Los Equipos de Atención a la Infancia y la Adolescencia (EAIA) de Barcelona han alertado a través de una carta que han hecho llegar al Ayuntamiento que se encuentran con una situación de desbordamiento que implica, según los trabajadores, “una desatención grave”. El motivo, dicen, es la sobrecarga de trabajo y la carencia de recursos.
Los EAIA son equipos multidisciplinarios de profesionales que trabajan con los menores en riesgo y son los que se encargan de evaluar los posibles casos de desamparo y decretar las medidas de tutela administrativa cuando es necesario.
En Barcelona hay 13 equipos EAIA con 71 profesionales y 13 administrativos. Es el consistorio el que contrata a los trabajadores, dado que tiene competencias delegadas de la Generalitat, que es quien financia buena parte del servicio a través de contratos programa. Los equipos, no obstante, responden a la DGAIA (Dirección general de Atención a la Infancia y la Adolescencia).
Los trabajadores se quejan en esta carta dirigida al consistorio, tal y como avanzaba en un artículo El País este martes, que las ratios de personal están muy por encima de los máximos que marca la cartera de Servicios Sociales. Este es un extremo que confirman fuentes municipales, conscientes que en algunos casos trabajan con más familias de las que los correspondería.
En algunas ocasiones, el incumplimiento de las ratios, aseguran, se debe a la cobertura insuficiente de las bajas. “No se cubren las bajas médicas ni las bajas en comisión de servicios –cuando se desplaza un profesional a otro departamento dentro del mismo servicio-. Hay equipos con bajas sin cubrir desde hace meses”, aseguran.
Esto implica, dicen, trabajar con un nivel de estrés considerable que ha provocado el aumento de bajas por estrés y ansiedad entre los equipos. “No se puede dar un buen servicio a la infancia, no se puede trabajar desde una perspectiva más preventiva y se tiene que intentar priorizar dentro de la misma urgencia aquellas situaciones donde los casos son más vulnerables”, aseguran.
Además de hacer el seguimiento de casos, los EAIA desarrollan el papel de prevención, a través del cual trabajan con las familias para intentar mejorar la situación. La falta de personal y recursos es la que impide hacer esto, aseguran los trabajadores. “El trabajo con las familias se hace, pero se hace con poco tiempo y pocos recursos y no te permite hacer una planificación. A veces los técnicos toman decisiones acertadas pero no son útiles porque no se puede hacer el seguimiento adecuado”, explica una de las portavoces a este diario. Aún así esta trabajadora asegura que las últimas medidas, como separar un niño de su familia, se llevan a cabo de forma cuidadosa y adecuada.
Educadores y trabajadores de los servicios sociales también se han quejado al Ayuntamiento de la falta de personal y de las condiciones de los trabajadores. Por su parte el Ayuntamiento asegura que tiene pensado incorporar 40 personas después del verano, sobre todo educadores. Pero quedarían al margen de esta decisión los EAIA, puesto que su financiación depende de la Generalitat y se tiene que renegociar el contrato programa entre las dos instituciones. Fuentes municipales explican que la renovación del contrato programa culminará este 2016 con una ampliación de la plantilla.
En un artículo en El Diari de l'Educació expertos y familiares denunciaban el modelo de protección a la infancia catalán y aseguraban que se trabaja demasiado poco con las familias.
El perfil profesional
Además de esta queja, los trabajadores de los EAIA también aseguran en esta carta que es necesario que los profesionales que se incorporen a estos equipos cuenten con, o se los ofrezca antes de entrar, una especificidad profesional más acotada por el servicio que tienen que ofrecer. “A veces hay profesionales que llegan a estos equipos sin tener esta formación específica, a veces ni han pasado por servicios sociales”, asegura una de las portavoces.
Si bien es cierto, asegura, que mientras están trabajando reciben formación interna específica, no todos los profesionales llegan al servicio preparados como lo tendrían que hacer. “Para atender la infancia en alto riesgo hace falta más especificidad en este perfil”, asegura.