El grupo inversor propietario del Hotel Arts de Barcelona ha arrasado en la subasta que se ha celebrado este lunes para adjudicar 26 locales comerciales en el Front Marítim, una de las zonas más cotizadas de la capital catalana. Del total de lotes sacados a puja, los gestores del Arts han conseguido quedarse con 24 inmuebles, la mayoría de ellos pertenecientes a locales de ocio nocturno y restauración, como las discotecas Pachá y Catwalk, varias de ellas situadas a primera línea de playa.
Los holandeses ABP Investments, el grupo de capital singapurés GIC y el gestor hotelero Host Hotels & Resorts, los tres operando a través de la empresa Hovisa que dirige el hotel Arts situado en las inmediaciones, han conseguido consolidar los espacios que ya controlaban, como el Casino, y además se han llevado las piezas que mejor les encajaban a sus proyectos inversores gracias a una capacidad económica muy por encima de los precios de salida. El conjunto de lotes llegaba a la subasta por un valor inicial de casi 69 millones de euros y el grupo ganador había ofrecido por algunos locales que le interesaban doblar e incluso triplicar su precio.
Con esta operación, ya avanzada en mayo pasado por Crónica Global, el fondo ha conseguido descabalgar a algunos de los gestores que llevaban décadas en los locales subastados en régimen de alquiler y que ahora pretendían tomar el control definitivamente participando en la subasta. Algunos de estos operadores ya habían tratado de paralizar el proceso de venta mediante acciones legales al considerar que tanto la subasta como la partición de los lotes beneficiaba al grupo inversor. Además anuncian que ejercerán su derecho preferente como arrendatarios.
Los terrenos y locales de esta zona, muy próxima al Hotel Arts y al Casino, pertenecen al Ministerio de Hacienda, que los cedió a la ciudad en una concesión a 30 años que finalizaba en 2019 y que hace tiempo perseguía desprenderse de ellos para ganar liquidez. El proyecto empresarial pretende ampliar las instalaciones de ocio y de turismo de lujo por toda la zona, que en los últimos años se había percibido como degradada y escenario de peleas violentas. Sin embargo, la cercanía con la playa y el puerto Olímpico ha puesto en pie de guerra a las entidades vecinales como la Confederación de asociaciones de Vecinos de Catalunya (CONFAVC), la Federación de Asociaciones de vecinos de Barcelona (FAVB), y también a algunos partidos de la oposición, que consideran que la subasta es un paso definitivo en la privatización del litoral.
Por parte del Ayuntamiento de Barcelona, sin embargo, se ha negociado con el Gobierno central la prórroga de hasta cinco años de las concesiones de algunos locales, como la discoteca Opium, una de las más grandes, además de obtener el compromiso de que el Estado cederá una parte de los terrenos de la ampliación del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), por lo que finalmente el consistorio dio luz verde a la subasta del resto de locales.
Los inversores inmobiliarios y turísticos consideran que tanto la estratégica ubicación como la cercanía a infraestructuras de ocio convierte la zona en una mina de oro que se revalorizará en los próximos años, más aún si se reduce el número de los locales y metros cuadrados destinados a los servicios. Cuentan además con que el Ayuntamiento acabará remodelando la zona, tal y como le reclaman desde hace tiempo tanto los operadores como los vecinos, aunque en sentido dispar, lo que aún podría hacer más atractiva esa zona del litoral. El grupo que se ha hecho con los 24 nuevos locales cuenta además con la cercanía de la torre hotelera donde se ubica el Arts, lo que le permite ampliar el complejo y rentabilizar muy pronto la inversión.