El informe IDS sobre defensa y seguridad 2016 es un buen documento para el estudio tanto de la situación actual como de las perspectivas (más bien auto-perspectivas) de la industria militar española en un próximo futuro. En los siguientes apartados comentaré brevemente, y sin querer ser exhaustivo, algunos de aspectos del informe que considero interesantes.
Los actores de la industria militar española. Exportación de armamento. El mapamundi de las exportaciones de armamento por parte de empresas españolas a lo largo de 2014 que aparece en las páginas 40 y 41 del documento es clarificador. Para no saturar dicho mapa, y en palabras de los propios autores, esta infografía sólo refleja las exportaciones de un grupo de empresas que ilustran, “casi de un simple vistazo, la competencia y la confianza en la calidad de nuestro tejido industrial en otros países dentro y fuera del entorno OTAN y UE”. Esas companÌías son ARPA, Airbus Defence and Space, EXPAL, GDELS Santa Bárbara Sistemas, Indra, Instalaza, Nammo, Navantia, SENER y Thales EspanÌa. Más adelante, y tras la publicidad empresarial, el informe incluye una tabla que muestra el sector o sectores de actividad de cada una de las empresas analizadas. Por lo que respecta a los países destinatarios de tecnologías y material de Defensa (y tras la OTAN y la Unión Europea), aparece Arabia Saudí en tercer lugar seguida de países del Golfo, Oriente Próximo y Magreb. Vemos que Santa Bárbara Sistemas exportó 15 sistemas de obús remolcado SIAC 155/52 a Colombia, Indra vendió sistemas de Defensa aérea a Uruguay, Ecuador, Omán y Australia, Airbus Defence and Space vendió 1.868 aeronaves a países de todo el mundo e Instalaza exportó 2,2 millones de granadas de fusil, 2 millones de cohetes y 400.000 sistemas para ser disparados desde el hombro. La administración española está mucho más interesada en defender el lobby militar-industrial de nuestro país que en detectar y evitar aquellos usos y destinos del comercio de armas que son más que dudosos. Por ejemplo, el Grupo de Trabajo Interministerial para la Internacionalización del Sector de Defensa fue creado con el objetivo primordial de impulsar la internacionalización de las empresas españolas de Defensa. En sus propias palabras, el grupo “apoya y favorece la exportación española de material de Defensa y estudia propuestas concretas que puedan ser aprovechadas por las empresas exportadoras”. No puede ser más claro: el objetivo del Grupo de Trabajo Interministerial es el de favorecer y apoyar la acción de las empresas. En cambio, y a la vista de los datos ya indicados de exportaciones, no parece que incluya funciones regulatorias para impedir las exportaciones a países de alto riesgo.
Seguridad en la Unión Europea, versus ayuda humanitaria. Un elemento destacable en el escenario internacional es la presencia cada vez más activa de la Comisión Europea (CE) en los asuntos relacionados con la Política Común de Seguridad y Defensa (PCSD) de la Unión Europea (UE), basada a su vez en el cada vez mayor carácter dual civil-militar de las tecnologías. El Programa Sociedades Seguras de la UE cuenta con una dotación presupuestaria de unos 1.700 millones de euros para un periodo de siete anÌos (2014-2020). Entre otros objetivos específicos, incluye la lucha contra las ideas y creencias del terrorismo, el fortalecimiento de la seguridad a través de la gestión de fronteras y de la seguridad marítima, la mejora de la seguridad cibernética, el aumento de la resiliencia de Europa frente a las crisis y los desastres y, finalmente, el apoyo a las políticas de Seguridad exterior de la Unión. Sorprendentemente, el Programa también insiste en el fortalecimiento de la cultura europea de la libertad y la justicia. Fortalecimiento que parece ser, deberá conseguirse en base al aumento de barreras, a la defensa de los actuales privilegios y a una compleja mezcla conceptual entre seguridad y ayuda humanitaria. Francisco Martínez Vázquez, Secretario de Estado de Seguridad, comenta que “la vigilancia de fronteras es una obligación securitaria y humanitaria” y que “la importancia de este sector radica en la capacidad para proteger a nuestra sociedad y a las poblaciones indefensas forzadas a movimientos migratorios desconocidos para nuestra generación”.
Un discurso aséptico. Es interesante observar que muchos de los argumentos a favor del comercio de armamento y material de defensa se plantean de manera descontextualizada. Por ejemplo, Adolfo Menéndez Menéndez (TEDAE), explica que “nuestras empresas, preparadas como están para ganar mercados, saben que deben tomar la iniciativa en los procesos de especialización industrial y reparto regional que se llevan a cabo en Europa, así como también dotarse de la suficiente capacidad financiera atrayendo inversiones que suplan el menor protagonismo de la financiación pública”. Obsérvese que esta frase podría aplicarse a la exportación de cualquier otro producto, sea naranjas o patinetes. Por otra parte, el editorial presenta el mismo discurso aséptico, cuando dice que “la industria española continúa con un intenso esfuerzo hacia la internacionalización, empujado en parte por la coyuntura económica del país y que pese a las circunstancias, ahora con claros visos de mejora en el ámbito macroeconómico, se ha constituido como un mercado tecnológico consolidado”. Debo reconocer que este tipo de discurso me preocupa y me inquieta a la vez. La gran hipocresía de nuestra civilización regula el comercio de productos potencialmente nocivos como el tabaco, prohibiendo su publicidad y obligando a indicar en todo momento los riesgos para la salud, mientras permite y favorece el comercio de armamento que con toda garantía acabará siendo fatal para la vida de muchas personas.
A modo de conclusión. En su artículo, Pedro Morenés insiste en la importancia de la industria de Defensa, cuya importancia en términos económicos entiende que es muy destacada. Dice que una valoración más equilibrada pasa por tener en cuenta su contribución al desarrollo y crecimiento del país, porque la industria de defensa es un actor clave a la hora de garantizar la soberanía y la seguridad y, por tanto, de asegurar el bienestar de los ciudadanos. Curiosamente, esta es una de las dos únicas veces que la palabra “ciudadanos” aparece en el documento (si descartamos otras tres apariciones en las que esta palabra aparece como integrante de documentos de la Unión Europea). Y es así porque los ciudadanos no son el objetivo. El objetivo, explícito en muchos apartados y artículos del informe, es el fomento de la exportación de armamento con criterios asépticos y exclusivamente comerciales y de beneficio del complejo militar-industrial, que como es bien sabido tiene vida propia. En un increíble oxímoron, se habla de lo importante que es la seguridad de las fronteras para proteger nuestra sociedad y “las poblaciones indefensas forzadas a movimientos migratorios desconocidos para nuestra generación”. O sea: Impediremos entrar a los refugiados por su bien, para protegerles.
El informe IDS sobre defensa y seguridad 2016 es un buen documento para el estudio tanto de la situación actual como de las perspectivas (más bien auto-perspectivas) de la industria militar española en un próximo futuro. En los siguientes apartados comentaré brevemente, y sin querer ser exhaustivo, algunos de aspectos del informe que considero interesantes.
Los actores de la industria militar española. Exportación de armamento. El mapamundi de las exportaciones de armamento por parte de empresas españolas a lo largo de 2014 que aparece en las páginas 40 y 41 del documento es clarificador. Para no saturar dicho mapa, y en palabras de los propios autores, esta infografía sólo refleja las exportaciones de un grupo de empresas que ilustran, “casi de un simple vistazo, la competencia y la confianza en la calidad de nuestro tejido industrial en otros países dentro y fuera del entorno OTAN y UE”. Esas companÌías son ARPA, Airbus Defence and Space, EXPAL, GDELS Santa Bárbara Sistemas, Indra, Instalaza, Nammo, Navantia, SENER y Thales EspanÌa. Más adelante, y tras la publicidad empresarial, el informe incluye una tabla que muestra el sector o sectores de actividad de cada una de las empresas analizadas. Por lo que respecta a los países destinatarios de tecnologías y material de Defensa (y tras la OTAN y la Unión Europea), aparece Arabia Saudí en tercer lugar seguida de países del Golfo, Oriente Próximo y Magreb. Vemos que Santa Bárbara Sistemas exportó 15 sistemas de obús remolcado SIAC 155/52 a Colombia, Indra vendió sistemas de Defensa aérea a Uruguay, Ecuador, Omán y Australia, Airbus Defence and Space vendió 1.868 aeronaves a países de todo el mundo e Instalaza exportó 2,2 millones de granadas de fusil, 2 millones de cohetes y 400.000 sistemas para ser disparados desde el hombro. La administración española está mucho más interesada en defender el lobby militar-industrial de nuestro país que en detectar y evitar aquellos usos y destinos del comercio de armas que son más que dudosos. Por ejemplo, el Grupo de Trabajo Interministerial para la Internacionalización del Sector de Defensa fue creado con el objetivo primordial de impulsar la internacionalización de las empresas españolas de Defensa. En sus propias palabras, el grupo “apoya y favorece la exportación española de material de Defensa y estudia propuestas concretas que puedan ser aprovechadas por las empresas exportadoras”. No puede ser más claro: el objetivo del Grupo de Trabajo Interministerial es el de favorecer y apoyar la acción de las empresas. En cambio, y a la vista de los datos ya indicados de exportaciones, no parece que incluya funciones regulatorias para impedir las exportaciones a países de alto riesgo.