La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha mostrado su rechazo a la ampliación del aeropuerto del Prat, después de que la semana pasada la Generalitat y el Gobierno llegaran a un acuerdo sobre el futuro del aeródromo. En una carta publicada este lunes en El País, Colau apunta que la ampliación supondría un incremento de las emisiones en Barcelona de entre el 60% y un 80%, y asegura que es “una mentira” que el Prat se convertirá en el aeropuerto “más verde de Europa”.
“No nos traten de tontos”, añade la alcaldesa de la capital catalana, que recuerda que “las únicas certezas” de la ampliación son “la destrucción de la zona protegida de La Ricarda, el incremento de vuelos (más emisiones) y la llegada de 20 millones de pasajeros más, esencialmente turistas”.
Colau opina que las afirmaciones sobre la reducción de las emisiones contienen más “magia” que realidad –ha comparado el aeropuerto con un “unicornio”- y también carga contra Aena. “Los que defienden la ampliación dicen que será muy buena para la economía; mi pregunta es ¿Para quién? Quizás para las empresas y fondos que constituyen la mitad privada de Aena y que buscan el beneficio a corto plazo”, subraya. “Lo único que es seguro es que incrementará el turismo y, por lo tanto, el trabajo temporal y precario, además de nuestra vulnerabilidad de depender todavía más de la riqueza que nos llegue de fuera”, añade.
En el mismo escrito, la alcaldesa de Barcelona lamenta que el acuerdo sobre la ampliación se haya cerrado “en secreto, en pleno mes de agosto y de espaldas a la ciudadanía”. “Se ha levantado una alarma social plenamente justificada; no sé exactamente a quién interesa esta ampliación, pero tengo claro que a la mayoría de la ciudadanía de Catalunya no”, asegura.
Según Colau, el proyecto representa “la economía del pasado, un modelo depredador e insostenible que genera desigualdad”. “Lo que necesitamos es invertir en Cercanías, en el corredor mediterráneo y en sustituir todos los vuelos de corta distancia por trenes de alta velocidad”, defensa.
Para la alcaldesa de Barcelona, hay un “consenso ecologista” en Catalunya que tiene como principal objetivo “reducir en un 50% las emisiones para el año 2030”. “La única economía que tiene futuro es aquella que tiene como prioridad la protección de la vida y la reducción de las emisiones a partir de hoy, y no mañana”, destaca.
En este sentido, apuesta por un modelo “basado en las energías renovables y la inversión en I+D+I”. “Tenemos la responsabilidad y la oportunidad de liderar un proyecto económico de futuro que evite el desastre climático y genere puestos de trabajo de calidad”, asegura, subrayando que Barcelona “no venderá su alma” al primero que se presente con “un talonario envenenado”.