Catalunya Opinión y blogs

Sobre este blog

El Creciente Fértil y los refugiados

Pere Brunet

Centre Delàs d’Estudis per la Pau —

En 2008, la revista científica Hydrological Research Letters publicó un artículo muy significativo y poco conocido de Akio Kitoh y dos coautores más. Los autores utilizaron un modelo climático global de muy alta resolución (20 Km. entre muestras) para demostrar que el Creciente Fértil desaparecería a lo largo del siglo XXI como consecuencia de la desertificación.

Estamos hablando de una región histórica de Oriente Próximo que aglutinaba parte de los territorios del Antiguo Egipto, el Levante y Mesopotamia. Eran tierras muy fértiles, bañadas por el Jordán, Tigris y Éufrates. La palabra creciente viene de su forma, que recuerda la luna creciente. Hace nueve mil años, mimada por el clima y la lluvia durante el neolítico, esta región se convirtió en la cuna de la agricultura. Actualmente, el Creciente Fértil incluye parte de Irak, Kuwait, Siria, Líbano, Jordania, Israel y Palestina, además de la franja sureste de Turquía y la franja occidental de Irán.

El primer aviso de los científicos llegó el año 2008, tres años antes de la primavera Árabe y del inicio del conflicto y guerra en Siria. Las predicciones de los actuales modelos son ahora dramáticas, como explica también este otro artículo, publicado hace un año en la revista PNAS de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos. Hay una tendencia inexorable, en Siria y en los países de su entorno, a la sequía y el calentamiento. La sequía comenzó a hacerse evidente hace unos 17 años y ahora ya es imparable, con previsiones muy pesimistas. La gente que hace sólo 15 años hacía pozos de 20 metros para encontrar agua, ahora debe perforar hasta 500 metros para encontrarla. Desafortunadamente, la zona será un desierto, y lo verán nuestros nietos. El Creciente Fértil solo habrá durado nueve mil años.

No podemos simplificar en lo que respecta a las causas de la guerra en Siria y de la avalancha de refugiados. Pero los autores de estos dos trabajos demuestran que la sequía y desertificación en Siria son debidos al calentamiento global, y que éste es responsabilidad sobre todo del modelo económico y financiero occidental y de todos aquellos que lo han estado fomentando. El precio del enriquecimiento de unos pocos no ha sido sólo económico; se puede medir en desertificación, represión, violencia y millones de desplazados. Lo que se ha hecho en las últimas décadas se convertirá en sufrimiento de mucha gente durante años y años, porque la guerra en Siria no es independiente de la desertificación. Los autores del artículo de los PNAS citan una refugiada Siria (antes campesina en su país) que entiende que una de las causas directas del conflicto ha sido la sequía: “Naturalmente: la sequía y el paro fueron dos de las razones importantes que impulsaron la gente hacia la revolución. Pudimos aguantar la sequía durante dos años, pero luego dijimos que ya era suficiente ”.

La conclusión de los autores del artículo de los PNAS no puede ser más clara. Acaban diciendo textualmente que han demostrado que existe un camino que parte de la interferencia humana con el clima y que pasa por las grandes sequías y el colapso de la agricultura, hasta llevarnos a fenómenos masivos de migraciones humanas. Las conclusiones de su modelo coinciden con las observaciones reales hechas durante las últimas décadas del siglo XX, lo que incrementa la solidez de sus argumentos. Sus resultados se basan en modelos numéricos de alta resolución y en tres correlaciones: la que existe entre lo que hemos hecho los humanos durante las últimas décadas y el calentamiento del planeta (que también avala el IPCC de la ONU), la que ahora han encontrado que existe entre el calentamiento y la desertificación del creciente fértil, y la evidente correlación entre esta desertización, la guerra y los grandes movimientos de desplazados.

La ceguera interesada de las sociedades occidentales y sus dirigentes (políticos y empresariales) tendrá efectos devastadores, que ya estamos empezando a ver, porque el calentamiento global antropogénico es un arma de destrucción masiva lenta. Nuestra codicia ha contribuido a generar olas de desplazados que además no queremos acoger. Ahora bien, como siempre, podemos estar seguros de que nadie perseguirá a los responsables. Pagarán justos por pecadores.

En 2008, la revista científica Hydrological Research Letters publicó un artículo muy significativo y poco conocido de Akio Kitoh y dos coautores más. Los autores utilizaron un modelo climático global de muy alta resolución (20 Km. entre muestras) para demostrar que el Creciente Fértil desaparecería a lo largo del siglo XXI como consecuencia de la desertificación.

Estamos hablando de una región histórica de Oriente Próximo que aglutinaba parte de los territorios del Antiguo Egipto, el Levante y Mesopotamia. Eran tierras muy fértiles, bañadas por el Jordán, Tigris y Éufrates. La palabra creciente viene de su forma, que recuerda la luna creciente. Hace nueve mil años, mimada por el clima y la lluvia durante el neolítico, esta región se convirtió en la cuna de la agricultura. Actualmente, el Creciente Fértil incluye parte de Irak, Kuwait, Siria, Líbano, Jordania, Israel y Palestina, además de la franja sureste de Turquía y la franja occidental de Irán.