Los trabajadores y los estudiantes de la Universidad Politècnica de Catalunya (UPC) convocarán definitivamente una huelga para exigir al rectorado que no ejecute los más de 300 despidos previstos para este 2013. En una asamblea en la que han participado casi medio millar de personas, una amplia mayoría ha votado a favor de la huelga, aunque falta por definir si será indefinida, como pedían algunos y como se acordó en el anterior encuentro entre campus de la UPC. Lo que es seguro, de momento, es que la convocatoria es para el 25 de abril, según han confirmado los sindicatos, que harán los trámites pertinentes el próximo lunes.
Los trabajadores de la universidad están en pie de guerra desde que el Consejo de Gobierno aprobó hace un mes unos presupuestos para el 2013 en los que se preveía el despido de 90 trabajadores interinos del Personal de Administración y Servicios (PAS) y unos 250 profesores asociados, estos últimos por la vía de la no renovación de contratos. Las mobilizaciones para forzar la rectificación de la medida han sido constantes desde entonces, desde cortes de tráfico hasta asambleas en todos los campus, y desde el miércoles un grupo de interinos ocupa indefinidamente el vestíbulo del rectorado para exigir que nadie pierda su puesto de trabajo, especialmente el PAS, que si nada cambia se quedará sin empleo el próximo 1 de mayo.
En relación al carácter de la huelga, durante la asamblea ha habido confrontación de opiniones. “Mucha gente no la ve clara y prefiere otro tipo de protestas, pero al final la mayoría ha decidido”, relata Alicia Fernández, presidenta de la junta de personal del PAS funcionario. Fernández también abre la puerta a que la huelga se prolongue hasta el primero de mayo, día del trabajador y cuando se hacen efectivos los primeros despidos. De ser indefinido, el paro podría confluir con la jornada de huelga de todo el sector educativo español convocada para el 9 de mayo, y sin duda quedará enmarcado dentro de la semana amarilla de protestas de la comunidad educativa catalana.
El personal de la universidad adopta esta medida de presión como último cartucho para evitar los despidos, pero también para revertir los ajustes que viene padeciendo el campus desde hace dos años, por una parte debido a los rectortes de presupuesto de la Generalitat, y por otra a causa de un déficit acumulado de 110 millones de euros. Para rebajar la cifra, la UPC ya aprobó en diciembre un plan de reestructuración organizativa que prevé, entre otras medidas, la fusión de grados y la venta de patrimonio de la universidad, como el histórico edificio de la facultad de Náutica.