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Villaescusa, el pueblo zamorano con alcaldes, parroquia y cementerio anglicanos desde el siglo XIX

Alba Camazón

Villaescusa (Zamora) —
13 de abril de 2024 23:10 h

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Villaescusa es un pueblo de unos 200 habitantes de Zamora. Bueno, más bien un centenar que vivan todos los días en este pueblo, eminentemente agrario. Es un pueblo por el que podrías pasar con el coche sin mirar mucho más allá de la iglesia, del siglo XVI, que se ve desde la carretera. Pero las calles de Villaescusa, como muchas de la España interior, guardan una historia. Decenas de historias, de hecho: Villaescusa no tiene una, sino dos iglesias; y no tiene un cementerio, sino dos. Unos apostólico-romanos y sus homólogos protestante-anglicanos. El cementerio anglicano fue restaurado en 1995 por jóvenes de Pensilvania, Estados Unidos.

Villaescusa llegó a ser incluso conocido como 'el pueblo de los protestantes' y 'The wonder of Spain' hasta que el régimen franquista cerró la iglesia y la escuela y muchos emigraron a Europa y América. “Aquí prácticamente no había analfabetismo gracias a los protestantes. Nunca hubo problemas entre protestantes y católicos y muchas familias acomodadas pertenecían al protestantismo”, explica a este diario el alcalde de Villaescusa, Carlos Prieto.

El protestantismo de Zamora y Salamanca germina con la llegada de las tropas del Duque de Wellington a principios del siglo XIX, para combatir en la Guerra de la Independencia española. Soldados ingleses decidieron quedarse en esa zona de España, en pueblos como Fuentesaúco o Bóveda de Toro, donde se casaron y tuvieron descendencia.

La escuela protestante llega en 1876

A mediados del siglo XIX —cuando George Borrow realizó su misión evangelizadora por Salamanca, Zamora, Valladolid y León distribuyendo biblias— Melquíades Andrés, un carpintero de la zona, se hizo con una de sus biblias en 1870 y organizó un grupo de lectores de la Biblia, que solicitaron un párroco anglicano para el pueblo. “Hubo unos años de muy malas cosechas y se decía que había una congregación que ayudaba a la gente, y era la Iglesia Anglicana. Luego muchos se convirtieron”, apunta el regidor. El obispo evangélico les mandó un párroco y un maestro, así que en 1876 se fundó una escuela protestante en Villaescusa, que trabajó durante décadas. “A los ocho años ya trabajabas en el campo, y luego había escuela”, añade.

Según explica el obispo de la Iglesia Anglicana en España, Carlos López Lozano, en 1880 los protestantes de Villaescusa alquilaron un local y lo acondicionaron para instalar una pequeña capilla con el apoyo de la comunidad de Salamanca. “Cuando pusieron la primera piedra, guardaron algo y lo taparon con cemento y siempre se dijo que había un tesoro dentro. Hace unos años vino el bisnieto del arquitecto, creo recordar, y contó que era el documento de la inauguración de la iglesia”, recuerda el alcalde. La primera piedra se colocó en 1885, con Alfonso XII como monarca español.

Dos alcaldes protestantes

Villaescusa llegó a tener dos alcaldes protestantes. Así lo relata, desde la actual Iglesia del Espíritu Santo el máximo representante de la Iglesia anglicana en España, Carlos López Lozano, que dirigió la parroquia villaescusana entre 1991 y 1995. “José Fortes en 1890, que fue el primer alcalde protestante en España, y Francisco Hidalgo en 1909”. “La mitad del pueblo era protestante”, explica el alcalde de Villaescusa.

El obispo anglicano calcula que la parroquia protestante llegó a pastorear a unas 200 personas en Villaescusa. Miguel Ángel Hernández Fuentes, doctor y licenciado en Historia y Teología, es profesor asociado de la Universidad de Salamanca. En el artículo 'The Wonder of Spain'. Un asentamiento protestante entre la población católica zamorana durante la Restauración, asegura que otros escritos registran poco más de un centenar de feligreses en su momento de mayor auge, lo que suponía el 10% de la población villaescusana.

“La contrapropaganda católica, la presión ambiental de la comunidad parroquial, la piedad y la devoción mariana y las dificultades para vivir en un ambiente hostil hicieron que estas comunidades nunca fueran excesivamente numerosas. En un ambiente mayoritariamente católico, el grupo protestante debía reforzar sus señas de identidad y sus sentimientos de pertenencia a una comunidad distinta de la mayoritaria”, expone Hernández Fuentes.

Un pastor convertido

El Obispado de Zamora no estaba contento con la parroquia evangélica de Villaescusa y decidió enviar a un párroco para frenar la fe protestante. “El sacerdote católico-romano que envió el obispo era una gran polemista: Agustín Arenales. Le llamaban 'Piquito de Oro' y predicaba muy bien. Usaba efectos, según cuentan las crónicas: metía petardos debajo del altar y en cuanto sonaba decía 'esto es el infierno'”, explica a este diario Carlos López Lozano.

Durante un tiempo fue el párroco católico-romano de Villaescusa, hasta que “leyó unos folletos” que repartía el pastor evangélico. “Don Agustín Arenales vio esos folletos, y dijo: 'Eso es lo que creo yo, no puedo predicar contra esto'. Tuvo una pequeña crisis, colgó la sotana y se marchó a Madrid para hablar con el obispo anglicano para ofrecerse como sacerdote católico reformado”, relata Carlos López Lozano.

Represión franquista

El reverendo Manuel Borobia predicaba no solo en Villaescusa, sino también en otros pueblos de la zona como El Pego, San Miguel de la Ribera o Guarrate, donde nació Atilano Coco, el párroco protestante amigo de Miguel de Unamuno que fue fusilado en diciembre de 1936 y cuyos restos aún están desaparecidos. La parroquia protestante recibió el último revés tras la guerra civil.

“El pastor, Delfín Domínguez fue condenado a cuatro años de prisión por ser protestante y cuando salió, al destierro. Durante esos cuatro años, su familia no tenía con qué sustentarse. Una de sus dos hijas se murió de pena y de hambre”, recuerda Carlos López. El actual pastor de Villaescusa, que también es arcipreste anglicano en Castilla y León, subraya el papel de Atilano Coco en esos años. “Fue detenido el 1 de agosto de 1936. El domingo anterior ofició un bautismo de una familia de Villaescusa que vivía en Sabadell, su mujer tocó ese día el armonio”, apunta Rubén Legidos.

“En 1939 fueron expropiados el templo y la escuela aledaña, que sirvió como escuela de la Falange durante un año, y hubo un periodo de persecución. Con la guerra civil, algunos fieles murieron, otros se exiliaron a Barcelona, Valencia, Madrid, incluso a Argentina”, recuerda ante este diario. La comunidad villaescusana en Argentina llegó a ser tan numerosa que se planteó montar una parroquia propia, aunque finalmente se descartó la idea. “Los bancos y el armonio los bajaron a la iglesia católico-romana”, recuerda el obispo

Los protestantes de Villaescusa empezaron a reunirse en las casas. “No era clandestino, pero tampoco era público como antes”, reflexiona el obispo presidente en Iglesia Anglicana España. “En la época de Franco, ya no se podía hablar de esto. Recuerdo a un hombre, que para cobrar la pensión tuvo que convertirse al catolicismo”, añade Carlos Prieto.

La llegada de “los suizos”

A mediados de los años 60, un pastor de Basilea (Suiza) se acercó a Villaescusa para conocer a la población protestante que todavía quedaba en el pueblo y a buscar trabajadores para llevar consigo a Suiza, según explica el obispo anglicano. “Se reunían en el merendero muchas veces y no había ningún problema”, continúa el alcalde. Años después, compró la antigua iglesia —que se utilizaba de nave para maquinaria, recuerda el alcalde— y lo convirtió en una Casa lnterconfesional de la Amistad y del Encuentro, al que durante años han acudido suizos, franceses, familias o grupos de otros países.

“Un año nos trajeron un recuerdo de Sharon Stone y una biblia de Pensilvania. Antes podían venir 30 o 40 personas. Cuando empezaron a venir había muchos viñedos en Villaescusa y en una de las plazas cercanas se hacía la vendimia. Por eso creo que lo llamaron 'El sendero de las Uvas'”, explica el alcalde de Villaescusa, que recuerda cómo les ayudaron a construir la piscina municipal: “nos dieron un terreno y un millón de pesetas”.

Los suizos siguen teniendo presencia en el pueblo, aunque no todos por esta casa del encuentro. Ruth lleva ocho años en Villaescusa, cuando su marido se jubiló y decidió que quería volverse al pueblo. “Mi marido era albañil y se marchó a Suiza en 1974. En esos años muchos se marcharon a Suiza, Alemania, Francia... se marchaban ya con un contrato de trabajo apalabrado”, relata.

Una biblioteca para todos

Ahora, la Iglesia Anglicana trabaja con el Ayuntamiento en abrir una biblioteca pública con libros que van desde Kafka, Dan Brown, Federico Moccia o Matilde Asensi. La biblioteca, que esperan abrir antes de verano, recibirá el nombre de 'Pedro de Vegas', un “hijo de Villaescusa” que fue párroco en la Iglesia de Córdoba. “Las tropas franquistas le arrestaron, quemaron la iglesia, la escuela parroquial, la casa del párroco y la pequeña librería que regentaba, que era famosa en Córdoba porque era amigo de Pío Baroja, y este se inspiró en él para un personaje en algunas novelas. Después, fusilaron a Pedro de Vegas”, relata el obispo presidente de la Iglesia Española Reformada Episcopal, de la Comunión Anglicana.

El alcalde de Villaescusa lamenta que se hayan perdido muchos documentos sobre la historia del pueblo y de la comunidad protestante. Durante el franquismo, desapareció documentación, y el Ayuntamiento ha sufrido dos incendios, el último a principios de los 60. Todavía recuerda cómo un amigo suyo, de niño, vivía en el edificio que había sido el palacio del comendador de Carlos V en Villaescusa. “Tenía un baúl lleno de libros. Alguien compró la casa para tirarla y se deshizo de todos los libros”, comenta el alcalde, que aún recuerda dónde se había guardado el baúl. “La gente no le hadado valor y han desaparecido todos los documentos”, se queja.