de Cerrato apuestan por “tejer redes” y recuperar esa sensación de 'comunidad' que las grandes ciudades han olvidado. “Hay un problema de individualismo que es lo que nos está haciendo enloquecer seguramente”, indica Héctor.
Binomio vivienda y cultura para salvar el medio rural
“No es que haya una solución [a la despoblación], es que no hay otra. O sea, lo que es inviable son las megaurbes, es un sistema insostenible. Y es lo que está en crisis realmente. Las grandes ciudades son una trampa, es inviable, es una esclavitud a la que entras a forma parte, sin tiempo ni lo que te da realmente calidad de vida”, sopesa Héctor.
“Hay una crisis que es sistémica, climática, ecológica, de alimentación, de recursos. Y esto nos va a llevar a un límite en el que lo sostenible, no en el sentido ecologista, sino pragmático, es volver a lo que siempre ha sido: conseguir los alimentos de manera lo más cercana posible”, reflexiona este artista palentino. No hablan de volver al sistema proteccionista de mediados del siglo pasado, pero sí apuestan por cierto equilibrio en la sociedad.
“Las instituciones no quieren revertir la despoblación. Por un lado va al discurso, que dice que sí que quiere, pero la realidad, las leyes, todo lo que hacen, van en contra”, lamenta Héctor. Ellos, asegura, reciben un correo a la semana diciendo que quiere irse a vivir al pueblo. “Si hubiera vivienda social, vivienda de alquiler, facilidades para la vivienda... vendría mucha gente”, asegura. El binomio, eso sí, debe ser vivienda-cultura.
El Naán nace también para reivindicar la música popular y tradicional: han tocado en la BBC, acompañado a Vetusta Morla —que grabará un videoclip en Tabanera de Cerrato el 20 de junio— en su gira 'Cable a Tierra' y 'La danza de las Semillas' fue declarado mejor disco europeo en 2018. “Nos decían: 'tenéis que iros a vivir a Madrid'. Pero habría sido una locura, o sea, realmente lo que nos ha dado el hummus de la creación ha sido el estar aquí en nuestro mundo, generando nuestro propia identidad poética. Allí habríamos sido uno más. Pero aquí creamos nuestra propia identidad con fuerza y contamos nuestra realidad”, recuerda Héctor.
Aunque de carácter el castellano es “fatalista”, en Tabanera de Cerrato están consiguiendo logros que parecían irrealizables—“Estamos cansados de hacer cosas imposibles”—. A través de la cultura, la música y el aprendizaje común quieren que las semillas que dejan desde la Universidad Rural germinen. Para que, en palabras de Violeta Parra, se vaya enredando como en el muro la hiedra. Y brote como el musguito en la piedra.
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