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Barcelona dedicará 12 millones este verano para regular la masificación con más seguridad, limpieza y agentes cívicos

Barcelona ha batido su propio récord de visitantes este año, superando las cifras previas a la pandemia. En la capital, durante lo que va de año se ha registrado un 9,3% más de turistas que el año anterior y un 2,1% más que en 2019. Estas cifras están provocando que algunas zonas de la ciudad estén cerca del “colapso”, tal como lo ha definido el cuarto teniente de alcalde y responsable del área de Economía y Turismo del Ayuntamiento, Jordi Valls.

Desde el consistorio aseguran que no ven estos datos “con extrema alegría, pero tampoco con pena”. Aún así, han reconocido que el turismo debe ser regulado, sobre todo en aquellos espacios de la ciudad en que la afluencia de gente es alta. Por ello, han creado una nueva figura normativa, los Espacios de Gran Afluencia (EGA), que permitirán realizar actuaciones “personalizadas” en puntos estratégicos.

Se trata de lugares en los que hay mucha gente, sean locales o turistas, y en los que se dificultan los “usos comunitarios y la mobilidad” y ha habido una “transformación de usos”. En total, se han detectado 5 con mucha presencia de locales (el Camp Nou, Montjuïc, Glòries, Poblenou y el Parc del Fòrum) y 11 con masificación turística (Park Güell, el Turó de la Rovira, Sagrada Família, Passeig de Gràcia, Plaça Catalunya, la Boqueria, la Rambla, el barrio Gòtico, Santa Caterina, la Rivera y la Barceloneta).

Para regular esta afluencia, el Ayuntamiento ha diseñado un plan de actuación durante los próximos cuatro años, que contempla 33 actuaciones por valor de 44 millones de euros. La mitad de ese monto estará destinado a proyectos urbanísticos, que se espera que mejoren la movilidad, aumenten la disponibilidad de espacio público e implementen la calidad del transporte público.

También se ha diseñado un plan a corto plazo, para aplicar antes de que empiece la temporada alta de este verano. Se actuará, con un presupuesto de 12 millones de euros, en tres zonas específicas: Sagrada Família, la Boqueria (20 millones de visitantes anuales cada uno) y el Park Güell (4,5 millones).

El objetivo es regular la movilidad y afluencia de gente mediante “la ampliación de agentes cívicos, más limpieza, refuerzo de la seguridad, el control de la venta ambulante y un programa de apoyo al comercio de proximidad”, según ha resumido Valls.

En concreto, tanto en la Boqueroa como en Sagrada Familia se ampliará el número de agentes cívicos para asegurar la movilidad de los visitantes y “evitar estancamientos” de gente. También se impulsará, tanto en el templo como en el Park Güell, que sólo se vendan entradas por Internet, para reducir así la presencia de gente que va a comprarlas presencialmente.

Igualmente se regularán ciertas actividades irregulares, como el top manta o el uso de drones que, según el consistorio, cada vez son más frecuentes en zonas de la ciudad. Para ello, se prevé aumentar el número de agentes de la Guàrdia Urbana. También se prevé mejorar los accesos del metro, reordenar el mobiliario público y mejorar el transporte público.

El objetivo del consistorio es generar actuaciones a más profundas y a largo plazo. Por ello, ha creado la figura de las EGA, que las dota de reconocimiento normativo y permite al Ayuntamiento tomar decisiones de manera más flexible y acotada, sin tener que regirse por los planes de uso del distrito en el que estén.

Pero, por ahora, Valls no ha concretado cuáles serán estas acciones. De hecho, en el plan de actuación hay casi dos millones de euros destinados a la recopilación de datos para “analizar” las dinámicas de cada EGA. “Serán acciones de gestión e impacto del turismo”, ha dicho. La idea es mejorar la seguridad y la limpieza, así como generar usos mixtos de los espacios. “Por ejemplo, proponiendo actividades infantiles o mercados locales para hacer que los vecinos volvamos a zonas por las que hace años que no pasamos”, han especificado.

También pretenden ampliar las multiinspecciones para “regular la proliferación” de negocios turísticos y tiendas cannábicas, así como “esponjar el espacio público” detectando negocios que se saltan la normativa de ocupación de las aceras y eliminando mobiliario público que ha quedado “desfasado o está en desuso”.

Barcelona es nuestra casa. Y la vuestra”

La puesta en marcha del plan de regulación de las EGA ha coincidido con una campaña de turismo responsable. “Se trata de promover el respeto en términos cívicos”, ha apuntado Valls. El lema es “Barcelona, our home. And yours” (Barcelona es nuestra casa. Y la vuestra). “Nos hemos alejado de las campañas más agresivas de otras ciudades porque no necesariamente han tenido buenos resultados”, han apuntado desde el consistorio.

Así, Barcelona apuesta por la “sinceridad” y dejar claro al visitante que se espera de él respeto. Igualmente, instalarán cartelería en las entradas de la ciudad y hablarán con los operadores turísticos para que informen al visitante de que hay espacios muy masificados de la ciudad. “Tenemos que avisarles de que no hace falta que vayan a la Boqueria porque la experiencia que tendrán no será positiva”, ha apuntado Valls, que apuesta por redirigir al turista a otros espacios de la ciudad sin tanta fluencia.

Preguntado sobre si la presencia de visitantes en la ciudad es un problema, el cuarto teniente de alcalde ha reconocido que “se está empezando a llegar al límite”, pero asegura que todavía no se ha alcanzado un punto de no retorno. “Poner límites a las cosas es complicado. Calificar si una cifra es sostenible o no es difícil. Tenemos que tener inteligencia y ubicar a la gente en otros sitios”, ha remachado.