Seis hombres se sentarán el lunes en el banquillo de los acusados por pertenecer a una banda dedicada a amenazar y humillar a homosexuales. El Juzgado de lo Penal nº 2 de Granollers (Barcelona) acogerá el juicio contra el llamado 'Proyecto Pilla Pilla', un grupo que a finales de 2013 tendía emboscadas en Les Franqueses del Vallès y en Granollers a hombres gays, a los que humillaba y grababa en vídeo que después difundía masivamente en Internet. La banda estaba claramente inspirada en el grupo ruso 'Occupy Pedofilya', de ideología neonazi.
El mismo modus operandi se repitió en al menos tres casos: según describe la Fiscalía en su escrito de acusación, el cabecilla del 'Pilla Pilla' entablaba conversaciones con homosexuales a través de páginas web de contactos en las que se presentaba como un joven de 16 o 17 años y “con el pretexto de 'cazar pederastas'” concertaba citas con ellos. Cuando aparecía la víctima seleccionada, un grupo numeroso de personas “la abordaban, rodeándola para que no huyera del lugar y una vez retenida y controlada de forma intimidatoria, y mientras uno de los hombres [siempre el mismo] filmaba los hechos, le obligaban a contestar un interrogatorio de preguntas forzadas”.
El Ministerio Público solicita para el cabecilla y para el que grababa en vídeo 21 años de cárcel por tres delitos contra la integridad moral y otros tres contra la intimidad (aunque no podrán cumplir más de 15 en base al artículo 76 del Código Penal) y para los otros cuatro acusados pide penas que van de los dos a los seis años. El fiscal contra los delitos de odio de Barcelona, Miguel Ángel Aguilar, es contundente en la descripción de los hechos y alega que los miembros del grupo estaban movidos únicamente por “su propósito de atemorizar, denigrar, humillar y represaliar a los hombres homosexuales” valiéndose para ello de su superioridad numérica.
Rodeadas por el grupo, las víctimas eran obligadas a responder delante de la cámara preguntas “vejatorias” y a revelar su nombre completo, su DNI, su teléfono, su orientación sexual y a reconocer falsamente que “eran unos pederastas abusadores de niños”. Entonces, la edad de consentimiento sexual estaba en los 13 años –a día de hoy, en los 16–.
Posteriormente, prosigue la Fiscalía, el grupo difundía los vídeos grabados de forma masiva por Internet “junto con los objetivos e ideología del proyecto”, destaca en un pormenorizado escrito de acusación. Lo hacían a través de las cuentas en redes sociales de la banda, que en Facebook llegó a tener más de 23.000 seguidores. Esto provocaba que la orientación sexual, la imagen, la intimidad e incluso las fantasías sexuales de las víctimas “quedaran expuestas de forma indiscriminada ante el público en general”.
Ante estos hechos, los Mossos d'Esquadra comenzaron una investigación que dio con las tres víctimas que estarán en el juicio el lunes (que se alargará hasta el día 15) y que han sufrido “una grave afectación a su intimidad y dignidad” porque su imagen aparecía de forma reconocible y “humillante”. En uno de los casos, ocurrido el 22 de noviembre de 2013, el hombre trató de huir y los acusados le tiraron al suelo mientras le gritaban “maricón de mierda, ¿dónde piensas que vas? Como te vuelvas a escapar te vas a enterar”.
Los vídeos, que llegaron a ser vistos por más de 50.000 personas, incluían comentarios amenazantes y ofensivos contra los hombres, pues los seguidores de estas cuentas, muchos de ideología nacional socialista, expresaban públicamente comentarios homófobos y racistas. Todo ello, dice el fiscal, ha generado “un daño irreparable” en “el honor y la dignidad” de las víctimas, que sufrieron “un escarnio público” al contemplar cómo “sin haber cometido ninguna ilegalidad” su imagen, su voz y su sexualidad se mostraban públicamente “asociadas a la pederastia”.
Una respuesta colectiva
Los hechos generaron una enorme alarma social entre la población LGTBI, que temía por su seguridad y su integridad, rememora Eugeni Rodríguez, presidente del Observatorio contra la Homofobia de Catalunya. De hecho, la Fiscalía asegura que se trataba de un “aviso al resto de los hombres homosexuales” que, “aún cumpliendo los requisitos de edad y consentimiento” podían ser potenciales víctimas del grupo si sus citas sexuales “no se adecuaban a las reglas fijadas por los acusados”.
“Yo recuerdo un pánico absoluto porque además no sabíamos hasta dónde podía llegar”, señala Rodríguez. “Nosotros lo que teníamos en la cabeza era lo que estaba pasando en Rusia con el colectivo Occupy Pedofilya”. Según la Fiscalía, el 'Proyecto Pilla Pilla' nació en noviembre del año 2013 “a imitación” de este grupo ruso que también con el pretexto de identificar a supuestos pederastas perseguían y vejaban a hombres homosexuales, llegando en algunos casos a cometer agresiones físicas. De hecho, los vídeos que colgaban los acusados añadían de fondo una música “estridente” siguiendo el ejemplo de los publicados por Occupy Pedofilya.
Ante la importancia y envergadura del caso, el grueso de los principales colectivos LGTBI se ha unido para ejercer la acusación popular. Así, a la Comissió Unitària 28 de Juny, que integra a decenas de entidades catalanas, le acompañarán la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB), la Fundación Triángulo y el Movimiento contra la Intolerancia. “El objetivo es mostrar que esto es un asunto que afecta a toda la comunidad LGTBI”, explica Rodríguez. Algo en lo que coincide Laia Serra, abogada de la comisión, para la que “este grave ataque a la dignidad” debe “tener respuesta”.
“Un juicio a la homofobia de la extrema derecha”
Desde la FELGTB apuntan a que se trata de “un juicio contra la homofobia de la extrema derecha” y recuerda que relacionar homosexualidad y pederastia “es una estrategia recurrente de la ultraderecha para desacreditar a las personas LGTBI y fomentar la LGTBIfobia”.
“Fue un acto de fascismo y homofobia que va más allá de las personas concretas que lo sufrieron. Es un ataque contra la libertad y la diversidad que tiene una dimensión colectiva”, explica Serra sobre la causa. Por ello, una de las estrategias de la acusación popular será demostrar que los imputados mantenían “vínculos” con “personajes relevantes de la extrema derecha en Europa”. “Es algo que tenemos documentado. El contenido de las redes sociales era fascista”, añade la abogada.
La Fiscalía también alude a este asunto en su escrito de acusación, ya que asegura que el 'Proyecto Pilla Pilla' compartía “plenamente” los objetivos de Occupy Pedofilya, para lo cual “mantenían entre sus respectivos líderes contacto personal y se seguían mutuamente” en las redes sociales. Cuentas que, prosigue, tenían “multitud de seguidores de extrema derecha y en las que se exhibía simbología vinculada al nacional socialismo”, por ejemplo, el pulgar doblado o el brazo alzado. Además, el cabecilla del grupo mantenía contactos “con otros movimientos internacionales de la extrema derecha” y con personas de este entorno, destaca el Ministerio Público.