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La última cabina de teléfono clásica de Barcelona será rehabilitada y convertida en punto de intercambio de libros

La cabina, en la calle Lledoner del barrio de Sant Genís dels Agudells

Pau Rodríguez

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La última cabina de teléfono antigua de Barcelona, de las que tienen puerta, techo y paredes acristaladas, será definitivamente preservada. El Ayuntamiento ha anunciado un acuerdo con Telefónica para su cesión a la ciudad, después de que en 2017 una vecina alertara de que esta era la única que quedaba de ese modelo y empezase una campaña para salvarla. 

La cabina de teléfono 8595-A está ubicada en la calle Lledoner, número 2, en el barrio de Sant Genís dels Agudells. Esta semana la comisión de Govern ha dado el visto bueno a aceptar esta donación. Este lunes está previsto que los operarios del distrito procedan a retirarla y trasladarla al depósito municipal para rehabilitarla. Una vez reparada, su nueva ubicación será la plaza Meguidó, a unos 400 metros. 

En Barcelona quedan todavía más de 500 cabinas de teléfono, pero todas ellas son ya abiertas, ninguna en forma de caja como la de Sant Genís. Esto la ha convertido en una suerte de icono del barrio, blanco de fotos y selfies de los curiosos e incluso un punto habitual para rodajes audiovisuales. En 2018 los vecinos organizaron un festival de cortometrajes con la cabina como protagonista. 

La preservación de la cabina no se entendería sin la campaña que inició una vecina, Anna Farré, que en 2017 impulsó una recogida de firmas y se alió con las entidades del barrio para salvarla. Aquel pulso logró que el distrito de Horta-Guinardó, en colaboración con la asociación de vecinos y el Centro Cívico Casa Groga, organizase una consulta ciudadana para decidir qué había que hacer con la cabina. El Ayuntamiento, por su parte, se comprometió a adquirirla para destinarla al uso decidido. 

La consulta puso a votación tres opciones, entre allas una línea directa con el teléfono 112, un punto de wifi o un espacio de intercambio de libros, lo que se conoce como bookcrossig. Esta última fue la que ganó. Que hubiese un uso concreto para la cabina era una de las condiciones que Telefónica puso desde el principio para cederla a la ciudad, pero no fue hasta este mes de febrero cuando la compañía manifestó su voluntad de entregarla, según el consistorio. 

Los primeros teléfonos públicos se instalaron en Barcelona en 1966 con ese modelo con puertas y techo. Con el cambio de siglo, quedaban unas 500 de ese tipo, que se fueron sustituyendo por las que no son de cabina, sino solamente con cobertizo. La demanda de este servicio en España se ha desplomado y las cabinas han dejado de ser un negocio desde hace años. Aún así, la obligatoriedad de que exista este servicio es vigente hasta 2021.

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