“Estamos de acuerdo en la necesidad de una candidatura de ruptura en Barcelona”
La presentación de Guanyem Barcelona abre un nuevo escenario en la capital catalana de cara a las municipales del 2015 y formaciones como la CUP se ven en la necesidad de resituarse. Albert Martín, el portavoz de la CUP de Barcelona, es un vecino del Poblenou que hace un par de años vio en esta candidatura una apuesta para complementar la lucha que llevaba a cabo en las calles. Cursa el doctorado en Sociología en la UAB, sin beca y compaginándolo con trabajos como investigador en la universidad, explica, “siempre precarios”. En este contexto habla del proyecto municipalista de la CUP, de las propuestas de confluencia, de sus reticencias hacia ICV y también hace autocrítica de lo que cree que podrían mejorar.
Desde el 15-M la CUP ha tenido un crecimiento significativo, en las municipales de 2011 o en el Parlamento. ¿Cree que hasta ahora ha jugado el papel de 'brazo electoral' de los movimientos sociales?
No sé si brazo electoral, pero hemos bebido mucho o nos hemos complementado mucho con toda la expansión de movimientos sociales que ha habido a raíz del 15-M y sobre todo del cambio de gobierno con CiU. Supongo que el contexto político tanto ha ayudado a que unos crezcan y se hayan hecho fuertes y hayan nacido alternativas como a que nosotros también nos hayamos nutrido de diferentes experiencias de gente proveniente de otros sectores que ha creído en la CUP como una apuesta nueva de hacer política. Creo que hemos tenido una mayor presencia pública que ha podido dar a conocer desde 2011 el trabajo de haber hecho algunas cosas como las municipalizaciones de agua, o practicar las reducciones de salarios, el código ético de los responsables políticos.
Y en este contexto se incorpora gente nueva a este espacio.
Esto ha enriquecido mucho la CUP. Quizás la CUP antes, según mi percepción personal, estaba muy encarada al eje nacional y yo creo que a partir de 2011 aunque de fondo había una praxis muy social supongo que se ha podido nutrir mucho más esta vertiente dejando quizás más en segundo término el discurso nacional.
¿En la línea de las campañas “Lo queremos todo” o “Independencia para cambiarlo todo”?
Nosotros siempre hemos estado defendiendo la independencia, el socialismo, el feminismo y los Países Catalanes, que es el lema histórico de la Izquierda Independentista. Sí que es cierto que el contexto ha hecho crecer el independentismo sociológico y nosotros hemos querido marcar mucho que nuestro proyecto de independencia no es cambiar la bandera y que todo siga igual, es independencia del Estado pero también de los mercados y de las oligarquías económicas, independencia para decidir todo y para cambiarlo todo.
¿Y qué pasa cuando aparecen nuevos actores como Podemos?
Es interesante el efecto que ha tenido Podemos. Nosotros siempre hemos tenido mucho la lógica de arraigarnos en el territorio, de trabajo cotidiano con la gente, el municipalismo, trabajo local, asociarnos o tener estrecha relación con todo el tejido asociativo y cooperativo para crear como un contrapoder y que la herramienta de la CUP sea un complemento a este contrapoder para lograr la transformación social. La nuestra era una estrategia muy de acumulación de fuerzas, de la legitimidad de predicar con el ejemplo, de no buscar el humo por el humo mediático, que esto era un además y nos costaba mucho hacerlo, porque tal vez el resto de tareas más invisibles cooptan mucho de ese tiempo. Y es curioso el efecto Podemos, que sólo con el efecto mediático consigue tan buenos resultados.
¿Qué opinan de este efecto mediático?
Esto nos genera también a veces una autocrítica o un debate interno. Nosotros queremos ser muy consecuentes con nuestra forma de entender la política, pero quizás también debemos saber tener otras estrategias mediáticas para poder llegar a mucha gente a la que quizás con nuestra forma de hacer no llegamos. Quizás nosotros llegamos mucho a gente que tiene tiempo para asociarse y hacer política –en un sentido amplio, no sólo institucional sino política cotidiana desde su centro de trabajo, asociación, cooperativa, colectivo...– y quizás esta estrategia comunicativa te hace llegar a gente que quizás no tiene tanto tiempo para esto y que sólo va del trabajo a casa, que tiene muchas otras responsabilidades y quizás los medios de comunicación son su única vía de conocimiento de alternativas.
Este tipo de formaciones insisten en que aspiran a ser mayoría. ¿La CUP aspira a ser mayoría?
Sí, totalmente. Nosotros queremos ir a ganar, evidentemente, pero no a gestionar la miseria, lo poco que se pueda gestionar desde la institución, sino a ganar para cambiar la sociedad. Yo siempre pongo el ejemplo de Allende, en Chile, que hicieron el asalto a las instituciones públicas pero realmente no tenían una correlación de fuerzas que pudiera permitir invertir la sociedad y los poderes fácticos –la oligarquía, el poder militar– hicieron un golpe de estado. Entonces la lógica que seguimos es que sólo desde las instituciones no se puede transformar la sociedad, y por eso a veces se nos pregunta mucho si tenemos ambición de mayoría. Necesitamos una mayoría social, no sólo una mayoría institucional.
¿Cree que estrategias muy comunicativas como la de Podemos corren este riesgo?
Puede tener este peligro, o por lo menos están trabajando sólo una vertiente, con la que llegas a un amplio sector de la población, al que con nuestra práctica no sabemos llegar, pero que no está organizado y, en determinado momento de transformación social, sin un tejido asociativo y productivo de contrapoder al margen no se puede conseguir cambiar la sociedad.
¿Qué son las Trobades Populars Municipalistes [Encuentros Populares Municipalistas]?
Desde la CUP de Barcelona queríamos llegar a mucha más gente movilizada que pudiera incidir y participar en un proceso de candidatura rupturista para la ciudad. Entonces quisimos impulsar este proyecto de las Trobades Populars Municipalistes, con la lógica de desbordar orgánicamente la CUP de Barcelona y crear una candidatura con toda la serie de agentes políticos, sociales, vecinales que coincidieran en la necesidad de cambiar el modelo Barcelona y que vieran que había las condiciones para generar una candidatura de ruptura con el modelo actual. Se hizo el primer encuentro a finales de marzo, donde por un lado se consensuó un balance crítico con el modelo de ciudad, con la marca Barcelona, y por la otra se hizo una declaración de compromiso de seguir con estas encuentros municipalistas para construir una nueva candidatura que sea de ruptura con el modelo Barcelona.
Y en este contexto aparece Guanyem.
Correcto. Y aquí la CUP estábamos con la tesitura de haber delegado nuestra asistencia a las elecciones del 2015 en estos encuentros populares. En el primer encuentro ya nos comprometimos con muchísima gente de diferentes luchas de movimientos sociales que se quiso involucrar con esto y lo que no podemos decir es que ahora que ha aparecido Guanyem los dejamos plantados. Como CUP de Barcelona en la última asamblea general reforzamos la idea de que nosotros queremos crear una candidatura de ruptura con el modelo Barcelona y con las formas de hacer y entender la política, y eso pasa por intentar hacer confluir el espacio de las Trobades con Guanyem, que pretenden generar espacios amplios de encuentro.
¿Pero la voluntad de la CUP es favorable a la confluencia?
Correcto.
Entrevistamos Ada Colau y nos decía que consideraba las Trobades una muy buena noticia y un lugar donde participar y aprender pero no un espacio para crear una mayoría social amplia.
Nosotros sí tenemos vocación de llegar más allá, pero quizás dentro de Guanyem con Ada y su implicación con la PAH, entiendo que hay más facilidad para llegar a estos sectores amplios de clases trabajadoras, clases populares, a los que nosotros no hemos sabido llegar y a los que por ejemplo Podemos también llega. Pero eso no quiere decir que nosotros no estirásemos las Trobades Populars a llegar a ello. Quizás ellos consideran que nosotros sólo hemos podido llegar a la gente activista o a la gente más organizada, que entendemos que para lograr consolidar una candidatura de ruptura es imprescindible esta gente para la articulación de este contrapoder entre gente ya organizada, pero evidentemente también queremos llegar a todo este sector de clases populares y trabajadoras.
Por otro lado están las reticencias.
Nosotros dijimos que adelante, que queremos confluir con este espacio de Guanyem Barcelona, pero claro, ellos también interpelan directamente a Iniciativa. Nosotros vemos con muchas reservas y limitaciones pretender crear una candidatura rupturista incluyendo Iniciativa per Catalunya Verds.
¿No hablamos de Esquerra Unida i Alternativa, pues?
No, creemos que no es lo mismo, porque EUiA hizo una autocrítica interna, depuró responsabilidades e hizo una regeneración y un recambio en su dirección. En Iniciativa no ha pasado esto, ha habido una continuidad, y entendemos que ha sido responsable activa del modelo Barcelona, desde 1979 hasta 2011. Son muchos años. La gente de la CUP procedemos de haber vivido la última década o quince o veinte años de estar en movimientos sociales y movimientos organizados en los barrios.
¿Y eso qué implica?
Por ejemplo mi experiencia personal en el Poblenou ha sido luchar contra el modelo urbanístico, contra la destrucción de mi barrio, del patrimonio histórico, luchar por la conservación de muchas fábricas para convertirlas en equipamientos públicos, ... y esto significa la Villa Olímpica, destrozar el patrimonio industrial del barrio de Icària, significa Fórum de las Culturas, significa frente marítimo, Diagonal Mar, apertura de la Diagonal, que todo lo que hubiera por medio de una recta iba al suelo, Glòries mismo, o el 22@. Yo personalmente procedo de todo esto y muchos en ICV han sido responsables ya no de connivencia política, sino responsables directos. Veo muchas limitaciones, pero sin entrar en reproches, porque seguramente la militancia de base no tiene nada que ver. Quizás es demasiado reciente todo y estábamos en distintos lados de la barricada.
La gente de Guanyem llevan todo este tiempo luchando con vosotros contra este modelo de ciudad, pero ahora creen que hay que hacer esta apuesta.
La opción de Guanyem Barcelona no puede ser un lavado de cara tan gratuito, haciéndoles un ofrecimiento desde todas estas personas que provienen igual que nosotros de diversas movilizaciones sociales. Todos provenimos del mismo ciclo de movilizaciones, pero algunos decidimos que la apuesta de la CUP nos parecía interesante y nos gustaba, y ellos no optaron por ello y ahora han creado Guanyem Barcelona, pero provenimos de lo mismo y no podemos situar en una misma balanza la CUP de Barcelona e Iniciativa. Estamos de acuerdo en el análisis crítico del modelo y en la necesidad de crear una candidatura de ruptura. Lo que no compartimos es esta necesidad de hacer participar directamente a toda la gente responsable de ICV. Evidentemente, tenemos que ir a buscar a toda la clase trabajadora, clases populares, que han votado o que han confiado en ICV como una alternativa de gestión y ahora quizá están desencantados. Pero dirigirnos a toda esa gente que ha confiado en su momento en ICV no quiere decir que ahora tengamos que lavar la cara o pasar de largo las responsabilidades que han tenido un día para otro. Quizás la gente no debería estar vetada de por vida, pero hasta hace nada han estado gestionando y las medidas urbanísticas que están ahora realizándose son aprobadas por el PSC e ICV.
La semana pasada en un acto de Guanyem en el Clot salió un chico de la CUP diciendo que quería confluir pero no con alguien que estuviera cobrando lo que cobraba Ricard Gomà. La respuesta que se le dio fue que estaban de acuerdo y que lo que necesitaba era establecer unos mínimos –como la limitación de sueldos– para esta confluencia. ¿Cuáles deben ser esos mínimos?
Estos mínimos deben salir de la Trobada Popular Municipalista, que se celebra por segunda vez este 19 de julio, que son los que entendemos que deben identificar que una candidatura sea rupturista, y es allí donde marcarán la postura de la CUP, porque la hemos delegado en este espacio.
Hablaba de gestión de la miseria. La CUP tiene experiencia en otros ayuntamientos. ¿Qué se puede hacer cuando se llega a un ayuntamiento? ¿Qué puede hacer una candidatura rupturista a nivel de Barcelona?
Tenemos la suerte de otras experiencias de grupos municipales que de forma asamblearia y abierta decidieron pactar con otra candidatura para generar un cambio de gobierno y romper con las dinámicas del anterior ayuntamiento de toda la vida. Y se han hecho autocríticas en muchas de estas apuestas, que es el enriquecimiento de experiencias que nos han podido dar a la CUP de Barcelona. Ahora sabemos que no tenemos que ir con tanta buena fe, que por mucho que en un presupuesto se incluyan algunas cosas no quiere decir que después se ejecuten, que por mucho que en un pacto de gobierno se hayan conseguido determinadas cosas no quiere decir que después se puedan llevar a cabo, y todo esto te da un poco de marco estratégico, nos hace ir preparados, tener cuidado con este funcionamiento institucional. Los partidos del régimen, los que han estado en los ayuntamientos, saben cómo van las dinámicas, que determinadas cosas acaban siendo papel mojado. Con esto nosotros también podemos tener una precaución con nuestra práctica dentro de la institución. Esto siempre desde la asunción de los errores del pasado, desde la autocrítica, aprendemos de los errores y también del reconocimiento público que nos hemos equivocado en muchas cosas.
Más allá de esta precaución, mucha gente dirá que experiencias como la CUP son utópicas y cuando se encuentren allí ya no dirán lo mismo.
Los límites técnicos o legales no deben ser nunca un límite en el horizonte de la consecución de tu sociedad ideal. Es quizás la perversidad de la institución la que a veces hace caer tus límites de la realidad posible, te limitan legal y técnicamente, y justamente las leyes y las tecnicidades de un ayuntamiento son para ampliarlos y cambiarlos, y las movilizaciones sociales demuestran que las limitaciones técnicas son relativas y al final siempre son políticas. Ha habido muchas movilizaciones sociales que han conseguido muchas cosas que en principio parecía que legal o técnicamente eran inviables, y al final la fuerza de la movilización en la calle ha demostrado que era una cuestión política y que lo han arreglado. Los límites y las leyes son un criterio político y nosotros entraremos allí intentando tener muy presente esto. Nuestro proyecto no es utópico en el mal sentido de la palabra. En nuestra práctica política o en la que entendemos que debe tener una candidatura rupturista la utopía no debe limitarla la legislación ni la reglamentación técnica. Si hay una fuerza utópica en la calle la CUP o la candidatura rupturista serán mandadas por la gente y la utopía se conseguirá hasta donde la gente autoorganizada en la calle quiera.