Cinco manifestantes que protestaron varios días frente a una casa de apuestas en Gamonal (Burgos) se enfrentan a cinco años de cárcel. La acusación particular, del local de apuestas, pide cinco años de prisión para cinco manifestantes por un delito de amenazas y otro de coacciones, además de una multa de 7.300 euros por un delito de daños. La vista oral ante el juez está prevista para el 20 y 21 de diciembre.
También reclaman que se imponga una orden de alejamiento de sus locales de juego durante diez años y prohibir acercarse al denunciante a menos de 500 metros de su domicilio, trabajo o cualquier lugar donde se encuentre. Tampoco quieren que los acusados vuelvan a comunicarse con el denunciante.
El abogado de la acusación particular, Jesús Mozas, destaca que los locales “cumplen las normativas” porque se requiere una licencia administrativa de la Junta de Castilla y León para operar. Para el letrado, las reivindicaciones pueden ser más o menos acertadas, pero “no deben realizarse ante el local, sino ante la Administración”. La manifestaciones tienen que ser “de forma pacífica”, insiste. Mozas asegura que se “traspasó” la barrera en estas manifestaciones y por eso recurren a la Justicia.
La acusación particular pide tres años de cárcel por un delito de amenazas, dos años de prisión por un delito de coacciones y 24 meses de multa de 10 euros al día. El Ministerio Fiscal rebaja esas peticiones a dos años.
El abogado de dos de los manifestantes encausados, Guillermo de la Fuente, lamenta que la acusación particular pida cinco años de prisión “por el simple hecho de protestar pacíficamente”. “No hubo actos violentos, ni detenidos, más allá de esos supuestos daños. Si estas personas son condenadas, servirá de precedente para que no se realicen protestas de este tipo por miedo”, lamenta.
En el escrito de la Fiscalía, al que ha tenido acceso este diario, se les atribuye a los cinco manifestantes un delito continuado de coacciones, a tres de ellos (todas mujeres) un delito continuado de daños y a los dos hombres un delito leve de amenazas. Pide para ellos más de 4.000 euros y 24 meses de cárcel.
Varias manifestaciones convocadas desde septiembre de 2019
Las manifestaciones —convocadas por la Asamblea Vecinal Contra las Salas de Apuestas— empezaron en septiembre de 2019: primero frente a las obras de una de las últimas casas de apuestas autorizadas en Burgos y después frente al local, ya abierto al público. Esta Asamblea está conformada por personas vinculadas a movimientos sociales para sensibilizar contra casas de apuestas como la que abrió en la Avenida de los Derechos Humanos, contra la que también se han mostrado en contra asociaciones de padres de centros de la zona y el colectivo cristiano Promoción Solidaria.
Fiscalía argumenta que estas concentraciones —de menos de un centenar de personas— no habían sido comunicadas y que en ellas había comportamientos “encaminados al hostigamiento” del propietario del local de apuestas. Aunque no hubo detenciones por parte de la Policía, sí se identificó a algunos manifestantes.
“La próxima visita será con dinamita”
El Ministerio Fiscal acusa a uno de los manifestantes de decir: “te voy a matar y eso no lo vas a abrir” y de gritar micrófono en mano “este local lo vamos a quemar” junto con otras consignas, “sintiéndose la víctima atemorizada, impidiendo el acceso a clientes y la libre circulación por la calle a los viandantes. Este manifestante, según Fiscalía, dijo que iban a ”acampar“ en la puerta del local y el otro —ambos acusados de un delito leve de amenazas— gritaba consignas en la manifestación como ”Aquí se va a liar la del bulevar“ y ”La próxima visita será con dinamita“.
Las tres mujeres acusadas colocaron presuntamente pegatinas en la fachada, realizaron pintadas en la fachada de cristal y en las paredes de entrada al local y dieron patadas en la puerta, lo que motivó “que se desviaran los carriles de la puerta”. La empresa asegura que la reparación de la fachada y la puerta asciende a 4.767,40 euros.
Según el relato de Fiscalía, todos los investigados formularon consignas “encaminadas al amedrentamiento” y protagonizaron una “prolongada y sostenida acción en el tiempo dirigida al hostigamiento y quebranto de su libertad personal”.
Si estas personas son condenadas, servirá de precedente para que no se realicen protestas de este tipo por miedo
El Juzgado de Instrucción no consideró que las pintadas fueran constitutivas de delito e instruía el caso por un delito leve de amenazas. Esta decisión fue revocada por el Juzgado Provincial, que estimó el recurso de la casa de apuestas y acordó que el Juzgado de Instrucción tramite un procedimiento de unos presuntos delitos de daños, coacciones y amenazas.
La Asamblea Vecinal Contra las Salas de Apuestas lamenta la oposición de la Junta de Castilla y León —gobernada por PP y Vox— a que se prohibieran dar más licencias a las casas de apuestas para que no se instalaran en las zonas residenciales de la capital burgalesa. Esta modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) fue apoyada por todos los grupos municipales del Ayuntamiento de Burgos (PSOE, PP, Ciudadanos, Podemos y Vox). El Ayuntamiento continúa pendiente de este proceso judicial, pero de momento se ha mantenido este veto a la expansión de los locales de apuestas.
Hasta 2019, han proliferado las casas de apuestas en los barrios de clase media-baja de la ciudad de Burgos, como en otras ciudades del país. En 2015, había cinco casas de apuesta y salones de juego; en 2021 había 21 establecimientos de este tipo, según los datos de la Junta de Castilla y León
El psicólogo de la Asociación de Burgos para la Rehabilitación del Juego Patológico (ABAJ), David Burgos, explica que en los últimos años el perfil del jugador se ha rejuvenecido y muchas veces no percibe la ludopatía como una enfermedad, por lo que no es constante en su rehabilitación.
“Los captan porque los refrescos son muy baratos y establecen una cultura del ocio porque ven las casas de apuesta como un lugar de encuentro. Juegan en grupo y, si gana uno, el grupo tiene la sensación de haber ganado”, explica Burgos. El psicólogo asegura que alguno de estos jugadores puede llegar a estar quince horas en la sala de apuestas, un espacio “sin ventanas ni estimulación externa” que afecta a la percepción del tiempo también.