El Govern de Pere Aragonès ha definido por fin su propuesta sobre el Aeropuerto del Prat, tres años después del choque con el Ministerio de Transportes por la posible ampliación de la octava base aérea de Europa. Un modelo que apuesta por ampliar los vuelos hasta su máxima capacidad entre las 10 y las 14 horas durante los meses de julio y agosto.
Esta medida supondría, a juicio de los técnicos del departamento de Territori, un aumento suficiente para no renunciar a vuelos de larga distancia, que la Generalitat considera estratégicos, pero sin necesidad de ampliar las pistas ni, por tanto, afectar al espacio natural protegido de la Ricarda.
El Prat opera con dos pistas en paralelo, además de una transversal que se utiliza en momentos de baja actividad. De las dos paralelas, desde el año 2006 la pista corta se utiliza para despegues y la larga para aterrizajes, lo que limita la carga que pueden asumir y que podría aumentar si se utilizasen de forma independiente, es decir, con despegues y aterrizajes en ambas. Sin embargo, los aterrizajes en la pista corta afectan acústicamente a los vecinos de la zona, sobre todo del municipio de Gavà.
Pero, además, hay un problema añadido con algunos determinados vuelos de largo alcance, con los aviones de gran fuselaje y que van más cargados de combustible. A algunos de estos aparatos la pista corta no les da para despegar, por lo que piden salir por la larga. Cuando esto ocurre, los vuelos que llegan a Barcelona tienen que esperar para aterrizar.
El Ministerio de Transportes y Aena defienden que el aumento de vuelos intercontinentales, pasando de los 78 vuelos por hora a los 90, solo puede hacerse alargando la pista corta, lo que supondría poner asfalto en el espacio natural protegido por la Unión Europea.
Tras el anuncio de la propuesta por parte de Aragonès, el ministro de Transportes, Óscar Puente, la ha descartado de plano. En una entrevista en Catalunya Ràdio ha manifestado que el nuevo planteamiento “vulnera” un acuerdo previo existente“ entre ambos gobiernos. ”Empeora la acústica“ de la operativa del Aeropuerto, ha afirmado, y por tanto ”perjudica“ la salud de los vecinos y ”no supone una mejora de la operativa del Aeropuerto“.
El Govern de Aragonès en cambio considera que, permitiendo los aterrizajes en la pista corta en unos periodos determinados se soluciona la mayor parte de los problemas de operativa que tiene el Prat ahora y en el futuro. A favor de esta propuesta, aduce el Govern, es que se libera espacio de vuelo únicamente cuando hace falta, que puede tomarse de inmediato y que es tanto reversible como ampliable, en la medida de las necesidades.
“Estamos ante un trilema entre aumentar la capacidad del Aeroport, preservar los espacios naturales y que no haya impacto acústico a los vecinos, y creemos que este es el equilibrio más razonable para los tres objetivos”, explican fuentes del Departament de Territori.
La segregación de las pistas fue un acuerdo al que se llegó en 2006 con los vecinos, que sufrían problemas de ruido sobre todo en una exclusiva zona cercana a la playa de Gavà Mar. La Generalitat considera ahora que AENA debería llevar a cabo un plan de insonorización.
Más allá del cambio en la operatividad de las pistas, el proyecto tiene en cuenta tanto la descentralización de vuelos a los aeropuertos de Reus y Girona, además de introducir a la Generalitat en la gobernanza de los aeropueertos catalanes, que hoy dependen de AENA. El Govern defenderá estas ideas en la comisión de infraestructuras que comparte con el Ejecutivo central desde enero pasado.