El president de la Generalitat, Pere Aragonès, ha decidido dar por acabada la legislatura y convocar elecciones anticipadas tras el varapalo recibido por el rechazo del Parlament a los presupuestos del Govern. Las elecciones se celebrarán el 12 de mayo. Así lo ha anunciado Aragonès en una comparecencia después de la votación que ha tumbado las cuentas en su trámite inicial y en la que ya ha arrancado la competición entre el PSC y ERC para quedar en primer lugar (en las últimas elecciones empataron a 33 escaños).
Aragonès ha situado a los socialistas como su principal rival al plantear que los catalanes, en los comicios de mayo, tendrán que escoger entre “una visión conformista con dependencia del Gobierno del Estado y que da soluciones antiguas a problemas nuevos” y la papeleta de los republicanos “que mira al futuro con ambición”.
A los pocos minutos le ha replicado el jefe de la oposición y candidato del PSC, Salvador Illa, que ha celebrado el adelanto electoral: “Cuanto antes voten los catalanes, mejor”. “Catalunya necesita nuevos presupuestos y necesita un presidente, no un candidato”, ha apostillado Illa.
Los presupuestos han sido rechazados por los 68 votos de Junts, Vox, Ciudadanos, PP y los comuns, que se han mantenido en su 'no'. Los de Ada Colau han afeado al Ejecutivo no haber descartado el macroproyecto de ocio y juego del BCN World. Las cuentas se han quedado a un solo voto de superar las enmiendas a la totalidad, pero los 67 apoyos reunidos –33 de ERC, 33 del PSC y la exdiputada de Junts y ahora no adscrita, Cristinta Casol– no han sido suficientes y han precipitado la decisión de Aragonès para avanzar los comicios, que de no haber terminado la legislatura hubieran sido en febrero de 2025.
El president ha cargado con contundencia contra los comuns y Junts, a los que ha acusado de “irresponsabilidad” por haber rechazado las cuentas. “Las líneas rojas y los vetos cruzados no se han puesto contra el Govern, sino contra los ciudadanos de Catalunya y los servicios públicos del país”, ha sentenciado.
La oposición ha celebrado el adelanto electoral y ha empezado, igual que el president, a lanzar sus mensajes de campaña. La principal diferencia entre los partidos estriba en si ya se sabe, a día de hoy, quién será su candidato, o quién no. Aragonès e Illa serán los cabezas de cartel de ERC y PSC, mientras que Junts, que deberá celebrar unas primarias, ha dado por hecho que su candidato será Carles Puigdemont (si la amnistía se lo permite).
“La persona que todos tenemos en la cabeza estará en Catalunya el día del debate de investidura”, ha afirmado el secretario general de Junts, Jordi Turull, que ha cargado contra Aragonès porque, a su juicio, el president ha avanzado los comicios “por sectarismo y por un cálculo electoral”. “Por calendario, podría estar en el debate de investidura”, ha dicho Puigdemont a los medios, visiblemente contento, desde la sede del Europarlamento en Estrasburgo (Francia).
Desde la CUP, el portavoz parlamentario Xavier Pellicer ha vinculado el fin de la legislatura con la “falta de proyecto político” que, según el cupaire, ha tenido el Ejecutivo de ERC, al que ha afeado “haberse dejarse arrastrar por la agenda de la patronal y el PSC”. En parecido sentido, la jefa de filas de los comuns, Jéssica Albiach, ha cargado contra el Govern “débil y sometido a los intereses de la patronal”.
En el bando de la derecha, los actuales jefes parlamentarios de Vox, Ciudadanos, Ignacio Garriga y Carlos Carrizosa, han mostrado su disposición para repetir como cabezas de lista, mientras que Alejandro Fernández (PP) no ha respondido preguntas de la prensa y se ha limitado a pedir que la cita del 12M “sea la oportunidad para acabar con el procés y el 'sanchismo'”.
Legislatura abrupta
El adelanto electoral pone fin a una legislatura abrupta, que ya nació tras unas elecciones inusuales en febrero de 2021 –la Justicia impidió al Govern aplazar los comicios por la pandemia. Fue la primera vez desde la II República que ERC volvía a la presidencia de la Generalitat, pero el partido no ha logrado completar todo el mandato.
Desde el primer momento se podía anticipar que sería una legislatura con sobresaltos. Junts llevó al límite la negociación con ERC antes de investir a Aragonès. Su entrada en el Govern no evitó choques constantes entre teóricos socios, que terminaron con la salida de los consellers de Puigdemont del Govern en otoño de 2022.
El paso de Junts a la oposición permitió a Aragonès configurar un Govern a su medida, pero trasladó la inestabilidad al Parlament. El Ejecutivo de ERC en minoría –33 diputados de 135– perdió varias votaciones, si bien pudo aprobar los presupuestos para 2023 gracias al apoyo del PSC y los comuns y a un pacto a tres bandas para que las izquierdas permitieran la validación de las cuentas del Estado, el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat.
La principal diferencia al iniciarse este 2024 es que Pedro Sánchez y Aragonès seguían en Moncloa y el Palau de la Generalitat, pero Ada Colau ya no estaba al frente del Ayuntamiento de Barcelona. El acuerdo presupuestario a tres bandas ya no era posible, y los comuns han apostado por jugar fuerte su oposición al proyecto del Hard Rock y han llevado hasta el final su negativa a tramitar las cuentas.