La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha enviado una carta al president de la Generalitat, Pere Aragonès, a la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, y al presidente de la Autoridad Portuaria de Barcelona, Damià Calvet, instándoles a regular y limitar la llegada de cruceros a Barcelona.
Según Colau, la situación es “totalmente insostenible”, debido a la llegada diaria de grandes embarcaciones. Un ritmo que parece ser que se mantendrá de cara al verano. Esta realidad constituye una “doble problemática”, tal como ha afirmado la alcaldesa, que se refiere a la masificación turística y al impacto medioambiental.
Y es que, según datos de la organización Ecologistas en Acción, España es “el segundo país europeo con más emisiones de gases de efecto invernadero procedente de barcos y el primero más contaminado por cruceros”.
Por todo ello, desde el consistorio han reclamado a las tres administraciones competentes en la materia, un debate para limitar la llegada de embarcaciones y, a tal efecto, las emplaza a constituir una mesa de trabajo para establecer una regulación “clara y concisa”.
Ada Colau ha propuesto a sus interlocutores tomar el ejemplo de Palma, que se convirtió en el primer destino de España en imponer una limitación de tres cruceros al día. Esta cifra está lejos de la realidad de Barcelona, donde el agosto pasado embarcaban y desembarcaban cada día seis cruceros fijos, a los que había que sumar las líneas que no tenían parada periódica en la capital catalana.