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¿Quién gobernará Barcelona?

Jordi Subirana

El último mandato municipal en Barcelona, CiU, con sólo 14 concejales, ha gobernado en solitario con acuerdos puntuales con el PP y el PSC. A pesar de estar en minoría, el alcalde Xavier Trias se ha salido bastante bien de la situación y no ha sufrido mucho por la débil oposición que ha tenido y/o habilidad pactista. Sólo las problemáticas sociales en Nou Barris y las crisis abiertas por la gestión de Can Víes y el turismo le han supuesto alguna que otra sacudida, pero ninguna importante desde el punto de vista político.

Trias aspira a ser reelegido como alcalde, pero Barcelona en Comú, con Ada Colau al frente, no se le pondrá fácil. Probablemente, CiU y Barcelona en Comú serán las listas más votadas. Pero habrá que ver en qué orden. Hoy por hoy es difícil de prever. Trias perderá algún concejal y Colau irrumpirá con mucha fuerza, y no parece que ni los socialistas de Jaume Collboni, que pueden sufrir un cierto descenso de votos, ni el PP de Alberto Fernández, que se podría resentir de la entrada de Ciutadans, les harán sombra. Y que hará ERC, ahora liderada por Alfred Bosch? Las últimas encuestas no le son muy propicias, a pesar de que seguramente sacará algunos regidores más de los que tiene actualmente (2), puesto que se puede ver beneficiada de quienes voten en clave independentista.

Todo parece indicar que de los próximos comicios en la capital catalana saldrá un Ayuntamiento todavía más atomizado que el actual por la entrada de la coalición Barcelona en Comú y, seguramente, de Ciutadans y la CUP, ahora sin representación. Quién gane las próximas elecciones no lo tendrá nada fácil para gobernar y menos de manera estable, es decir con el apoyo de 21 de los 41 concejales, a pesar de que esto dependerá de la suma de fuerzas –podría perfectamente pasar que dos fuerzas no sean suficientes-- y de los pactos, puntuales o estables, a que se pueda llegar.

¿Si ERC tiene la clave de la gobernabilidad, hará alcalde a Trias para garantizar un gobierno soberanista y fuerte en Barcelona pensando en el 27-S o mirará hacia la izquierda para reeditar el tripartito en la capital catalana? Si matemáticamente es posible, ¿hay que descartar una sociovergencia? ¿Pactará Colau con el PSC y/o ERC si con eso puede gobernar? ¿Recorrerá CiU al PP para mantener la alcaldía si, finalmente, el voto oculto del PP le da a Alberto Fernández un mejor resultado de lo que dicen las encuestas?

Sólo vota la mitad de la población

Un dato interesante de analizar es la participación y abstención que se ha producido en las tres últimas elecciones al Ayuntamiento de Barcelona, las de los años 2003, 2007 y 2011. La mayor participación se logró el 2003, con un 59,1%, es decir que hubo un 40,9% de abstención. Desde entonces, en 2007 y 2011, la abstención ha sido todavía más alta y, con pequeños matices, se puede decir que sólo ha ido a votar alrededor de la mitad de la población. En concreto, el 2007, cuando ganó Jordi Hereu (PSC), votó el 49,6% (con una abstención del 50,4%), y el 2011, cuando se impuso Trias, la participación subió hasta el 53% (con una abstención del 47%).

Por distritos, la situación no varía en las tres elecciones analizadas y Ciutat Vella es siempre –y con diferencia-- el distrito con más abstención, seguido de Nou Barris, Sants-Montjuïc, Horta-Guinardó, Sant Martí, Sant Andreu, Gràcia, el Eixample, Les Corts y Sarrià-Sant Gervasi, que es donde la ciudadanía vota más en las municipales.

Si alguna cosa queda clara es que en los distritos más ricos –por este orden son, Sarrià-Sant Gervasi, Les Corts, el Eixample y Gràcia, según los datos del Ayuntamiento sobre distribución de la renta familiar del año 2013--, sus vecinos van más a votar que los de los barrios pobres, al menos en las elecciones municipales. Nou Barris, el distrito con la renta familiar más baja, es el segundo con más abstención, mientras que Sants-Montjuïc es el tercer distrito más pobre y también ocupa el tercer lugar en los índices de abstención de las tres últimas elecciones. Ciutat Vella, el distrito con menos participación, también por el elevado número de población inmigrante, ocupa el cuarto lugar por la cola en nivel renta.

Parece pues, evidente, que si las izquierdas --en el sentido más amplio, pero también en el caso concreto de Barcelona en Comú--, quieren lograr o recuperar la alcaldía de Barcelona tendrán que centrar buena parte de sus esfuerzos en intentar captar los votos de los barrios más populares y trabajadores, pero especialmente el voto de las personas que hasta ahora se han quedado en casa, el voto de los desencantados de la vieja política, de quienes podrán votar por primera vez, el voto contra la corrupción, el voto de la crisis y de los que ya lo han perdido todo o casi todo...

A priori, Barcelona en Comú podría hacer suyos buena parte de estos votos porque, de puertas para afuera, es quien apuesta más por una nueva manera de entender la política, por la renovación y una mayor participación ciudadana. Veremos si lo consigue. Y si se lo consigue qué hace o qué puede hacer si gobierna.

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