Amani Aruri, abogada palestina: “Nuestras mujeres son lideresas, pero el mundo sólo las ve llorando los cadáveres de sus hijos”
Amani Aruri es una abogada palestina especializada en atender a mujeres en zonas de conflicto. Vive en Ramala, en Cisjordania, una zona que ha quedado apartada de los focos mediáticos desde que el conflicto se trasladó, el pasado 7 de octubre, a Gaza. Pero Aruri sostiene que la guerra no empezó hace dos meses, sino hace 75 años. Tres cuartos de siglo durante los cuales la población palestina ha vivido “oprimida”. Y, en especial, destaca el caso de las mujeres, que sufren también la opresión interna de “una sociedad misógina y patriarcal”. Sobre esta opresión ha hablado en un ciclo de debates en Barcelona, organizado por el Centre Delàs de estudios por la paz.
La atención mediática se centra en Gaza, pero ¿cómo están en en Cisjordania?
La vida es miserable, con restricciones al movimiento, a la libertad de expresión o de reunión. La amenaza cada vez es mayor, sobre todo después de que el gobierno israelí armara y diera luz verde a los civiles para disparar a cualquier palestino que les pareciera sospechoso. Y todos les parecemos sospechosos. Han llegado a quemar casas mientras familias enteras estaban dentro.
La pobreza va más allá de cualquier límite, las fronteras se han cerrado y los negocios están en bancarrota. Las escuelas no funcionan porque las fuerzas de seguridad van a arrestar niños. Te puedo contar de uno de cinco años al que llevaron a un furgón policial mientras le apuntaban a la cabeza, sólo para provocar a su padre. Israel pensaba que separaría al pueblo palestino, pero somos uno, a pesar de las fronteras y la guerra. Todos pagamos el mismo precio por luchar por nuestra libertad.
Usted está especializada en la atención a mujeres en áreas de guerra. ¿Cómo afecta el sesgo de género en este conflicto?
Puedo hablar desde el punto de vista personal y profesional. Soy mujer, palestina, joven y madre. Vivo bajo la opresión de Israel y en un sistema patriarcal y misógino. Hay muchas identidades que interseccionan y exacerban el sufrimiento. Por ejemplo, fui golpeada y retenida por el ejército israelí pocos días antes de venir aquí. Hay una ley que dice que pueden comprobar nuestros teléfonos para ver si consumimos información terrorista. Sólo por seguir un par de canales de Telegram o alguna página de Facebook ya te pueden encerrar por tiempo indefinido.
Y ahí estaba, en un 'check point', retenida frente a mis hijos. Soy madre soltera, la única persona en sus vidas. Estaba indefensa, nos amenazaban con una pistola. Y yo, que me llaman su 'supermadre', no era capaz de protegerlos. Si me movía, les disparaban. Como mujer, siempre me han educado en la fortaleza, la resiliencia y la lucha. Pero, de repente, estaba indefensa. Y eso les pasa a muchas otras, que prefieren no salir de casa para no aterrorizar a sus hijos, para no exponerlos al peligro.
De haberla detenido, ¿cómo habría sido su estancia en prisión, respecto a la de un hombre?
Pasar por la cárcel es una de las experiencias más traumáticas por las que puede pasar un palestino. Sobre todo siendo mujer. Los israelíes saben lo que hacen y saben que una mujer, cuando es liberada, no será tratada como una heroína, como sí pasa en el caso de los hombres. Ellas serán sometidas a un test de virginidad, porque sus familias saben que experimentan violación y acoso sexual. Además, en la cárcel se les toman fotografías desnudas, para poder chantajearlas en un futuro. Juegan la carta del conservadurismo para dañar a la resistencia, a las familias y al tejido social.
A las mujeres en la cárcel se les toman fotografías desnudas, para poder chantajearlas en un futuro. Israel juega la carta del conservadurismo para destrozar el tejido social
¿De qué otra manera el ejército israelí usa a su favor el conservadurismo palestino?
De muchas. Saben que las jóvenes pueden ser usadas como chantaje porque protegen el honor de la familia. Y las niñas son muy vulnerables porque se crían en entornos muy protectores. De hecho, muchas no van al colegio porque sus familias tienen miedo de que, si salen de casa, sean violadas por los colonos. Yo trabajo con estas familias, que mayoritariamente están en zonas muy deprimidas, y me cuesta mucho hacerles entender que deben estudiar. Entiendo el miedo de esos padres, pero no es culpa de las niñas vivir en una doble opresión.
Y luego, cuando crecen, su sufrimiento se incrementa por el asesinato de sus hijos y maridos. En esos casos, son las mujeres que deben asumir el sustento de la familia, sin dejar de realizar las tareas de cuidados. Todo eso, en un panorama en el que el desempleo supera el 50% y en el que a los trabajadores públicos, que son mayoría, se les ha recortado el sueldo en un 70% en los últimos dos años. Las mujeres tienen muchísima responsabilidad, pero su rol no se reconoce.
Cuando se habla de resistencia palestina, se piensa en la armada. ¿Qué resistencia practican las mujeres?
La guerra no tiene un lado feminista ni femenino. Las mujeres hacen muchísimo: proveen, sufren, se sacrifican. Son las que lideran la crianza de generaciones fuertes. Las que deciden que, a pesar de todo el sufrimiento, no migrarán, las que escogen que sus hijos crezcan en Palestina para que se enraícen en su tierra, que aprendan a ser leales a su causa. Se quedan bajo las bombas y protegen a los suyos. Nuestras mujeres son lideresas, pero el mundo sólo las ve en fotos, llorando y abrazadas a los cadáveres de sus hijos.
¿Cree que la ocupación israelí está ocultando la opresión interna que sufren las mujeres palestinas?
Las mujeres nunca están representadas. Ni en las negociaciones, ni en los procesos de paz. Las políticas machistas nos silencian. Pero creo que el mundo ha entendido que la lucha palestina es una lucha feminista. Alzar la voz por Palestina es alzar la voz por cualquier mujer que esté oprimida por su propio régimen. Somos argentinas, afganas, iraníes y españolas. Cuando una fuerza viene para oprimir a una nación entera, las voces feministas deben romper todas las barreras.
Más allá del conflicto, ¿cuál es la situación de las mujeres en Palestina?
Nuestros derechos están negados. Tenemos un sistema y unas leyes que fueron creados por y para hombres, que solo consideran a las mujeres como un instrumento para satisfacer a los hombres. Ellos pueden, por ley, controlar el destino de las mujeres y, a pesar de la presión popular, el marco legal no se cambia porque no es una prioridad. Y mientras, las mujeres siguen siendo asesinadas.
¿Hay datos oficiales de feminicidios?
No. Sólo de organizaciones feministas y del centro de ayuda legal para el que trabajo y en el que documentamos los casos. Hablamos de más de 50 mujeres al año. La mayoría por cuestiones de honor o, simplemente, porque una mujer se resiste a acostarse con un hombre. Y casi nunca hay castigo. No hay garantías legales. De hecho, la violencia doméstica no está ni tipificada en Código Penal.
Es verdad que tenemos algunas mejoras. Por ejemplo, en 2018 se derogó un artículo que eximía al violador si éste se casaba con su víctima. Pero seguimos sin tener un sistema justo y transparente, especialmente porque no hay separación de poderes. La misma persona que hace la ley es quien la implementa y quien castiga. Y el juez, a su vez, es el mismo que el policía y que el abogado. Tenemos un gran problema con la ocupación israelí, pero es cierto que internamente necesitamos una... ¿Cómo decirlo?
¿Una reforma?
Sí, no quería decir esta palabra porque quiero volver sana y salva a casa. Este es otro asunto, que no tenemos libertad de expresión. Y eso no es culpa de la ocupación.
¿Cree que en ciudades y movimientos propalestinos se tiende a romantizar Palestina?
Puede ser, en algunos casos. Pero creo que la gente que está con nosotros es gente que se ha molestado en escuchar más de una versión de los hechos. Que se ha construido su propia opinión. Y por eso, precisamente, saben lo que está pasando internamente en Palestina. Que haya un sistema patriarcal y machista no les impide posicionarse contra la ocupación.
Y aquí tengo que decir que estamos muy agradecidos al pueblo español y especialmente al de Barcelona, porque fueron los primeros en boicotear a Israel, rompiendo el hermanamiento con Tel Aviv. ¡Y eso fue como seis meses antes del inicio de la guerra!
Una decisión que se revocó, también antes de la guerra.
Ah, ¿sí?. Vaya... Sea como sea, este es uno de los grandes logros de Israel, hacer creer que hay igualdad de condiciones. Que ellos también son víctimas, en su caso, de Hamás. Estoy en contra de cualquier violación a los derechos humanos, incluso si quien la sufre es mi enemigo. Pero los ataques de Hamás no justifican que tortures, aísles, bombardees y mates a toda una nación.
Si Israel dice que está dispuesto a bombardear a millones de personas sólo por acabar con Hamás, Hamás deberá estar sentado a la mesa en las negociaciones del proceso de paz
En un hipotético futuro proceso de paz, ¿qué papel debería tener Hamás?
Deberían estar presentes, porque no se puede negociar la paz sin escuchar a todas las partes del conflicto. No puedes pretender hacerlo sólo con la Autoridad Nacional Palestina (ANP) e Israel. No puedes negar la existencia de los grupos armados. Si tienes a uno de los bandos que dice que está dispuesto a bombardear a millones de personas sólo por acabar con Hamás, Hamás debe estar sentado a la mesa.
Hay que entender que este genocidio va menos de religión de lo que nos quieren hacer creer. Si esto es un combate contra el radicalismo o el islam armado, ¿por qué Israel no ataca al ISIS? Es más, ¿por qué ha aupado a los grupos integristas? Esto va de un pueblo que no quiere dejar su tierra. Y claro que se radicalizan, claro que se arman. Pensémoslo al revés: sin ocupación, no habría grupos armados. Pero antes que nada, necesitamos unas elecciones libres en toda Palestina.
¿Cree que Hamás podría salir victoriosa de esas elecciones?
No lo sé. Los palestinos necesitamos sangre nueva, tener la libertad de decidir quién va a liderar el proceso de paz. Lo que no queremos, de ninguna manera, es que pase lo que ya ha pasado en otros sitios: que vengan los americanos. Lo único seguro es que esta guerra nos ha cambiado. He visto gente, muy conservadora, de Hamás o Fatah, dejar de lado sus diferencias para apoyarse y ayudarse entre ellos. El pueblo ha perdido la confianza en sus líderes y creo que los nuevos van a venir de partidos que, seguramente, todavía ni existen. Es el tiempo de la juventud.
Hablamos de una generación que ha crecido entre la segunda Intifada (2000) y la guerra actual. ¿Cómo ha afectado esta violencia constante a la juventud palestina?
¿Sabes qué tienen los niños en sus teléfonos? Telegram. Crecen antes de lo que se supone. Es muy duro. Yo he perdido a muchos amigos y he normalizado la situación. Durante meses, acepté que la vida era así y me resistía a recibir ayuda psicológica. Pero es esta nueva generación la que nos está gritando que esto no es normal. Que los niños no deberían crecer tan rápido.
Han sido la generación más impactada por el conflicto, pero la más formada. Tenemos tasas de alfabetización del 97% y el número de graduados es el mayor de la región. Pero nuestros jóvenes no tienen empleo, ni oportunidad de movimiento, ni libertad de expresión. No es que sean los líderes del futuro, es que deberían ser los líderes del presente. Pero no se les da voz y eso hace que muchos caigan en movimientos armados. Es algo muy peligroso, pero muchos de ellos están convencidos de construir su futuro en una democracia. Están listos para tomar el poder.
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