La Fiscalía de Valladolid mantiene su petición de veinte años de prisión por delito de asesinato para César F.M, el vecino de Parquesol que es juzgado desde el día 12 de diciembre en la Audiencia Provincial acusado de dar muerte a su madre, de 73 años, tras administrarle el 28 de enero de 2018 dosis letales de medicamentos.
Así lo ha anunciado la fiscal del caso en la cuarta jornada del juicio, aún sin exponer su informe final, trámite reservado para la mañana de este miércoles en la que también la defensa del encausado tratará de construir la argumentación en virtud de la cual persiste en su petición de dos años de internamiento para su cliente por delito de cooperación al suicidio.
La última jornada del juicio con jurado ha estado centrada en determinar la situación psíquica del acusado y la de la víctima en cuanto a sí ésta era capaz de expresarse y, sobre todo, si el grave deterioro sufrido a raíz de un ictus en marzo de 2015 le permitía haber cerrado un presunto pacto de suicidio con su vástago, como así alega éste para justificar por qué el día de autos la administró una dosis letal de medicamentos.
Al respecto, un psiquiatra que trató a César F.M. entre 2016 y 2017 y que visionó uno de los vídeos grabados por él- ha sido reproducido en sala -para justificar ante sus hermanos el motivo de dar muerte a la anciana ha mostrado su “sorpresa” en cuanto a la “frialdad” del acusado a la hora de narrar ese posible acuerdo entre ambos, “ya que parece como si estuviera preparando un bizcocho para Youtube”, al tiempo que ha extendido esa misma sorpresa a la finalidad de dicha grabación.
“No entiendo la finalidad de la misma, salvo que se hiciera a modo exculpatorio para explicar qué ha pasado”, ha incidido el psiquiatra, quien ha apostillado que el discurso que mantiene el presunto matricida en el vídeo en ningún momento utiliza el término muerte y sí en cambio el “eufemismo de irse” en lo que ha calificado como terminología “intencionadamente ambigua”.
De lo que sí está convencido es de que el acusado “tenía muy madurado lo que quería decir, lo tenía muy pensado en su cabeza, como una narración neutra de alguien que tiene claro lo que quiere y que está anunciando el suicidio”, aunque el experto considera “muy difícil” de saber si la madre era partícipe de ello, entendía lo que el hijo le decía y si existía o no un pacto de muerte entre ambos.
Capaz de distinguir entre el bien el mal
El perito, al igual que otros en la jornada anterior, reconoce que el acusado padece un trastorno obsesivo que le “limita para actuar, disfrutar y trabajar” pero, sin embargo, y a pesar de que “tiene secuestrado un pedacito de cerebro para la vida cotidiana”, entiende que tal patología no le impedía discernir entre el bien y el mal desde el punto de vista de la imputabilidad.
En la misma línea se ha mostrado otra perito, en este caso experta en Psicología, que trató al procesado entre 2004 y 2015 y que ha emitido idéntico diagnóstico respecto de las ideas obsesivas que le atormentaban debido a su exceso de preocupación por lo que pudieran pensar otros de él y de sus elevadas aspiraciones, muy por encima de sus posibilidades, lo que le generaba una profunda “frustración”.
La psicóloga ha destacado que esta situación había llevado a César a refugiarse en el cibersexo y el alcohol, fruto también de su problema a la hora de relacionarse con los demás, y ha incidido en que era “muy dependiente de su madre”, cuya atención era lo que más le importaba y lo consideraba como responsabilidad suya.
Voluntad afectada
Frente a los anteriores, el psiquiatra que firmó el alta voluntaria del acusado tras permanecer un mes ingresado en la Clínica López Ibor de Madrid, Juan A, ha indicado que César padecía graves patologías que dificultaban su capacidad de reprimir impulsos y afectaban a su voluntad.
También han testificado, entre otros peritos, especialistas en Neurología y Rehabilitación que atendieron a la fallecida tras sufrir un infarto cerebral y que han subrayado la grave alteración motora del lado derecho y del lenguaje que ésta padecía, hasta el punto de tener que expresarse con gestos de cabeza siempre que se trataba de preguntas sencillas.
La neuróloga, que también tuvo ocasión de visionar en el juzgado el vídeo en el que aparecen acusado y víctima, considera que Sacramento “tenía capacidad para tomar decisiones”, aunque no ha sido muy concluyente en cuanto a que la anciana fuera consciente o no del mensaje que su hijo le estaba trasladando.
“Es difícil que entendiera todo el discurso, pero sí partes concretas, aunque en el vídeo no se ven preguntas directas de él hacia ella sobre un posible suicidio”, añade.
El juicio entrará este miércoles en su quinta jornada con la exposición de los informes definitivos, tras lo que es posible que esa misma tarde los miembros del jurado puedan recibir ya el objeto del veredicto para dictaminar sobre el futuro del reo.