Colau plantea reducir carriles de coche en una decena de calles del Eixample y reformar la Gran Via
Ha llegado la hora de reducir el tráfico del Eixample, el distrito que ocupa el centro de Barcelona y que atraviesan miles de vehículos privados a diario. La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha planteado a pocos días de que empiece la campaña electoral una reforma urbanística a largo plazo que ha de servir para pacificar una de cada tres calles de la zona, entre ellas una parte de la Gran Via.
“Barcelona es una ciudad todavía poco saludable y con un mal equilibrio ecológico”, reconocía la alcaldesa durante la conferencia Barcelona futura en la que ha lanzado su idea de “Eixample verde”. A la espera de que entre en vigor en 2020 la Zona de Bajas Emisiones permanente, que impedirá el acceso a la ciudad del 7% de coches más contaminantes que hoy circulan por ella, y descartado por ahora un peaje de entrada, los 'comunes' siguen avanzando en su plan de reducir el tráfico por la vía de eliminar carriles para coches en determinadas calles de la ciudad.
Colau contempla su pacificación del Eixample como una continuación del modelo supermanzanas a las que no se puede acceder en coche. “Cuando a la gente le ofreces espacio público para pasear, disfrutar y estar, se lo hace suyo”, ha defendido la alcaldesa con el ejemplo de la supermanzana de Sant Antoni, la segunda que puso en marcha su equipo municipal después de la de Poblenou.
Entre las calles en las que Colau quiere dar prioridad a los viandantes –que no significa retirar todos los carriles de coche, sino reducirlos y peatonalizarlos– están Roselló, Provença, Consell de Cent y Ausiàs March, en horizontal, y Borrell, Rocafort, Casanova, Sicilia y Girona, en vertical. Estos corredores verdes se sumarían a los ya existentes, como Enric Granados, Rambla de Catalunya o Passeig Sant Joan.
El horizonte dibujado por la alcaldesa no entra sin embargo dentro de la categoría de promesa electoral, puesto que no ha querido comprometerse a llevarlo a cabo durante el próximo mandato, si consigue conservar el Ayuntamiento. Las únicas obras que se empezarían en el período 2019-2023, según ha concretado Colau, serían las de Consell de Cent y las de Borrell, que ya han empezado en un tramo.
Más allá de la pacificación de estos ejes del Eixample, la “revolución verde” proclamada por la alcaldesa en la ciudad sí ha contado con otros compromisos si hay nuevo mandato de Barcelona en Comú. Uno de ellos será abrir un proceso participativo para reformar la Gran Via, una de las autopistas urbanas que atraviesan la ciudad con hasta ocho carriles para coches y autobuses y taxis. En paralelo al proceso, eliminarían directamente uno de sus carriles laterales.
La otra otra medida destacada, que ha conseguido el aplauso de los asistentes al acto que se ha celebrado en el centro Francesca Bonnemaison, es un plan anticontaminación en 400 escuelas, las que están en entornos de más polución. La promesa electoral de Colau es actuar en 100 de ellas en la legislatura que viene cortando el tráfico en las horas de entrada y salida de los alumnos, mejorando sus los aislamientos y aumentando la cantidad de vegetación a su alrededor.
“¿Os imagináis la posibilidad de atravesar todo el Eixample sin ruido de coches? ¿Sin contaminación?”, se ha preguntado Colau, que en su idea de reducir el tráfico en las autopistas urbanas de Gran Via, Meridiana y Diagonal no podía dejar de incluir una de sus promesas electorales en 2015: la unión del tranvía en esta última avenida. Su Gobierno arrancó un compromiso 'in extremis' del Pleno para recuperar este proyecto, aunque sin fecha y detalles que habrá que negociar con los partidos.
En cuanto a la Meridiana, cuya reforma ya en marcha lleva a reducir un carril para coches privados entre Plaza Glòries y calle Mallorca, se seguirá a partir de ahora con el tramo que alcanza Fabra i Puig, aunque no se ha concretado la reordenación.