La antigua cárcel Modelo revive con un rodaje a la semana y 'tours' que agotan cientos de entradas en minutos
“Pensaban que nos habíamos vuelto locos”. A medida que avanzaba la reunión, Alberto Félez, productor de la película ‘Modelo 77’, se iba fijando en las caras de sus interlocutores. Eran técnicos del Ayuntamiento de Barcelona, ojipláticos ante su exposición de detalles sobre el rodaje que querían llevar a cabo en las instalaciones de la antigua cárcel Modelo, cerrada desde 2017. Les contó que querían reproducir los años turbulentos de la Transición: motines en el tejado, protestas, incendios, fugas… “Al principio nos dijeron que lo llevábamos claro”, sonríe hoy Félez.
En realidad, los recelos de los responsables de la antigua cárcel tenían que ver con la ambición del proyecto, que contemplaba más de un mes de trajín de cámaras y actores dentro del equipamiento. Pero no con el rodaje en sí. De hecho, desde que se vació de internos hace más de cinco años, la cárcel Modelo de la capital catalana se ha convertido en el set ideal para grabar cerca de 250 cortos, videoclips, documentales y películas con las prisiones como temática de fondo.
“Vamos a un rodaje o dos por semana”, dice su coordinadora de actividades, Àngels Cordón. Ella es una de los tres técnicos del Ayuntamiento que tienen su despacho en la antigua prisión. Con su llavero traspasa las puertas metálicas y rejas que todavía dificultan el paseo por las dependencias ya sin uso carcelario.
Desde que se desalojó, este recinto de 27.000 metros cuadrados –el equivalente a dos manzanas del Eixample– vive en un limbo, a la espera de su transformación urbanística definitiva. Pero en este “mientras tanto”, como lo llama Cordón, se ha ido abriendo progresivamente a la demanda de vecinos y entidades sociales.
En sus instalaciones ensayan los castellers, gracias a la altura de su cúpula central, pero también coros y ballets. Acoge regularmente presentaciones de libros y exposiciones –la última, las 'Memorias de la pandemia'–. Por otro lado, en dos de sus patios han instalado temporalmente sus barracones dos escuelas públicas de la ciudad.
800 entradas en menos de una hora
Y luego está el éxito de las visitas guiadas, de jueves a domingo. Cada dos meses se abren las reservas y se agotan en cuestión de minutos. El pasado miércoles, día 1, se liberaron las 800 entradas de marzo y abril y volaron en menos de una hora.
Un balance reciente arrojaba más de 260.000 visitas desde 2018 y 2.500 actividades, muchas de ellas vinculadas a memoria histórica y derechos civiles. “Ahora a ver cómo lo gestionamos con el boom de la película de ‘Modelo 77', dice Cordón.
El ansia del vecindario del Eixample por llenar el espacio ha sido directamente proporcional a los años que llevaban esperando a que cerrase. “Ya en la época de Adolfo Suárez se dijo que la iban a clausurar porque no reunía las condiciones. Yo tengo 68 años y he convivido siempre con esa idea”, explica Xavier Riu, responsable de Urbanismo de la Asociación de Vecinos Esquerra de l’Eixample, que recuerda perfectamente alguna de las escenas más llamativas del rodaje de 'Modelo 77', dirigida por Alberto Rodríguez, tales como el motín que atrincheró a varios presos en el tejado.
La estrategia de la Asociación de Vecinos es presionar poco a poco a la Administración para que en ese mientras tanto vayan abriendo el emblemático recinto.
Inaugurada en 1904, la Modelo se concibió como una cárcel modélica para la época, con una disposición en forma de estrella que permitía desde el centro –el panóptico– controlar a los presos de sus seis alas, donde se ubicaban las celdas. Por sus instalaciones pasaron presos anarquistas como El Noi del Sucre o Ferrer i Guàrdia, se ejecutó a unos 1.600 internos durante la posguerra y durante la Transición vivió el nacimiento del sindicato de presos COPEL (el origen de ‘Modelo 77’) o la ejecución a garrote vil de Salvador Puig Antich. Sin embargo, el progresivo hacinamiento de sus presos y su céntrica ubicación acabaron por certificar su inviabilidad.
'Crims', 'Patria', documentales y 'youtubers'
En pleno 2022, sin duda el uso más inesperado de este equipamiento carcelario es el de localización de rodajes. “La Modelo es una cárcel antigua y se percibe en las paredes, en su color, en el óxido de los barrotes, en la luz que entra por las pequeñas ventanas de cada celda… Además, con el panóptico parece una catedral. La atmósfera es muy auténtica y no tienes que hacer mucho más”, describe Francesc Roig, director de Fotografía de 'Crims', el exitoso programa de true crime de TV3.
Ellos tienen permiso para rodar imágenes de recurso en otras cárceles en activo, pero en esta hicieron el capítulo de 'El secuestro de Kevin', una desaparición real de 2012, porque necesitaban ficcionar las llamadas telefónicas entre la madre del niño y el padre encarcelado. “La Modelo, como todas las localizaciones reales, infunde respeto. Se nota la presencia del pasado y cuanto más conectas con ello, mejor lo puedes representar”, reflexiona Roig.
Uno de los primeros rodajes que catapultó a la Modelo como set ideal fue el videoclip de 'Los borbones son unos ladrones', que en abril de 2018 llenó las instalaciones de conocidos raperos españoles en contra de la sentencia de Valtonyc. Desde entonces, ha servido de emplazamiento para series como 'Hache', 'El confidente' (sobre la policía política del franquismo), 'El inocente', 'Sin huellas'… En 2020 se rodaron en ella las escenas carcelarias de 'Patria', la serie basada en la novela de Fernando Aramburu.
En cuanto a documentales, además de varios de TV3 y otras cadenas sobre prisiones y memoria histórica, ha sido un set para 'La sagrada família', sobre los Pujol; 'La liga de los hombres extraordinarios', el docuserie sobre los presidentes de clubs de fútbol de los 90, o un 'Viajando con Chester' en el que Risto Mejide entrevistó a Sandro Rosell. Pero el rodaje de mayor impacto en cuanto a alcance, aunque no desde la gran pantalla, es sin duda el del youtuber Pau Clavero junto al célebre expresidiario Dani El Rojo. Acumula casi 8 millones de visitas en YouTube.
“Nos llamaron para montar un 'escape room'”
A través de la Barcelona Film Commission, que pertenece al área de Cultura del Ayuntamiento, tratan de dar salida a todas las solicitudes de grabación. “En realidad, el 80% de las que hacemos son de pequeño formato, muchas de ellas trabajos de estudiantes de cine o de música”, expone Cordón. No se cobran tasas a nadie, pero sí hay algunas condiciones. “Siempre pedimos que haya una cierta vinculación con la temática de prisiones, los derechos civiles o la represión”, manifiesta la coordinadora.
De ahí que hayan tenido que rechazar no pocas propuestas, algunas de ellas surrealistas. “Una vez nos llamó una gente que quería montar un escape room. También empresas que se interesan para montar eventos y buscan un lugar emblemático. ¡O incluso una mujer quiso celebrar aquí el cumpleaños de su hija porque era una amante de las cárceles!”, enumera Cordón. “Para que nos entendamos: un desfile de moda o un anuncio de chocolate, aquí no lo haremos”, pone como ejemplo la trabajadora, que asegura que han rechazado algunas peticiones de publicidad.
'Modelo 77' pactó hacer obras de mejora en la cárcel
La otra condición que establecen desde el consistorio es que el rodaje se pueda solventar en una jornada de trabajo, máximo dos. Y de ahí que el proyecto de ‘Modelo 77’ echase para atrás a los reunidos la primera vez que sus productores lo expusieron con detalle.
El origen de esta película, de la productora Atípica con Movistar+, se remonta a 2005, cuando Alberto Rodríguez descubrió la existencia de la COPEL y su potencial cinematográfico. Pero por aquel entonces la Modelo estaba en activo y la madrileña Carabanchel, la otra cárcel española con panóptico, en proceso de demolición. “No había otra con las características necesarias. Así que Alberto [el director] siguió con sus proyectos hasta que nos plantamos en abril de 2020”, explica el productor Alberto Félez.
No fue sencillo, pero recuerda que desde la Barcelona Film Commission les ayudaron a convencer a los demás departamentos que intervienen en la Modelo. No solo era una cuestión de extender el período de rodaje a un mes –al final fueron tres semanas–, sino que debían “intervenir” la cárcel para recuperar el aspecto que tenía en los 70.
“Piensa que en los 80 la Modelo cambia radicalmente. Se ponen chapas de acero en los rosetones y se cierran las galerías, con lo que cada una de ellas se convierte en un búnker cerrado que no se ve desde el panóptico”, detalla.
Entonces sucedió algo “extraordinario”, según Félez. Si normalmente la Administración exige a los equipos dejarlo todo tal como lo encontraron, en este caso pactaron que la productora llevaría a cabo ciertas obras de mejora –algunas vinculadas a la película; otras no– que se conservarían tras su marcha. La más llamativa es la retirada de esas chapas que tapaban los rosetones y las verjas de cada galería. Incluso tiraron abajo tabiques de reciente construcción que impedían la visibilidad entre el panóptico y las alas. Esas obras afectaron al acceso de tres de las seis galerías. Una visión de 180 grados.
Los trabajos se llevaron a cabo un mes antes del rodaje, que fue en agosto de 2021. También retiraron la reja anti suicidios que separaba los dos pisos de una de las galerías, y pintaron sus paredes y puertas con el color marrón de la época. Cambios que hoy todavía se conservan y que contribuyeron al Goya a mejor Dirección de Arte. Incluso se comprometieron a instalar dos rampas de acceso a los patios para mejorar la accesibilidad de las personas con discapacidad que participan en las visitas guiadas.
“Todo eso lo financiamos nosotros. Fue parte del acuerdo escrito, no una imposición. Sabíamos que para ellos era complicado y esto podía ser útil para la Modelo, igual que la película cuenta unos hechos que sirven para hablar de memoria histórica”, relata el productor. Entre el 2 y el 21 de agosto, desfilaron por el rodaje más de 80 profesionales técnicos, 160 especialistas y 300 figurantes.
Se simularon incendios, se encaramaron a lo alto de la cúpula para rodar la emblemática escena del motín en el tejado y nada se salió del guion. “Tuvimos abierta una línea de teléfono de atención a los vecinos y solo entraron tres llamadas”, rememora Félez, que se deshace en elogios hacia los responsables municipales que participaron. “Lo cierto es que una vez salvadas las dificultades, todo el mundo puso muchas ganas”, añade.
Un futuro de viviendas, escuelas y memoria
Un año y medio después, la cárcel Modelo sigue adaptándose a su mientras tanto. Xavier Riu, de la asociación de vecinos, explica que también a ellos les fue útil la película de Alberto Rodríguez. Como sus productores lograron permisos para acceder a espacios que hasta entonces estaban vetados, ahora las entidades han presionado para poderlos usar.
“Hace unas semanas se pactó que en la tercera galería se habían adecuado unas celdas que podían servir para entidades como los castellers, para que guardaran material”, revela. Así funciona la relación vecinal con el recinto: “Vamos tirando de la cuerda poco a poco”.
Para los vecinos, la “gran batalla” de la Modelo ya está ganada, y es su transformación en los próximos años en vivienda y equipamientos públicos. Ahora lo que intentan es que las obras, cuyo inicio está previsto para este 2023, no se eternicen.
El proyecto definitivo, que costearán a medias entre Ayuntamiento y Generalitat, conservará la fisonomía de la prisión, pero con distintos usos. Albergará un instituto-escuela, una escuela infantil, una residencia de mayores, un espacio memorial, un centro para jóvenes, un polideportivo y 120 viviendas sociales.
Además, se derribarán los muros exteriores de la cárcel, se rodearán las galerías de zonas verdes –un parque de 14.000 metros cuadrados– y se podrá atravesar por lo que hoy es la planta baja del recinto, que será “permeable” a los transeúntes.
El horizonte de esa nueva Modelo está también detrás de su actual hiperactividad cultural y audiovisual. Aunque se conservará un espacio memorial, llegará un día en que la enorme y emblemática prisión dejará de ser testigo de lo que fue con tanta crudeza como lo es hoy. De ahí quizás las ganas de pisarla y grabarla antes de que cambie para siempre. No solo de vecinos, también de ex-presos y familiares.
“Muchos nos piden visitar la celda en la que estuvieron, y les podemos ayudar”, dice Cordón. La familia de Juan Paredes Txiki, el militante de ETA ejecutado en 1975, acude a visitar el cubículo cada año.
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