El president de la Generalitat, Pere Aragonès, ha instado al candidato socialista a la presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez, a “cumplir con Catalunya sin miedo a la derecha y a la extrema derecha”, al tiempo que, en un mensaje a Junts, ha reivindicado “aprovechar la oportunidad” que suponen los catorce diputados independentistas en el Congreso de cara a la investidura.
La comparecencia de Aragonès, convocada como tradicional balance de fin de curso del Govern, ha estado monopolizada por el escenario postelectoral en España. ERC insiste en su estrategia de arrastrar a Junts a la negociación e intenta que los neoconvergentes puedan rebajar sus exigencias de máximos –autodeterminación y amnistía– siempre que el PSOE acepte proseguir con la mesa de diálogo y plantee mejoras en la financiación y la cesión de competencias de Rodalies.
Al contrario que los republicanos, Junts, al igual que el PSOE, no ha dado muestras de tener prisa para negociar. Este fin de semana, Puigdemont ha dado una señal de que, aunque el margen es estrecho, puede haber opciones para negociar: el expresident advirtió de que no aceptará “chantajes políticos”, pero, en lugar de reiterar como hizo en campaña que Junts no investirá a Sánchez, se limitó a recetar “prudencia” y “discreción”.
No mencionar de forma expresa a Junts, como sí ha hecho con Sánchez, no ha impedido que el president mandara mensajes a sus exsocios. Frente a las familias de Junts que reclaman bloqueo y repetición electoral, Aragonès ha advertido que el independentismo debe “aprovechar la oportunidad” para “impulsar la negociación” y lograr que Catalunya pueda “votar su futuro y el fin de la represión”.
Con todo, el principal objetivo de las palabras del president ha sido el candidato socialista. “Quien debe moverse y hacer propuestas es quien quiere ser presidente, por lo tanto corresponde moverse a Pedro Sánchez”, ha expresado Aragonès, que también ha puesto deberes a la coalición progresista de PSOE y Sumar: “Los que quieran gobernar el Estado tendrán que cumplir con la agenda catalana”.
El president ha insistido en su propuesta de acuerdo de claridad inspirado en Canadà para celebrar una votación sobre la independencia, pese a que tanto Junts como los socialistas rechazan esta fórmula. “El conflicto se resolverá con un referéndum”, ha zanjado.
El curso que ahora termina para el Govern ha sido un Dragon Kahn para Aragonès y ERC, que desde 2021 vuelve a presidir la Generalitat por primera vez desde la II República. Septiembre empezó con una crisis de Govern después de la decisión de Junts de abandonar el Ejecutivo. Este martes Aragonès ha enfriado la vuelta a la mesa del Consell Executiu de sus antiguos socios: “No entraré en especulaciones”.
Las dos citas electorales además han dejado muy debilitada a ERC. A la debacle de las municipales, cuando perdieron 300.000 votos y sus principales alcaldías, le siguió la de las generales, con 400.000 sufragios y seis diputados menos y, lo que es tan o más importante, dejar de tener interlocución exclusiva con el PSOE para pasar a compartirla con Junts.
Pese a la debilidad de su Ejecutivo, Aragonès ha celebrado el “ritmo sólido de creación de empleo” y la “estabilidad” de la economía catalana pese al contexto complicado por la guerra en Ucrania y la inflación. También ha ensalzado el president el “impulso de energías renovables” por parte del Govern y el “refuerzo” de los servicios públicos con 20.000 sanitarios, 7.200 docentes y 1.200 mossos d'esquadra después de un curso marcado por la huelgas de médicos y profesores.
Asimismo, el president ha instado a “defender más que nunca” el catalán en la escuela frente a “la obsesión de la derecha y la extrema derecha judicial, mediática y política” después de las sentencias del Tribunal Superior de Justicia catalán que acaban con la inmersión.