Han tenido que pasar cincuenta días desde la última vez que Pere Aragonès recibió el último 'no' del Parlament para que el candidato de ERC haya podido volver a la cámara con suficientes apoyos. El líder de Esquerra, de 38 años, se convertirá este viernes en el décimo segundo president de la Generalitat moderna y en el primero de su partido desde la transición. Un hecho que Aragonès quiere convertir en un revulsivo para el cambio que desea aplicar al Govern, pero que a la vez le obliga a buscar un desenlace para el proceso independentista abierto hace una década. En su discurso de investidura, el republicano ha enarbolado un discurso que sintetiza las diversas sensibilidades independentistas y ha propuesto un referéndum pactado como forma de “salir del bloqueo”.
El candidato de ERC a la presidencia ha pronunciado este jueves un discurso mucho más conciso que el desplegado en marzo pasado, consciente de que esta vez sí contará con los votos suficientes, tras haber cerrado dos pactos en paralelo con la CUP y con Junts. “Seré breve porque todos tenemos mucho trabajo”, ha dicho, antes de hacer un resumen de sus compromisos con el conjunto de las fuerzas independentistas. El primero de ellos, abrir “una nueva etapa” en la Generalitat bajo liderazgo, que él mismo ha descrito como “el primer president independentista y de izquierdas en lo que llevamos de siglo”.
El jefe de ERC ha subrayado que el suyo será un Govern “independentista y de progreso” que llegará con el compromiso de dar “una sacudida” a Catalunya en cuatro ejes: el social, el verde, el feminista y el democrático. “Me presento sabiendo que cuento con la complicidad de la mayoría de los diputados progresistas y con la mayoría de diputados independentistas”, ha dicho, por lo que ha asegurado que se siente capaz de que hacer de Catalunya “un país de referencia para sus políticas de progreso y de cohesión social”.
Junto con las referencias a la cuestión social, Aragonès ha incidido también en el 52% de apoyo a los partidos independentistas obtenido en las últimas elecciones. Un apoyo que ha exhibido como un refuerzo a las posiciones independentistas para hacer “inevitable” la amnistía y la autodeterminación. “La Generalitat acudirá a la mesa de diálogo como un solo pueblo”, ha indicado, tras reconocer que quiere ser el president para “culminar el camino hacia la Republica catalana”.
Esta afirmación ha sido objeto de réplica en el turno del líder del PSC, Salvador Illa, que ha considerado que Aragonès miente cuando promete la independencia. “No se producirá”, le ha rebatido, tras considerar que era un proyecto “divisivo” y “carente de la mayoría necesaria” para llevarlo a cabo. Illa ha combinado la dureza frente a los planes secesionistas con la mano tendida en las políticas de recuperación económica y contra la pandemia, avanzando que la oposición del PSC será “contundente y constructiva”.
Durante su discurso, el republicano ha esgrimido a la vez la bandera del diálogo, con una apuesta redoblada por la mesa de negociación con el Gobierno, junto a la firmeza en la voluntad de llegar a una secesión. Con todo, Aragonès ha descrito un referéndum pactado con el Estado y en el que puedan expresarse las diferentes visiones. “Quiero un referéndum de autodeterminación donde aquellos que legítimamente defienden que Catalunya debe seguir formando parte del Estado español, en vez de negarnos sistemáticamente este derecho, hagan una propuesta política”, ha reclamado.
“Mi obsesión es superar el actual bloqueo y resolver de una vez el conflicto político entre Catalunya y el Estado español”, ha insistido. “No tengo ninguna duda de que esta solución pasa por la amnistía y la autodeterminación. Quiero hacer como Escocia y me gustaría que España hiciera como el Reino Unido en 2014. Que permita un referéndum y los independentistas trabajaremos para ganarlo”, ha apostillado.
Según el pacto alcanzado casi en los minutos finales con Junts, el Govern que liderará Aragonès será de coalición junto al partido de Carles Puigdemont. Este jueves el portavoz de los posconvergentes, Albert Batet, ha prometido lealtad en el diálogo con el Gobierno, aunque también ha marcado perfil propio. “Confrontación y negociación son dos caras de la misma moneda”, ha concedido el portavoz de Junts, queriendo dejar claro que el Govern comenzará en tregua entre sus socios en los temas fundamentales, como es la mesa con el Gobierno centra. Con todo, las diferencias entre los partidos que formarán la coalición son muchas, y más aún si se cuenta a la CUP como tercera pata del Ejecutivo, pues los anticapitalistas ya han avanzado que no harán concesiones al nuevo Govern y que exigirán al president que cumpla hasta el último de los acuerdos suscritos.
Tal y como ha sucedido durante los tres largos meses de negociaciones, Aragonès y su equipo saben que deberán esmerarse en el arte del malabarismo durante la legislatura. En ese sentido, el presidenciable ha asegurado ante el pleno que no se conformará con los socios con los que ha firmado acuerdos, Junts y la CUP, y ha interpelado también a los 'comuns'. “Gobernaré teniendo en cuenta las mayorías, pero quiero también gobernar teniendo la mano extendida hacia los que más pronto que tarde nos tendremos que entender, porque en muchas cosas compartimos una misma idea de país y una visión transformadora”, ha dicho. “Pido el apoyo de quienes compartimos una misma idea de progreso y quienes están comprometidos con la libertad de los presos políticos”, ha insistido.
Como ya hiciera en los discursos del primer intento de investidura, Aragonès ha vuelto a hacer girar sus promesa en torno al lema de “Generalitat republicana” y ha asegurado que la administración catalana debe centrarse en mejorar la vida de los ciudadanos. “Nos proponemos garantizar casa, trabajo, salud y educación”, ha prometido, “porque si el objetivo es garantizar una vida digna a todos, tenemos que ser capaces de que todos puedan trabajar, que todo el mundo tenga un lugar digno donde vivir, que todo el mundo tenga acceso al sistema de salud y que todos puedan disfrutar de todo el potencial emancipador que tiene el sistema educativo”.
Junto a las cuestiones materiales, el republicano también ha citado algunas de las políticas que quiere llevar a cabo en su programa de transformación verde. “Debemos poner freno y revertir con toda la urgencia el cambio climático, afrontando la transformación del modelo energético y promoviendo sobre todo un cambio cultural sobre cómo producimos y cómo consumimos”, ha dicho. Junto a ello, Aragonès ha elogiado también a las políticas feministas “que rompa todos los techos de vido, erradique toda forma de machismo y permita desarrollar todos los proyectos de vida sin discriminación”.
Aragonès también se ha propuesto como la antítesis a la situación de “bloqueo” que ha vivido la Generalitat en los últimos años. “Necesitamos un Govern que mire más allá de una o dos legislaturas”, ha dicho, tras detallar una larga lista de tareas pendientes y cuestiones legislativas inacabadas que ha asegurado querer abordar durante su mandato, desde la ley electoral catalana a la nueva regulación de la contratación pública. “Formaré un Govern que gobierne para todos, para la Catalunya entera, que se haga presente a las ciudades y barrios demasiadas veces olvidadas y situarlas en la centralidad que le corresponde”, ha expresado.
Desde el atril el líder de ERC ha agradecido además el apoyo a los dos partidos con los que ha cerrado sendos pactos. Unos acuerdos que, ha dicho, son complementarios. “El acuerdo independentista y de progreso que hemos suscrito con Junts acompaña con toda la fuerza la voluntad transformadora del entendimiento firmada con la CUP”, ha asegurado. En ese sentido, tras destacar que la negociación con la formación de Jordi Sànchez ha sido larga y ardua, el candidato a la presidencia ha reconocido que la demora ha “agotado” a la ciudadanía, por lo que ha manifestado que desea volver a ganar su confianza.
Illa advierte a Aragonès: “No le daremos 100 días”
El líder del PSC, Salvador Illa, se ha estrenado este jueves como líder de la oposición de facto, en el primer debate de legislatura al que Aragonès llegaba con los votos suficientes. Para abrir esta nueva etapa, el socialista ha empleado un discurso ambivalente, en el que ha tendido la mano al nuevo Govern en las cuestiones económicas y la lucha contra la pandemia, pero que a la vez ha cargo contra Aragonès por su proyecto independentista. En opinión de Illa, el president no puede perder ni un minuto en cuestiones que no sean el reimpulso económico de Catalunya, por lo que le ha advertido que no le darán 100 días antes de comenzar a criticarlo.
El exministro ni siquiera ha esperado a que Aragonès sea investido par cargar contra los acuerdos defendidos por el candidato. Y, en especial, Illa se ha centrado en los dos años de margen que el pacto alcanzado entre ERC y la CUP da a la mesa de diálogo con el Gobierno central antes de darla por rota. “Diálogo no es decir 'si no sale lo que yo quiero me voy', esto es más bien un chantaje”, ha asegurado el jefe del PSC al republicano. En la misma línea, el socialista ha recetado mayor “diálogo entre catalanes”, porque a su juicio la cohesión social está hoy más dañada que hace 10 años. “Necesitamos una agenda de reencuentro, no de ruptura”, ha asegurado.
“¿De verdad un embate democrático es lo que percibe que quiere la sociedad catalana?”, ha insistido el socialista. “Con embates no se vence al virus ni se aprovechan los fondos europeos”, ha apostillado Illa, que ha pedido al nuevo Govern mejor gestión que la del anterior. “Empecemos por lo básico”, ha indicado, “un presupuesto en tiempo y forma que pueda entrar en vigor el próximo 1 de enero”.