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Open Arms denuncia que la inmovilización de su barco en Italia forma parte de una campaña contra las ONG en el Mediterráneo

Joan Manuel Serrat, Ada Colau, Óscar Camps y Jordi Villacampa

Pau Rodríguez

La ONG Proactiva Open Arms, responsable del barco de salvamento de refugiados inmovilizado en Italia por las autoridades judiciales, ha enmarcado su situación en una campaña “para que no existan estos barcos en el Mediterráneo”. Así lo ha denunciado su fundador y director, Óscar Camps. “Cada vez quedan menos barcos haciendo este trabajo y el objetivo es que no quede ninguno”, ha insistido.

La organización ha explicado que son tres los miembros de la embarcación que están investigados por la fiscalía de Catania por un supuesto “tráfico de personas”, entre ellos el capitán del Open Arms, Marc Reig, y la jefa de misión, Anabel Montes. Por ese delito, según ha relatado Camps, se les podría pedir penas de cárcel de cinco a siete años, aunque están a la espera de que el juez les informe.

La fiscalía abrió este domingo abrir una investigación a los responsables del barco Open Arms por posible delito de “promoción de la migración ilegal”. Su barco atracó el sábado en el puerto italiano de Pozzalo tras un incidente con guardacostas de Libia durante un rescate de refugiados a 73 millas de la costa del país africano. Los tripulantes del Open Arms denunciaron amenazas por parte de los guardacostas que impidieron a buena parte de los migrantes acercarse a su barco.

Camps ha denunciado el creciente “bloqueo” al trabajo de las organizaciones humanitarias en el Mediterráneo en una rueda de prensa en Barcelona al lado de su otro barco, Astral, y acompañado por la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, el cantante Joan Manuel Serrat, el periodista Jordi Évole y el presidente del equipo de baloncesto Joventut de Badalona, Jordi Villacampa.

La ONG está convencida que la embarcación permanecerá inmovilizada durante meses, en la línea de lo sucedido con un barco de la entidad alemana Jugend Rettet, que fue también confiscado en agosto acusado de favorecer la inmigración clandestina y por no firmar el código que Italia quiere que cumplan las ONG de salvamento. Camps ha lamentado que se les acuse de fomentar la inmigración con sus intervenciones cuando las labores de socorro a personas en peligro de muerte “deberían hacerlas cualquier cuerpo que se precie, sean guardacostas o militares”.

Durante el año y medio que Open Arms lleva socorriendo a refugiados ha salvado a más de 50.000 personas en el Mediterráneo. Pero denuncian que cada vez les resulta más difícil también por las situaciones de conflicto que viven con los guardacostas libios, que en más de una ocasión les han amenazado y que una vez les retuvieron durante más de dos horas.

Precisamente una de estas situaciones de conflicto es la que vivieron la semana pasada al rescatar una embarcación según ellos a 73 millas de Libia. Según ha relatado Camps, les comunicaron que Libia debía coordinar la operación de salvamento, pero cuando llegó el Open Arms no había nadie y “la situación era crítica, con un barco sobrecargado y casos graves”. Así que procedieron “inmediatamente” a rescatar a las personas, hasta que aparecieron los guardacostas libios, les amenazaron y exigieron la devolución de los rescatados, algo a lo que renunciaron en última instancia ante la complicación de la operación.

Una vez resuelta la situación, pidieron un puerto seguro en el que desembarcar a las 216 personas que habían socorrido. En este sentido, Camps ha querido agradecer a Ada Colau que intercediera con el ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis, para que este pidiera a Italia que permitieran atracar al Open Arms.

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