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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

El fracaso de Barcelona como sede para la Agencia Europea del Medicamento se convierte en arma electoral

La ministra de Sanidad, Dolors Montserrat; el ex teniente de alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, y el secretario general del Departamento de Salut de la Generalitat, Albert Serra

Yeray S. Iborra / Carla Benito

Desde este lunes, los partidos políticos disponen de una nueva arma arrojadiza en la carrera hacia el 21-D: la eliminación de Barcelona –a las primeras de cambio, además– como candidata a la sede de la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés). El anuncio de la caída de la capital catalana en la primera ronda de votaciones ha desatado una cascada de reacciones políticas bajo una idea compartida: la inestabilidad ha pasado factura al proyecto.

La situación política en Catalunya ha resultado una alargada sombra para la candidatura de Barcelona a la EMA. Unos días atrás, el Financial Times ya puso sobre la pista a la candidatura de que la capital catalana se quedaría fuera de la carrera por las tensiones internas. En ese momento, ninguna administración quiso dar por por válido el argumento del diario. Pero este lunes, horas antes de la proclamación de la sede, esas mismas administraciones –incluido el Ayuntamiento de Barcelona– han rebajado las expectativas, conscientes de la penalización que podía suponer el conflicto político.

Una vez se ha conocido el fracaso de Barcelona como candidata, a primera hora de la tarde, los partidos han arremetido con dureza los unos contra los otros. Si bien la campaña por los comicios del 21 de diciembre no arranca hasta dentro de semana y media, las formaciones no han perdido la oportunidad de marcar perfil con el fracaso de la candidatura de la capital catalana como telón de fondo.

Los reproches tras la pérdida de toda opción de Barcelona para acoger la Agencia Europea del Medicamento, han llegado desde Barcelona, Madrid y Bruselas. Los partidos unionistas han culpado al expresident Carles Puigdemont y el Govern cesado y su pulso independentista del batacazo de Barcelona. Los soberanistas han atribuido la eliminación de la candidatura a la injerencia del Gobierno de Mariano Rajoy, además de a la represión del 1-O y a la aplicación del artículo 155.

La primera que ha culpado al independentismo del resultado de Barcelona ha sido la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat. “Me atrevo a decir que este es quizá uno de los daños directos que nos ha podido llevar el independentismo, pero que ahora, más que nunca, todos tenemos que trabajar unidos”, ha declarado.

En la misma línea, pero con más contundencia, se han expresado el PP y Ciudadanos, que han culpado al ex president Puigdemont de haber lastrado las opciones de Barcelona. Desde su cuenta oficial, los populares han explicado que las “malas noticias” sobre Barcelona y la EMA son un “nuevo fracaso de Puigdemont y del proceso independentista”. El líder de Ciutadans, Albert Rivera ha evidenciado “rabia” por el “golpe separatista” que ha dejado a Barcelona y a España sin la EMA. “Paremos esta ruina”, ha dicho Rivera.

Por su parte, el propio expresident Carles Puigdemont, ha citado el artículo 155 y su aplicación como culpables de la derrota. “Además de erradicar el autogobierno, ahora ya pueden sumar empobrecer el territorio”, ha expresado, vía redes sociales y desde Bruselas, Puigdemont. El hasta ahora conseller de Salut, Toni Comín, ha culpado, por su parte, a “la represión, el autoritarismo, la falta de calidad democrática del Estado español y también la corrupción”.

Entre el fuego cruzado, unas pocas voces conciliadoras. Entre ellas, las del ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis, que ha felicitado a la candidatura por el trabajo realizado, aunque en la cola de su mensaje ha hecho una referencia a la situación política actual. “La estabilidad y la unidad son un valor hoy más que nunca”, ha apuntado. También se ha expresado en el mismo sentido el ex coordinador del proyecto en el Ayuntamiento de Barcelona, el socialista Jaume Collboni, que ha escurrido la responsabilidad del consistorio en la derrota de Barcelona. “No es día de tirarse platos por la cabeza. Barcelona está preparada para nuevos retos”, ha zanjado.

Tan sólo el líder de Podemos, Pablo Iglesias, ha dejado al margen la cuestión nacional y ha respaldado la labor de la alcaldesa Ada Colau. “Me resisto a pensar que todo lo que pasa en el mundo tenga que ver con Catalunya”, ha dicho Iglesias.

Expectativas rebajadas horas antes del anuncio

Poco antes de la decisión que ha dejado fuera a la capital catalana como sede de la Agencia Europea del Medicamento, las administraciones coincidían: Barcelona era la mejor preparada técnicamente –y una de las favoritas– pero la actual situación política podía tener influencia en la decisión final.

Desde el Gobierno, la misma Dolors Montserrat –presente en Bruselas a lo largo de la jornada– había declarado que el independentismo no lo había puesto fácil para que Barcelona fuese la sede de la EMA. “Nosotros no hemos abandonado a los catalanes a la suerte del independentismo: la partida aún está en juego”, apuntaba.

El primer teniente de alcaldía de Barcelona, Gerardo Pisarello, que desde la pasada semana ostentaba la coordinación del proyecto de la EMA tras la división del organigrama municipal sin el PSC en el Gobierno, ya había advertido de que se harían “lecturas políticamente interesadas” a la hora escoger una u otra ciudad de las diecinueve candidatas existentes.

¿Qué pierde Barcelona sin la EMA?

Actualmente, en Londres trabajan 900 personas de manera fija. De esos especialistas, de muy difícil sustitución, un 55% tienen pareja y en total suman 648 hijos, la mayoría en edad escolar. Los sueldos que perciben rondan los 5.000 euros de media. Además, la EMA cuenta con un presupuesto de 340 millones de euros al año. Estas son algunas de las cifras de las que no se beneficiará Barcelona, tras su eliminación en primera ronda. Finalmente dichos trabajadores se trasladarán a Ámsterdam, la nueva sede de la EMA desde este lunes.

Si bien el movimiento económico asociado a los trabajadores que se hubiesen trasladado a la capital catalana sería el principal activo que perderá Barcelona, la ciudad tampoco contará con la red de 1.600 empresas asociadas –y 40.000 visitantes anuales– que se podrían haber traducido en nuevas oportunidades para empresas locales que pudiesen entrar en la órbita de la Agencia Europea.

Estas cifras, que suponen una fuerte inversión económica, han hecho que hasta diecinueve ciudades de la Unión Europea se hayan presentado como candidatas, Barcelona entre ellas, y con un mal resultado que ha dado un pistoletazo de salida avanzado a la campaña electoral del 21-D.

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