Reconfortaros! Los datos nos dicen que no... Pero la diferencia es poca. La lectura no es una de las prioridades entre parte de los jóvenes nuestra sociedad, cuyo tiempo de ocio se destina preferentemente a otras actividades. Aun así, la lectura por placer es primordial para el aprendizaje. ¿Qué podemos hacer para motivarla?
Isabel Solé, catedrática de psicología evolutiva y de la educación en la Universidad de Barcelona, ââafirma que la enseñanza de la lectura puede ser vista como un taburete de tres patas, que son: “enseñar y aprender a amar la lectura, a disfrutar de ella; enseñar y aprender a leer, y enseñar y aprender a leer para aprender”. A menudo las patas se resumen en: el gusto por la lectura, el saber leer y leer para aprender. Lo que nos quiere mostrar la imagen del taburete es precisamente que las tres dimensiones son imprescindibles: hay que saber leer, es evidente, hay que dominar las estrategias que ponemos en práctica cuando leemos para aprender, pero no podemos olvidar que hay que facilitar el disfrute de la lectura.
La OCDE publicó un informe que lleva por título ¿Leen actualmente los estudiantes por placer?, en el que ilustra con datos la relación entre la lectura por placer y el rendimiento escolar y el aprendizaje a lo largo de la vida. Según este estudio, los alumnos con mejor situación económica, social y cultural leen más por gusto. Y las chicas también leen más que los chicos. El análisis de los resultados en la evaluación de PISA en diferentes países nos indica que los alumnos que leen diariamente por placer obtienen un resultado escolar mejor. En promedio, la diferencia en los resultados corresponde a un año y medio de escolarización. Es decir, en materia de resultados escolares, los jóvenes que leen cada día van un año y medio por delante de los que no leen.
Las diferencias en competencia lectora son la expresión de desigualdades sociales y a la vez las perpetran, como muestra el informe de la OCDE sobre PISA 2006, Extending Opportunities - How active social policy can benefit us all. La falta de comprensión lectora puede dificultar el aprendizaje y esto no sólo tiene efectos en el ámbito escolar y académico, sino que puede ser un obstáculo a la inserción laboral y durante la trayectoria laboral.
A pesar de los beneficios de la lectura en el aprendizaje, algunos informes muestran que, en el caso de los jóvenes, el hábito lector se encuentra en retroceso. La OCDE muestra que, entre 2000 y 2009, en prácticamente todos los países, los jóvenes cada vez leen menos.
En el ámbito catalán, el Consell Català del Llibre Infantil i Juvenil elabora una encuesta a jóvenes de 12 a 16 años, familias y profesorado para evaluar la evolución de los hábitos de lectura de los niños y jóvenes. Este estudio también refleja el descenso de la lectura en el tiempo libre entre 2004 y 2008. Cuando se pregunta por las actividades que más gusta hacer a los niños y jóvenes, las actividades más valoradas son salir con los amigos, escuchar música y chatear, jugar o navegar por internet. Leer es la tercera menos valorada, sólo por encima de dormir o asear la habitación!
El 83% de los niños de 12 años leen cada día o alguna vez por semana, frente al 44% de los de 16 años. Así pues, la lectura es muy presente durante la primaria y tiende a desaparecer durante la secundaria. Este es un reto presente en muchos institutos y que hay que abordar. El 46% de los niños de 12 años afirman que leen para aprender, mientras que sólo el 23% de los de 16 años lo hacen. Evidentemente, los motivos de la lectura y su hábito están estrechamente relacionados.
Un buen hábito lector está relacionado con una mejor competencia lectora y un mejor aprendizaje, en la etapa escolar y a lo largo de la vida. Pero tenemos ante nosotros el reto de vivir en una sociedad cada vez menos lectora. Hemos conseguido que en la infancia se lea, gracias al esfuerzo que se ha hecho en escuelas y bibliotecas, entre otros. Hay que recuperar, en los jóvenes y en los adultos, el placer de la lectura. El reto es evidente para aquellos que trabajan o conviven con jóvenes. Trabajar a partir de la motivación, tener presente lectura en pantalla, recordar que los adultos somos modelos, pueden ser algunas de las claves. Tener un buen hábito lector marcará una diferencia en el aprendizaje.
Reconfortaros! Los datos nos dicen que no... Pero la diferencia es poca. La lectura no es una de las prioridades entre parte de los jóvenes nuestra sociedad, cuyo tiempo de ocio se destina preferentemente a otras actividades. Aun así, la lectura por placer es primordial para el aprendizaje. ¿Qué podemos hacer para motivarla?
Isabel Solé, catedrática de psicología evolutiva y de la educación en la Universidad de Barcelona, ââafirma que la enseñanza de la lectura puede ser vista como un taburete de tres patas, que son: “enseñar y aprender a amar la lectura, a disfrutar de ella; enseñar y aprender a leer, y enseñar y aprender a leer para aprender”. A menudo las patas se resumen en: el gusto por la lectura, el saber leer y leer para aprender. Lo que nos quiere mostrar la imagen del taburete es precisamente que las tres dimensiones son imprescindibles: hay que saber leer, es evidente, hay que dominar las estrategias que ponemos en práctica cuando leemos para aprender, pero no podemos olvidar que hay que facilitar el disfrute de la lectura.