“¡Solidaridad con las mujeres musulmanas!”o “¡Islamofobia, ni aquí ni en ninguna parte!” han sido las principales consignas que, entre aplausos, se han podido escuchar este jueves 1 de septiembre ante el Consulado francés en Barcelona, donde más de cincuenta personas se han concentrado para apoyar a las mujeres musulmanas en su derecho a escoger cómo vestir por el espacio público.
El motivo del acto son las prohibiciones que han impuesto unos veinte municipios franceses contra el bañador integral —popularmente llamado 'burkini'— actualmente suspendidas por el Consejo de Estado de Francia por vulnerar el derecho fundamental a la libertad religiosa.
La manifestación ha sido convocada por Unidad Contra el Fascismo y el Racismo, un movimiento social asambleario que lucha para impedir el avance de formaciones políticas de ultraderecha. El colectivo ha leído un manifiesto que se reafirma en su compromiso contra la islamofobia, rechazando las prohibiciones del bañador integral en Francia, así como los posibles casos aislados que se hayan podido producir en Catalunya. Estas prohibiciones son, según una de sus miembros, Fathia El Mouali, “un ataque contra los derechos humanos”.
El colectivo defiende que la polémica alrededor de esta prenda de ropa ha producido un “peligroso rebrote de argumentos islamófobos de todo tipo”, que se ha extendido también en Catalunya, incluidos los espacios progresistas. David Karvala, uno de los portavoces de Unidad Contra el Fascismo y el Racismo, explica que dentro de la izquierda “hay una confusión sobre el Islam”, una falta de comprensión del laicismo que acaba presentándose como un “ateísmo impuesto”, que va contra las libertades religiosas de los ciudadanos y ciudadanas.
La concentración ha contado con la participación de diversos representantes de los grupos políticos catalanes, que también han expresado su apoyo a través de la red social Twitter:
El debate más polémico: ¿Una decisión libre?
El rechazo por parte del feminismo hacia las políticas islamófobas, ilustrado por pancartas que han reivindicado que “con racismo no hay feminismo”, también ha sido uno de los protagonistas de la jornada. “Yo creo que ninguna persona aceptaría que alguien viniera de fuera a decirle cómo debe pensar o vestir”, argumenta El Mouali, en relación a las críticas a las creencias musulmanas por parte de algunos sectores del feminismo europeo.
Karvala argumenta que desde Unidad contra el fascismo y el racismo son conscientes que dentro de la comunidad musulmana hay todo tipo de hombres: desde aquellos “muy machistas, hasta hombres muy abiertos y progresistas, igual que entre la gente no musulmana”. Aún así, esto no justifica, según Karvala, que se tomen medidas “contra las mujeres musulmanas”. De hecho, tal como ha explicado El Mouali, a veces la consecuencia de prohibir cualquier tipo de prenda que vistan las mujeres musulmanas, es “hacernos volver a casa otra vez”, es decir, evitar que estas personas se sientan libres de circularse por el espacio público o, en el caso francés, de bañarse en la playa, entre otros ejemplos.
Además, Karvala cuestiona que sólo se cuestione si estas decisiones son libres en el caso de las mujeres musulmanas: “Si de repente muchas mujeres llevan piercings, van con el ombligo al aire o usan talones, a pesar de que si son muy altos pueden ser peligrosos para la salud, es una decisión libre? No, también viene condicionada por la sociedad”, argumenta.
La solución para erradicar el machismo presente dentro de las mismas comunidades musulmanas es, según Karvala, apoyar a estas mujeres para que se sientan libres de tomar sus propias decisiones, pero siempre huyendo de imposiciones estatales. Por otro lado, el activista explica que muchas mujeres llevan el hiyab o el bañador integral porque quieren. “Para mí el velo ha sido una manera de reivindicar la libertad de la mujer frente a las imposiciones”, explica El Mouali, quien añade que las prohibiciones de llevar el bañador integral en municipios franceses favorecen, precisamente, a los sectores musulmanes más conservadores.