La escuela Encants de Barcelona invitó el sábado por la noche a Arcadi Oliveres, impulsor recientemente de un proceso constituyente de la izquierda catalana, a que impartiera una charla a los padres y madres que quisieran sobre los efectos de los recortes en la educación pública. El día 25, desde el centro Can Montllor de Terrassa, varias escuelas de la ciudad se unirán en una cadena humana para hacer visible sus reivindicaciones. El mismo día, en Cerdanyola del Vallès (Barcelona) hay previstos un cine forum y una cena popular. Estos son sólo tres ejemplos de las cerca de 400 actividades y acciones que se calcula que se llevarán a cabo durante la “semana amarilla”.
Este lunes arranca una semana de protestas en las escuelas e institutos públicos de Cataluña, donde el color de la defensa es el amarillo, a diferencia del verde popularizado en el resto del Estado. Sindicatos, familias, estudiantes y movimientos de renovación pedagógica, agrupados en torno al Marco Unitario de la Comunidad Educativa (MUCE), han hecho un llamamiento a que todos los centros públicos se apunten a la doble lucha que plantean: contra los recortes presupuestarios de la Generalitat y contra la ley educativa (LOMCE) del ministro José Ignacio Wert.
“No podemos admitir una ley regresiva que nos devuelve a tiempos pretéritos”, señala JaUme Aguilar, presidente de la Federación de Movimientos de Renovación Pedagógica. En nombre del MUCE, Aguilar considera que algunos conceptos recuperados por el anteproyecto de ley de Wert, como las reválidas, la presencia de la religión o la introducción del castellano como lengua vehicular de la enseñanza en Cataluña tienen “reminiscencias” franquistas. Una de las actividades más repetidas durante esta 'semana amarilla' serán las charlas en los centros públicos para discutir los contenidos de la LOMCE.
En cuanto a los recortes, genera especial rechazo el cierre de 63 líneas de P-3 en los centros públicos de cara al próximo curso -medida que conduce al cierre definitivo a siete escuelas-, un hecho “inaceptable” según Rosa Cañadell, portavoz del sindicato USTEC-STEs, dado que “se siguen financiando las escuelas concertadas”. El otro ajuste que más ha sublevado la comunidad educativa es el decreto del ministerio que establece que sólo se pueden cubrir las bajas si son de diez días o más. Este recorte, según Cañadell, ha situado a muchas escuelas al borde del “colapso” en algunas ocasiones.
La 'semana amarilla', además de cientos de actividades puntuales y esporádicas en todo el territorio, estará vertebrada por tres jornadas clave: el “Sant Jordi reivindicativo”, la convocatoria de ámbito estatal Toma tu centro -que anima a las familias a ocupar las escuelas la noche del 25 de abril-, y la manifestación unitaria y conjunta con otros sectores públicos el próximo domingo, que servirá para cerrar la semana.
Deben entrar las protestas en las aulas?
Poco después de que se hablara por primera vez de la 'semana amarilla', la consejera de Enseñanza de la Generalitat, Irene Rigau, se opuso a ella porque consideraba que “en horario lectivo los niños no deben ser utilizados para reivindicaciones y actos de movilización”. Rigau lo resumió afirmando que las protestas debían quedar fuera de las puertas de las escuelas.
Sin embargo, desde el MUCE responden que en ningún caso están pidiendo que los niños pierdan horas de clase por estos motivos. “Cada centro debe decidir cómo quiere plantearse la semana de protestas”, esclarece Aguilar, que recuerda que la práctica totalidad de las acciones están previstas fuera del horario escolar.
“La consejera nos dice que no entremos en conflicto en las aulas, pero el problema es que ya está, y quien lo entró fue precisamente la consejera”, denuncia Eloi Cortés, secretario general de la Associació de Joves Estudiants de Catalunya.
La escuela Encants de Barcelona invitó el sábado por la noche a Arcadi Oliveres, impulsor recientemente de un proceso constituyente de la izquierda catalana, a que impartiera una charla a los padres y madres que quisieran sobre los efectos de los recortes en la educación pública. El día 25, desde el centro Can Montllor de Terrassa, varias escuelas de la ciudad se unirán en una cadena humana para hacer visible sus reivindicaciones. El mismo día, en Cerdanyola del Vallès (Barcelona) hay previstos un cine forum y una cena popular. Estos son sólo tres ejemplos de las cerca de 400 actividades y acciones que se calcula que se llevarán a cabo durante la “semana amarilla”.
Este lunes arranca una semana de protestas en las escuelas e institutos públicos de Cataluña, donde el color de la defensa es el amarillo, a diferencia del verde popularizado en el resto del Estado. Sindicatos, familias, estudiantes y movimientos de renovación pedagógica, agrupados en torno al Marco Unitario de la Comunidad Educativa (MUCE), han hecho un llamamiento a que todos los centros públicos se apunten a la doble lucha que plantean: contra los recortes presupuestarios de la Generalitat y contra la ley educativa (LOMCE) del ministro José Ignacio Wert.