Este lunes por la noche estaba previsto el desalojo de la Nueva Rimaia, en el número 12 de la Ronda de Sant Pau de Barcelona. Ante la posible intervención de los Mossos, el colectivo que gestiona la ocupación celebró conciertos y performances ante decenas de personas, entre los que se contaban vecinos, que apoyaron la resistencia, de más de medio año; el inmueble fue ocupado el pasado mes de marzo tras una manifestación en homenaje al activista Pablo Molano.
Finalmente, el desahucio no se produjo pero la Nueva Rimaia sigue en la cuerda floja, y más después de que el juzgado de instrucción número 31 de Barcelona haya desestimado este miércoles la petición del Ayuntamiento de Barcelona de suspender el desahucio de la espacio.
El consistorio había hecho llegar al juez una solicitud a través de la Unidad de Exclusión Residencial para que considerara la situación de “vulnerabilidad” de las familias que viven en el inmueble. Según fuentes cercanas a la ocupación, habría tres menores en el espacio; en el edificio viven desde la pasada primavera varias familias, y hay también un espacio de crianza, además de diversas entidades.
El Ayuntamiento argumenta haber hecho “todo lo posible” este meses para evitar el desalojo: los contactos con el propietario no han fructificado y la intención del consistorio de hacer del bloque de pisos “parque de vivienda pública” ha quedado barrada. El edificio, propiedad de un grupo inmobiliario, ha sido ocupado en más ocasiones durante los últimos años ya que ha seguido vacío después de los últimos desalojos, según informa el consistorio.
La Nueva Rimaia, heredera de varias ocupaciones –una de ellas también en la finca actual, desocupada en 2015 en menos de 24 horas– en Barcelona informó vía redes sociales que prepara su resistencia rellenando el espacio con actividades de otros colectivos: este martes Cruïlles hizo su encuentro semanal ante el inmueble ocupado.